Hoy, os voy a contar la historia de una niña, una niña a la que llamaremos "Mal", porque en su mente, siempre rondaba esa palabra.
-"Haces todo mal."
-"Lo único que consigues es tratar mal a las personas."
-"Está mal tu cuerpo, y podrida tu mente."
Eran simples pensamientos que rondaban por su pequeña cabeza.
La presentaré, Mal era una chica optimista y siempre se aseguraba de que su tan enorme sonrisa se contagiara a todos los de su alrededor. Un día, el corazón de un joven, mejor dicho, de todo el mundo, se tiñó de negro. El trabajo les consumía, nadie quería jugar con Mal, nadie tenía tiempo de nada. Ya sabes lo que dicen, el tiempo corre.
Mal empezó a esconderse detrás de la sombra de todos aquellas personas, poco a poco, se fue consumiendo, hasta que se volvió como ellos. Y de ahí, la llamamos Mal. Su mente se llenó de viles pensamientos. Ya que todo el mundo era oscuro, ¿por qué no serlo ella también? No paraban de destruir sus sueños, de desesperanzarla, de hacer que todo lo que le gustaba, ya no sirviera para nada.
-"Nunca conseguirás nada de lo que quieres."
- "No siempre hay que sonreír, ¿sabes?"
- "¿Jugar? Tengo cosas mejores que hacer."
Mal se miró al espejo, esa sonrisa que siempre tenía había desaparecido. ¿Metas? Eran simples mitos, por mucho que te esfuerces no puedes conseguir nada. Miró todo su cuerpo, algo había cambiado, descubrió que tenía unas horribles pecas que le cubrían toda la cara, un pelo enmarañado, que siempre hasta ahora había estado suelto, pero que ahora se recogía en una aburrida y simple coleta. Sus pechos eran pequeños, su estatura demasiado baja y su peso un poco más alto de lo normal. Tenía unos dientes torcidos y algo amarillentos, y unos ojos color verdoso y azulado, pero que no llegaban a ser ninguno de los dos. Se odiaba.
-¡Me odio! -se gritaba, y se repetía una, y otra, y otra vez.
Intento sonreír, pero no podía. Todo se volvió gris, todo era aburrido, nada tenía sentido. ¿Curioso, verdad? La nada le envolvió su corazón, pero llegó todo, lleno de imperfecciones, pero tan, tan hermoso...
Todo era todo, Todo era tan simple, yo me parecía a él. Todo era feliz, Todo tenía sueños, metas, le gustaba jugar, saltar, y a veces volar. Al lado de Todo cualquiera podía hacer lo que quisiera, Todo soñaba, pero soñaba despierto.
Todo llenó mi corazón de todo, llenó esa nada que lo había ocupado. Él me enseñó a que el tiempo era una basura, era una simple excusa para no hacer nada. Simplemente había que vivir el momento y...¡A la porra el tiempo!
¡A la porra todas esas personas grises! ¡A la porra las responsabilidades! Mal no era Mal, Mal era, de nuevo Sueño.
Sueño arrasó con todo, conquistó castillos, escaló montañas, corrió, saltó, y sobre todo, soñó. Soñó tan fuerte que se cumplieron, lucha, corre, esfuérzate, pero sobre todo, sueña. Sueño se miró al espejo, y no volvió a ver nada malo en ella, solo veía a una hermosa chica, con una sonrisa radiante y real, se soltó el pelo, era ella, era única, se quería mas que nunca. ¿Qué más da lo que opinen los demás? Ama, pero más importante que eso, quiérete, por eso se empieza, y sobre todo, sonríe, que nadie quite esa hermosa sonrisa que todos tenemos, sí, todos.
Así que, ya sabes, se Sueño, se Todo, pero nunca digas nunca, porque nunca, será siempre.
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La niña que siempre se decía nunca, pero ese nunca, se hizo siempre
ContoEsta, es una historia que espero, te haga reflexionar. Nunca digas nunca, haz que te quieran, pero sobre todo, quiérete. Eres tu mejor aliado, debes velar por ti mismo. Esto y más cosas podrás descubrir en este breve relato. Inspirada en la canción...