Capítulo 10: Tus sonrisas son mi mayor tesoro.

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Cuando Estuve dentro de la patrulla me dejaron en los asientos de atras, tenia puestas unas esposas que estaban lastimando mis muñecas a más no poder, no tenía culpa de nada si en verdad estaba acá por “agresión” no me arrepiento de romperle la cara a ese imbécil el solo recordar hace que mi sangre hierva apoyé mi cabeza en una de las ventanas y cerré mis ojos teniendo la esperanza de que fuera un mal sueño.

Abrí mis ojos apresuradamente cuando uno de los oficiales golpeó la ventana donde estaba recostada y abrió la puerta ya habíamos llegado a la estación de policía, espero que aqui me den todas las respuestas que necesito, me bajaron de la patrulla y los oficiales me tomaron fuertemente los brazos y me dirigieron a la entrada de la estación, estando dentro el oficial con el que hablamos ayer se paró delante mío y sonrió con pena.

-”¿Sabe por que esta acá?”

-”No tengo ni puta idea, sus oficiales interrumpieron mi desayuno de forma horrible, como si fuera una criminal, pero ya que usted pregunta qué estoy haciendo aca, porque no entiendo.”

-”Señorita Jauregui, el señor Alejandro Cabello ayer estuvo hablando con el abogado de el y dijo algunas cosas sobre usted que hizo que tuviéramos dudas sobre usted.”

-”¿Qué dijo él?”

-”Va a tener que esperar, acompáñeme a mi despacho y trataré de aclarar sus dudas también estará el señor Alejandro así que va a tener que ser paciente.”

-”Voy a tratar, pero como le creyeron si usted se acercó y me dijo que era peligroso, ¿acaso usted tiene algún vínculo con Alejandro?”

-”Ya le dije que hablaremos en el despacho, no contestaré nada relacionado con el tema aquí, señores llévenla a mi despacho después vayan por Alejandro y llevando también ahí, en un rato subo.”.- Le dijo a los oficiales en una orden.

Los oficiales tiraron de mi brazo y me llevaron por un largo pasillo donde había oficinas, sonidos de telefonos y voces cansadas atendiendo despues de caminar por todas esa oficinas me llevaron al despacho, abrieron la puerta y me sentaron en una de las sillas al frente de un escritorio, me esposaron a esta y se fueron cerrando la puerta con fuerza, no me quedó de otra que esperar y tratar de mantener calma, pensar en Alejandro me da jaqueca, en poco tiempo llegaron los mismos oficiales con Alejandro cuando me vio no pudo evitar soltar un gruñido.

-”El jefe no tarda en llegar, traten de no matarse mientras llega.”.- Dijo uno de ellos, causando risa en su compañero.

-”Muy gracioso James, puede retirarse y hacer su trabajo.”.- Dijo el “jefe” entrando al despacho, el oficial se tragó su risa y salió apresurado.-”Disculpe por el molesto comentario, ahora señor Cabello dígale a la señorita Jauregui lo que le dijo a su abogado.”.- Alejandro se puso pálido pero después asintió notablemente nervioso.

-”Oficial, la señorita Jauregui se aprovecha de mi hija hace unos días no volvió a casa y a la mañana siguiente llegó con la excusa de que se había quedado “ensayando” con la banda, pero yo fui astuto oficial y seguí a mi hija pude ver que la señorita Jauregui la llevaba a su casa y se quedaban ahí haciendo Dios sabe qué y salían por la noche cabe  resaltar que muy tarde y la llevaba cuando quería a casa, hasta donde yo tengo entendido está prohibida la relación de amistad o amorosa entre maestros y estudiantes.”

-”¿Señorita Jauregui Es esto cierto?”

-”Primero no me aprovecho de Camila, ella es mi amiga pasó tiempo con ella y totalmente normal y segundo no soy maestra, no tengo ninguna licenciatura si usted desea investigue.”

-”¿Señor Cabello usted tiene pruebas de lo que dice?”

-”Mi abogado tiene un video donde mi hija y la señorita presente se están besando en el auto enfrente de mi casa, justo después del incidente.”

ENTRE CUERDAS - CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora