El Castigo.-

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Tengo una semana aproximadamente yendo a la oficina de Karen, es mejor persona de lo que imagine, me contó que cuando se entero de lo ocurrido le dio curiosidad pues una amiga de la infancia tenia la misma capacidad que yo, Karen, además, me está


dando informaciones sobre el tema y ayudado a dominarlo de modo tal que no vuelva a ocurrir algún accidente.


-Hasta mañana- me despedí de ella el jueves por la tarde, ya había tocado el timbre, baje rápidamente la escalera y casi choco con mi Jeff que iba subiendo, me pareció raro verlo


allí, pero me puse tan nerviosa que no pensé en excusarme -Fíjate por donde andas, mal educada- lo escuche decir mientras yo me alejaba, seguí caminando rápido sin evitar


mostrar el nerviosismo que aún tenía y entre al aula pidiéndole perdón al profesor por mi tardanza.


Al tomar asiento, y sin poder aguantar la migraña, recosté la cabeza en la paleta de la silla;


Voy caminando por el pasillo que por primera vez lo veo desierto y siento la presencia de alguien detrás de mí, camino aun mas rápido, sin mirar atrás y de pronto...


- Señorita Wood, ¿quiere despertar?


- Disculpe profesor, es que no me siento muy bien que digamos- me defendí.


-La típica excusa, para que se sienta mejor, vendrá en la tarde organizar unos papeles que tengo pendiente, así mi clase no le resultara tan aburrida.- Dijo esto y continuo con la clase, todos mis compañeros miraban atónitos, sin saber si reírse de mi o tomar mi


caso como una lección, es que con tantos deberes, perder una tarde "organizando papeles" no ayuda mucho, me despierta de


mi extraño sueño y también me pone trabajo extra. Al terminar la ultima hora me dirigí a casa,


esta vez no vi Jeff en mi camino, ni las chicas que siempre lo rodean, fue


simplemente aburrido, al llegar a casa, note que estaba sola, probablemente mi madre se


ha quedado trabajando sin descanso de almuerzo, pobre, se cansa tanto trabajando para ganar dinero, que luego tiene que gastar el dinero que gana en medicamentos, me desprendí de mi uniforme, me dirigí a la


cocina y prepare algo de comer, me gusta cocinar, pero no soy muy buena haciéndolo, que irónica es la vida.


Terminando de comer, hice algunos que otros deberes y me dirigí al colegio a cumplir con el castigo, fui al aula donde se encontraba el profesor y este me mando al aula 713, al llegar allí, fue increíble lo que ví, algo tipo novela romántica como cuando el príncipe azul lleva tu zapatilla de cristal, él estaba ahí, mi Jeff estaba ahí.


En el momento en el que entre estaba usando el celular, entre deprisa y cuando noté su presencia, salí confusa y Verifiqué el aula;nSi estas cumpliendo con algún castigo


es aquí- me dijo, entre con nerviosismo.


-Ya era hora de que castiguen a las personas maleducadas.-Lo miré sin tener muchas palabras para responderle, tome asiento al


frente de él y me acerque a una pila de papeles que estaban en el escritorio no sabía que iba a iba a hacer con ellos por lo que me limite a mirarlos, después de un momento, levanté la cabeza y noté que él me


estaba mirando con una sonrisa de estúpido en la cara.


-¿Qué?- pregunté.


-¿Sabes qué harás con ellos?


-¿No piensas decirme?


-Organízalos por fecha- me dijo mientras


se reía aún.


Así lo hice, tardé aproximadamente una hora, mientras yo lo hacía el en varias ocasiones tomaba su celular, lo revisaba y lo volvía a poner donde estaba.


-Que lamentable que no te quiera responder-

dije en tono de burla.


-Que lamentable que a ti ni te escriban.


-Que lamentable que hables sin saber.
Dime quien perdería su tiempo contigo.


Guardé silencio.


No volvimos a intercambiar palabras, terminé el trabajo que me signo y me


preparé para salir, el salió detrás de mí, iba ya en camino a mi casa cuando noté que él estaba tomando el mismo camino que yo, me


volteo a mirarlo en varias ocasiones.


-No me has dicho tu nombre -No sé que pretende lograr, tal vez está muy acostumbrado ya a hacer lo mismo que no puede evitar hacerlo también conmigo, tal vez simplemente quiera molestar.


-¿Qué acaso te importa?


-Por algo lo pregunto, mi nombre es Starling.


Así que es Starling y no Jeff, Jeff es más bonito, así que seguirá siendo Jeff, continuo mi camino y una esquina antes de llegar a mi casa comienza a fastidiarme su presencia, le pido que deje de seguirme, no


quiero que mi madre me vea con él, bueno, no quiero que me haga preguntas al respecto; pasaremos por un árbol, camino más rápido y me concentro hasta tirar de una rama, cae detrás de mí, de modo que no nos hace daño a ninguno de los dos, me


siento orgullosa por el progreso.


Volteo a mirar y veo su cara de sorpresa. -

Ya sí devuélvete -le repito y está vez si me hace caso, sin protestar, cambia de dirección teniendo aún cara de sorpresa.

PsicoquinesiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora