-PRÓLOGO-

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Pienso lo más rápido que puedo en todas las posibles cosas que pude haber hecho para meterme en problemas mientras camino hacia la dirección después de haber sido sacado de mi clase y desgraciadamente las respuestas no son muy alentadoras que digamos. De hecho, es muy deprimente intentar recordar el motivo por el que me hayan mandado llamar, y a menos que Fill o Jason le hubieran dicho al director Jefresson sobre lo que ocurrió la otra noche con Natasha cuando nos quedamos solos en el estudio, no entiendo por cual otro motivo podrían haberme llamado.

La mujer camina a mi lado con total rapidez, pero en cuanto quedamos frente a Tenya, ella se detiene mientras se cruza de brazos y carraspea su garganta para atraer la atención de la secretaria.

¡Pero qué mujer tan impaciente!

—El director Jefresson lo mandó llamar—habla sin esperar a que la secretaria levante la mirada de su ordenador, aunque después de un par de segundos ella levanta la vista mientras nos observa con amabilidad, a ambos.

—Lo sé Mila, yo si tengo presente los asuntos del director—responde con orgullo, haciendo que la otra mujer frunza los labios. Si la mujer impaciente sigue así, terminará muerta de un coraje antes de que me gradúe este año.

Tenya sólo mueve su cabeza en un gesto divertido al ver la reacción de la supuesta Mila, quien después de marcharse de mi vista, la secretaria se acomoda sus gafas, luego toma el teléfono al mismo tiempo en el que aprieta un botón rojo.

—Director Jefresson—su voz cantanaria se detiene un par de segundos sólo para que sus ojos me observen de manera maternal—El joven Turner ya está aquí—termina de pronunciar a través del auricular.

—Hazlo pasar Tenya.

La voz del director se corta, así que supongo que ya ha terminado de darle indicaciones a la secretaria, quien sólo me observa con ternura mientras su sonrisa se ensancha aún más, luego cuelga el teléfono y regresa su vista al monitor de su computadora.

—Pasa por favor cariño.

Me encojo de hombros al escuchar su voz dulce, pero no objeto nada ante su apodo tan cariñoso ni ante su tono maternal, sino más bien me obligo a devolverle el gesto con una sonrisa amplia que espero, haya parecido sincera.

—Gracias Tenya—murmuro por lo bajo antes de alejarme de la mujer sentada en el escritorio y caminar directamente hacia la puerta del despacho.

Titubeo un par de segundos antes de tocar la puerta, aunque después de dar una inhalación profunda, mis nudillos tocan ligeramente la vieja madera.

—¡Adelante señor Turner!—escucho la voz del director un poco más alto de lo normal, lo que hace que desconfíe de la invitación cordial que me da a entrar a su despacho, de modo que sólo abro un poco la puerta, lo suficiente como para que mi cabeza quepa por el pequeño espacio.

—¿Director Jefresson?

—No se quede ahí parado en la puerta señor Turner—responde con voz calmada en cuanto logro llamar su atención, aun cuando sigue sin levantar la vista de los papeles que tiene frente a él—Es enserio Turner, hágame el favor de entrar, le aseguro que no muerdo.

Dudo un par de segundos mientras medito sus palabras, aunque finalmente me termino convenciendo y decido entrar al interior del despacho, asombrándome de lo que hay dentro: paredes de un azul tan claro que parece blanco, muchos cuadros de diferentes paisajes adornando cada una de las paredes, y varios helechos de un verde tan intenso que me hace pensar que las plantas son artificiales. Sin duda son las cosas que no pensarías que hubiera en el despacho de un hombre ya algo mayor como lo es el director.

Rodemos algo de terrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora