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"¿Cómo pueden estar tan seguros de que ese tipo vendrá aquí?" Demandó Stiles. Allison y Chris intercambiaron miradas y suspiraron antes de sacar una carpeta deshilachada. Objetivo logrado, pensó Stiles sin alegría.

Pasó los dedos por la cartulina y deslizó la carpeta sobre la superficie del mapa. La abrió y frunció el entrecejo de inmediato. Parecía un viejo caso policial. La fotocopia de uno, por lo menos. Sobre una familia y un incendio - las palabras fuego y Kate estaban escritas en rojo a lo largo de la parte inferior – que pasó un año después de lo que pasó con su madre.

Stiles miró a los Argents, todavía frunciendo el ceño. Allison levantó la mano para pasar unas pocas páginas hasta un informe más nuevo, una foto (una foto de acosador, una tomada desde los arbustos en la esquina, santo Dios, los cazadores podían ser tan espeluznantes) de un hombre con espalda ancha usando chaqueta de cuero estaba sujeta con un clip en la parte superior.

"Genial, tienen una foto de Danny Zuko, ¿Y?" Preguntó Stiles rodando los ojos.

"Es un Hale. El último de ellos. Su hogar era Beacon Hills hasta hace una década," Explicó Allison. "Hubo una serie de muertes allí, y algo de actividad extraña que parecen ser nuevos lobos, hace apenas medio año. De alguna manera todo se mantuvo contenido, pero si es un Hale y tiene un nuevo equipo, debemos asegurarnos de neutralizarlos. Si él está detrás de esas muertes, él y cualquier equipo que tenga ahora tienen que ser derribados."

La nariz de Stiles se arrugó ante la sensación casi personal que esto le provocaba. Miró de nuevo el expediente y notó otra página. Éste tenía la imagen del perfil lateral de una mujer joven, su largo pelo castaño cubría la mayor parte de su rostro. Estaba escrito que su ubicación era Argentina, pero no había nombre. ¿Pero los Calaveras la habían enviado con Hale? Parecen los dos "últimos", pensó Stiles con sequedad. Levantó la inútil foto de Danny Zuko para ver el nombre, sin mucha esperanza de que hubiera uno, igual que con el expediente de la chica.

Se congeló.

Centavo por docena. Simple. Un par de cientos de nombres allá afuera podrían encajar, pero...

La idea de Chris o Allison pasando una bala o flecha por su cabeza hizo subir bilis hasta su garganta. Cuando levantó la vista, Allison y Chris parecían resignados, obviamente sabiendo qué estaba por venir.

"Yo me encargo,"

"Ir solo no es-" Chris intentó sin mucho esfuerzo. Lo cual fue inteligente, porque Stiles estaba escupiendo ácido.

"¿Y si su nombre fuera Victoria?"

Allison y Chris se tensaron, su lenguaje corporal mostraba seriedad. Bien, pensó con rencor.

"Puedes encargarte. Pero espero actualizaciones constantes sobre la situación, y si no me las das, estaré sobre tu trasero antes de que puedas voltear la cabeza," Advirtió Chris con sus ojos azules, estrechos y helados.

"Ah, Christopher, eso es muy dulce, pero sabes que el Daddy Kink no es mi estilo," Stiles sonrió con ligereza. "Tú tampoco eres la Matriarca. No tienes las tetas necesarias."

Chris bufó en disgusto y tiró del mapa en un rollo arrugado antes de levantarse e irse enojado. Estaba murmurando algo por lo bajo, pero Stiles no necesitaba oírlo para saber el contexto (o el contenido, el cual seguro implicaría muchas maldiciones).

"Realmente desearía que no lo molestaras así," Suspiró Allison. Objetivo bonus logrado, pensó Stiles irónicamente. "Como Matriarca, estoy de acuerdo con él."

Stiles agitó la mano negligentemente. "He ido de cacería solo antes."

"Fue una."

"Semántica." Mientras se alejaba de la mesa, suavizó los rasgos en su sonrisa arrogante y mierdera para distraerla de sus manos temblorosas. Allison extendió su mano. El movimiento fue muy rápido, ella lo tomó del codo. Nunca sería tan rápido como Allison. Sin embargo, él también era peligroso de muchas otras formas, y podía ser igual de frío. Su bonita cara se veía solemne con sus cejas levantadas con duda. "Stiles, no... no juegues con fuego," Susurró Allison, sus ansiosos y oscuros ojos deslizándose hacia la espalda de su padre. "Sé cómo empezó, pero no puedes dejarlo ir más lejos."

"Vamos, Ally, cada cazador usa un poco. Demonios, cualquier Harry o Sally tiene suficiente chispa como para dejar detrás una línea de cenizas." Stiles replicó rodando los ojos tan fuerte que le dolió.

"Suficiente chispa para hacer una línea, pero no la suficiente como para crear más cenizas de la nada," Susurró Ally frustrada.

Stiles levantó de nuevo las cejas. "Nunca es de la nada. ¿No recuerdas las Leyes de Transfiguración de Hermione? Qué vergüenza."

"Esto no es el jodido Harry Potter," gruñó la Matriarca.

Stiles no pudo evitar que una sonrisa burlona y súbita se deslizara sobre sus labios. Hace unos años atrás, esta situación exacta había tenido lugar durante una cacería. Stiles no tenía chispa, no, él tenía un horno, un infierno que ardía dentro de él. Había muchas probabilidades de que, si Claudia y John Stilinski nunca hubieran muerto, la chispa en Stiles nunca habría despertado, sino que se habría quedado como brasas ardiendo bajo la pesada ceniza de una vida mundana. Pero desde que la encontró, Stiles se había hecho adicto a poner los límites a prueba y romperlos. Allison lo conocía demasiado bien como para no notar la adicción. Su vertiginosa conmoción y asombro todavía se mostraba a través de las grietas de su caparazón, pero la sobria realidad era que el título de Matriarca había dividido su lealtad en dos: a Stiles y a su forma de ser un Argent.

Lentamente, Stiles extendió su mano y la colocó sobre la más pequeña de ella.

"No te preocupes, Ally. Yo no fui elegido."

Las facciones de Allison se congelaron, dolidas, y él utilizó ese momento para sacudirla. Se levantó y caminó a su habitación, pasando por el rincón de la sala de estar donde estaba el árbol de Navidad que centelleaba inocentemente. Allison y él lo habían decorado, riéndose y tonteando por el vino caliente y los villancicos de Alvín y las ardillas que sonaban desde el Spotify de Stiles. La pegajosa estrella de plástico comprada en Walmart estaba torcida, haciéndole reír en silencio.

Giró para llegar a las escaleras antes de que las luces baratas pudieran recordarle al menorah que su madre solía encender con él.

Ash Buried Under Snow  //  SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora