Vuelta al trabajo

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Cuando Sora empezó a narrarle lo sucedido en noche vieja a Harek, se escucharon entre los árboles un sonido de unos caballos aproximándose  hacia ellos.

-Mierda, nos han encontrado.-Dijo Harek, al ver las armaduras de los caballeros a un metro de ellos.

Uno de ellos, con vestiduras diferentes al resto, se acercó.

-¡Arrodillaros ante la voluntad de Cristo, paganos! -Dijo aquel caballero, mirando al cielo.

Sora me susurró al oído:

-No son los caballeros de la señora Marga...

Harek se levantó con cuidado y dijo:

-¿Qué os trae por estos lares, nobles caballeros?- Dijo Harek forzando una sonrisa.

De repente, el cabecilla de los caballeros sacó su espada y se la puso en el cuello a Harek en forma de amenaza.

-¡Silencio, pagano!

A Harek le dio el tic en el ojo izquierdo, estaba más fuerte que nunca.

El hombre comenzó a hablar de sus movidas...

-Somos la décima cruzada de los caballeros templarios, vamos a reconquistar Jerusalén.- Al decir eso, todos los caballeros que le seguían se santiguaron a la vez.

-En estas tierras no permitimos el paso a cristianitos de tres al cuarto.-Dijo Sora, levantándose y  mirando al hombre de reojo.

Al verla, un caballero, de los que estaban allí, se quitó el yelmo, y con cara de asombro dijo:

-¿De dónde ha salido esta aberración a la Santa Iglesia de nuestro papa predicador en nombre de nuestro señor Jisucraist?

El maestre miró fijamente a Sora, y sin cambiar el gesto de su cara, extendió su brazo con rapidez y abofeteó al caballero.

El caballero lo miró con la boca abierta, de la ofensa.

-No puedo permitir tal pecado, dijo el Maestre superior.

Sora, cansada de cháchara, miró hacia el frente y perdió la mirada, impactada, señaló hacia allí. Y gritó:

-¡Mirad, es Jesucristo!

Todos los templarios se giraron y se arrodillaron, rapidamente.

Sora aprobechó para salir corriendo en dirección al bosque y Harek, que tardó en reaccionar, echó a correr tras ella.

-¡¡Muchos templarios, poca diversión!!-Gritó Sora.

Harek escuchó como los templarios gritaban y exigían venganza.

Cuando se alejaron lo suficiente se tiraron al suelo musgoso del cansancio y el agotamiento.


Sora se levantó y comenzó a andar.

-¿A dónde vas?-Preguntó Harek.

Sora siguió andando.

¿Hola?-Dijo Harek.

-He quedado con unos colegas para fumarnos unos pencos.-Respondió.

-¿Y mis respuestas?-Dijo Harek.

-Lo hablamos mañana en el curro.-Dijo Sora.

Y Harek, sin rechistar palabra, volvió a su casa muy cansado.

Al llegar, su hermana se encontraba en el portal de su choza, sentada.

-¿Dónde está Satán?-Dijo su hermana.

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⏰ Última actualización: Feb 05, 2017 ⏰

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