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Corrió como nunca en su vida lo había hecho, y no le importaba el viento que le golpeaba el rostro o el gélido aire que respiraba a duras penas. Lance quería desaparecer de la casa de Keith, del vecindario y del mundo entero. No sabía donde lo llevaban sus pies, ni quería saberlo. Le hubiera gustado perderse y nunca volver.

"LANCE" escuchaba aun el grito de Keith en su mente, y se lamentaba de no poder darle una mejor explicación de sus acciones, pero qué más podía hacer, solo tenía trece años y un montón de dudas dándole vueltas en la cabeza.

Luego de diez minutos a pie se le acabaron las energías. Lance respiró entrecortadamente y se dejó caer sobre sus rodillas en el frio suelo de gravilla. No reconocía el lugar, lo que significaba que debía de estar suficientemente lejos de a casa de la familia Kogane como para considerarse totalmente perdido. Miró en todas direcciones pero no había ni un punto de referencia. Solo unas bancas y unos solitarios juegos para niños a los que él y Keith nunca habían ido. A pesar de la oscuridad y el frio, aquel lugar le pareció mucho más acogedor que el que había abandonado, al menos ahí no había nadie que fuera a juzgarlo.

-Se acabó... -dijo en un susurro que provocó eco. –Todo se acabó.

Lance fue a parar hasta uno de los juegos. Era una casa de muñecas tamaño real, pero aun así demasiado pequeña para alguien de su edad. Tuvo que entrar encorvado y sentarse en el suelo abrazándose las piernas contra el pecho. Aquellas paredes pintadas de rosa pálido serian los únicos testigos de las lágrimas que derramaría. –Lo siento Keith... lo he arruinado todo.

Keith, Keith... sin importar lo poco que le quedara de vida o el regaño que sus padres le tendrían preparado al volver, su amigo era lo único en lo que podía pensar. Él y su preciosa sonrisa, su mirada tan determinada y la dulzura con la que lo llamaba siempre. "Lance..." casi podía escuchar su voz en el susurro del viento, y le aterraba pensar en lo que pasaría con ellos de ahora en más. "Lance..."

El moreno aguzó el oído. No era posible estar escuchando a su amigo, se había asegurado de que nadie lo seguía, y aunque hubiera sido así, estaba seguro de que corría mucho más rápido que el azabache, lo hubiera perdido en el camino. No estaba muy equivocado, efectivamente nadie se hubiera aventurado a salir corriendo en una noche tan fría como aquella y a ciegas. Sin embargo, Lance nunca notó que a pocos metros de él un auto le pisaba los pasos, y ahora estacionado en la calle de enfrente, el auto del padre de Keith aguardaba con las luces prendidas. El alto hombre lo miraba desde arriba frente a la casa de muñecas con el gesto indescifrable. Lance tragó saliva esperando lo peor.

-No me mate, por favor. No quise hacerle nada malo a Keith.

-No voy a matarte, eres un crio. –le respondió el mayor con parsimonia. –Voy a llevarte de vuelta para que tus padres se encarguen de ti como ellos crean conveniente.

-¿No está enfadado? Creí... creí que estaría furioso conmigo. –el señor Kogane soltó una risa floja, aunque Lance no sabía si eso era buena señal de todo. Verlo tan grande y amenazador desde fuera de la casita no le daba nada de confianza. El padre de Keith se recargó contra el techo de fina madera y se lo quedó mirando fijamente a los ojos.

-Sé que no es todo tu culpa, muchacho. Me he pasado catorce años tratando educar a Keith como alguien más o menos normal... pero es testarudo.

-¡Keith es perfectamente normal! –protestó muy decidido al principio, pero al enfrentarse con la mirada de ojos oscuros de aquel hombre cerró la boca de inmediato.

-Ya me rendí con respecto al ballet. Pero no permitiré que mi hijo se meta en cosas indebidas, cosas que no están bien para un muchacho... no mientras sea mi responsabilidad. –hizo una pausa en la que todo el cuerpo de Lance tembló violentamente, tal vez por el frio, tal vez por el miedo que su presencia le inspiraba. –Así que no quiero que te acerques a Keith nunca más.

-Pero soy su amigo.

-Y yo su padre, sé lo que le conviene. –dijo con su grave y potente voz. –No quiero que le hables en la escuela, o que lo vayas a buscar a sus clases. No quiero volver a verte cerca de él.

-Usted... usted no puede hacer eso.

-Por supuesto que puedo. –en cosa de un segundo, el fuerte brazo del hombre entró en la casa, y tomó a Lance por la muñeca. El muchacho ni siquiera tuvo tiempo de soltar una exclamación o gritar de dolor. Con una fuerza que parecía impensable para cualquiera, el padre de Keith lo jaló hacia afuera y lo elevó por los aires. Le dolí horriblemente, no tanto por estar suspendido con el cuerpo colgando como por la presión con la que aquella mano lo apretaba.

-Deténgase... ¡m-me duele! –Lance trataba de zafarse, pero era inútil.

-No puedo hacer nada contigo, mocoso. Pero Keith es mi hijo, y si tengo que recurrir a la fuerza para que aprenda a comportarse, lo haré. –Lance abrió los ojos de par en par y por un momento olvidó el dolor en su muñeca. El señor Kogane estaba hablando en serio, y no sería la primera vez en hacerle daño a Keith. Todo cuanto pudiera hacerle él o sus padres no sería nada comparado con la tortura que su amigo había tenido que soportar durante tantos años.

-No le haga nada a Keith.

-Ustedes no me dejan otra opción.

-Por favor. –dijo Lance casi susurrando. –haré lo que usted diga.

-Eso no me convence mucho. –el hombre aumentó la presión de su agarre, y Lance tuvo que cerrar fuertemente los ojos para no soltar un gemido de dolor. Todo eso era horrible y sin embargo, no podía compararse con lo que estaba a punto de hacer. –

-No volveré a hablarle Keith, me mantendré alejado y usted no volverá a saber de mi... pero por favor... por favor no le haga daño.-solo entonces el mayor sonrió satisfecho y dejó a Lance en el suelo. Una marca amoratada en su muñeca y su rostro al borde del llanto sería la única huella que quedaría de esa noche en la que las vidas de los dos jóvenes cambiaron tan abruptamente.

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HOLO *O* esta autora (a la que deben estar queriendo matar) espera que hayan pasado una muy feliz navidad, por mi parte la pasé muy bien ^-^ yyyy... también espero que hayan disfrutado el capítulo. ¿no? ok... tal vez no lo disfrutaron, pero a veces es necesario escribir cosas no tan lindas. 

¡mi pregunta del caaaaaap! Si pudieran besar a un personaje de un libro (¡OJO! solo libro) ¿a cual sería? Yo no tengo que pensar *w* mi respuesta está clara, besaría a Fred Weasley <3 ¿que hay de ustedes? espero su respuesta en los comentarios.

Clase de ballet (Klance)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora