Llegó a su casa, sacó sus llaves de su bolsillo y abrió la puerta silenciosamente. No quería despertar a su madre si es que ella se encontraba ahí.
Entró.
Cerró la puerta con cuidado y se adentró a la estancia, colocando las llaves en el mueble mas cercano.
Suspiró. Su madre no había llegado.
Su cabeza dolía y su estómago rugia, no había comido desde hace dos días.
El castaño moría de hambre, pero aún así se negó a comer.Autodestrucción...
Se sentó en una silla, suspirando. Realmente estaba cansado, cansado de todo, de lo miserable e insignificante que era.
Julia no había venido a verle, pero ella le prometió, le prometió venir a verlo. No estaba, no estaba en su vida .¿Tan insignificante era?
¿Tan insignificante era para su madre?
Ella era lo único que tenía, lo único que en verdad amaba.
Pero para el castaño solo era un estorbo para ella.