Capítulo 1: Una señora con mal carácter y un gran bigote.

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Me encuentro aquí, en el tribunal de justicia, como toda una verdadera criminal, cuando lo único que hice fue mojar a dos niños, con un balde lleno de agua a las 2.50 de la tarde...Sip, esta es la justicia de hoy en día, no arrestan al que violo a una niña y a mí por poco me mandan a la horca..., pero que hacerle, este es el momento de sonreír y asentir a todo lo que me digan...

15 minutos más tarde...

Recuerdan lo que dije de sonreír y asentir? Bueno pues resulta que no deben hacerlo en el momento en el que el abogado del otro equipo te pregunta si estabas drogada..., créanme, mala elección. Pero por Dios!!! Tengo 16 y nunca me he metido en líos!! Acepto que mi modo de vestir de colores no es muy normal y puede que parezca drogada por ello, principalmente teniendo en cuenta que hoy llevo una zapatilla roja y otra amarilla, pero entiéndanlo!!! Hay veces que uno sale apurado y no logra encontrar las dos zapatillas del mismo par, pero no por eso quiere decir que me drogue!!

Gracias a Dios y todos los ángeles del cielo, mi abogado defensor supo justificarme y podré dar mi testimonio para evitar ir presa...Espero que esta vez no empiece a hablar disparates y a irme de mambo como siempre..., o en vez de la cárcel me enviaran al sauce (el loquero local).

Me llaman desde dentro del tribunal, desde dentro de la corte de justicia, y doy gracias porque lo hagan, porque este lugar de espera es frio y da escalofríos con esas imágenes de gente vieja con peluca, seguro que ellos hicieron que los piojos se expandiesen por el mundo gracias a ellas. Abro la gran puerta de roble macizo, y al ser tan pesada decido que es mejor empujar con todas mis fuerzas, mala idea, y como lo sé? Pues teniendo en cuenta que mi cara acaba de conocer bien de cerca el suelo, se podría entender que no ha sido un muy buen comienzo con el juez. Me levanto del suelo y agradezco a mi largo cabello por cubrir mi sonrisa de oreja a oreja, la verdad es que haberme caído en la corte de justicia ha sido una experiencia extrañamente divertida, y si la gente viese que me rio de ello, asumirían sin pensárselo dos veces que verdaderamente estoy drogada...

- Disculpe señor juez. – Digo al levantarme del suelo y dirigirme a mi asiento.

- Jueza, señorita Stuart.

Ups! Al parecer es mujer..., pero no me jodan!! Ese bigote no puede ser de mujer!! Yo soy bastante peluda en partes como las axilas, pero nunca había visto semejante bigote en un hombre, imagínense que lo voy a haber visto en una mujer!!! Me abstuve de hacer algún comentario fuera de lugar y decido que mi mejor opción es sentarme en mi asiento, aunque sea horriblemente bordo, y tenga una apariencia amenazante. Parece ser que mi culo saldrá adolorido de este asiento. La sala, es bastante grande, pero aun así es más chica de lo que me gustaría, ya que los niños que destrozaron mi ojo derecho se encuentran a menos de 5 pasos de romperme el izquierdo. Les explicare las ubicaciones, así comprenden mejor mi crisis de pánico por la situación. Frente a mí, se encuentra la jueza bigotuda y mala onda, a mi derecha mi abogado, y a mi izquierda las madres de los niños, los niños y sus abogados, y sobre mi cabeza una hermosa y enorme araña de cristal que amenaza con aplastarme en cualquier momento. Así es, si salgo viva de esta, deberé hacer algo muy importante para compensar a mi angelito de la guarda, o entregar mi experiencia al directo de mil maneras de morir...

- Señorita Stuart, debido a que aparentemente usted ha cometido un pequeño desliz en nuestra entrevista anterior, la corte ha decidido darle la oportunidad de explicar con sus palabras lo que paso ese 19 de agosto a las 2.50 de la tarde.- Hablo la jueza bigotuda, mientras me miraba con esa cara de "Yo lo sé todo y no podrás mentirme".

- Pues vera señora jueza...

- Señorita.

Pongo mala cara y al instante sonrío, será mejor complacerla ya que ella será quien decida si me pudro o no en la cárcel. Será mejor que por una vez en mi vida deje de cagarla...

- Disculpe, señorita jueza. – Digo agachando la cabeza y sonriendo de la forma más falsa que puedan imaginar.- Como decía, lo que sucedió es, simple corto y sin rodeos que vi, a los señoritos aquí presentes, peleándose a las piñas en plena calle juan b justo, y decidí calmarlos tirándoles agua.- Miro hacia el jurado y le pido ayuda con la mirada, y ellos me la devuelven con cara de: Por qué sería una solución tirarles agua? Y aquí es cuando noto que no habrá más remedio que contar la historia desde el principio...

Hace 5 días, 98 minutos y 32 segundos antes...

Me encontraba saliendo del dentista después de que me pusiese la banda del braquet, por quinta vez este mes, cuando decido ir a comprar unas flores a la calle juan b justo, porque mi mama las adora y es época de orquídeas, sus favoritas, comienzo a ir muy tranquila, cantando frozen cuando al dar vuelta en la esquina observo a un pelirrojo y un morocho, matándose a las piñas en medio de una plaza... Comienzo a gritarles que paren de pelear, que se harán daño, que no es bonito lo que están haciendo, y claro está que me ignoraron totalmente...Una calle entera me separaba de ellos, y pacientemente comencé a esperar que es semáforo cambiase, a quien engaño, no me pude aguantar el nerviosismo y comencé a pensar cómo podía calmar a los malditos niños cuando paso un muchachito, de esos que ofrecen lavar el vidrio de tu auto, con un enorme balde con agua en mano, y mi cabeza hizo hoyo en uno...

El semáforo cambió, yo corrí, tome el balde del muchachito, empujé al muchachito, casi me caigo a la acequia y finalmente les tire el baldazo de agua fría a los niños...

Devuelta en el presente...

- La buena noticia es que dejaron de golpearse, la mala fue que se unieron a golpearme a mí, y cabe aclarar que no eran tan niños, les aseguro que mi ojo morado declara que esos puñetazos no eran de niños de diez años, sino de profesionales totales...

- Bien con eso creo que hemos aclarado la situación.- Dijo la jueza bigotuda- La señorita Stuart deberá pagar por los cargos de andar drogada, colaborando de manera activa y permanente en su nuevo colegio a integrar a los alumnos descarrilados, en conjunto con la orientadora. Lo llamaremos "Proyecto desquiciados", y quien sabe, talvez alguno de los desquiciados pueda salvarla a usted también. Caso cerrado.


El Club de los DesquiciadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora