KIDNAPPING
______ cerró la puerta haciendo un gran estruendo. Quería que su madre y su padrastro oyeran claramente que estaba harta de su comportamiento pasivo, inexistente. Quería, por primera vez en doce años, hacerles notar que también respiraba, que vivía allí, que formaba parte de esa estúpida idea de familia. A pesar de sus diecinueve años y de que en su personalidad no había ni una pizca del ego que agradecía no compartir con su madre, quería que la consideraran al menos una vez.
Salió trotando con sus zapatos de tacón dentro del bolso puesto que nunca se había acostumbrado a usarlos más que para caminar y siguió de ese modo unos cuantos metros más.
A estas alturas, se dijo, la casa de Courtney debería de estar atestada de gente, de sus amigos, mientras ella caminaba a zancadas por las oscuras calles de Miami con el extraño e intimidante presentimiento de que un auto la seguí de cerca. Doblo en la primera esquina para poder despistar a sus perseguidores, si es que realmente aquel Mustang no iba en su misma dirección por casualidad. El coche imito su acto y un hombre le dio alcance en menos de lo que ella pudo percibir lo que este estaba a punto de hacer. Un pañuelo blanco le rozo la nariz y el cloroformo la hizo desvanecerse en brazos del extraño que la condujo dentro del coche mientras amordazaba su boca.
Despertó en noción del tiempo, no sabía qué día ni qué hora era y no tenía ni idea de donde se encontraba, solo tenía la certeza de que sus manos y pies estaban aferrados a la silla en la que estaba sentada, su boca amordazada y sus ojos vendados.
Los días no tardaron en transcurrir de ese modo. Todo era rutinario, un serie de hombres se pasaban todo el tiempo allí. No sabría decir cuántos pero de lo único que estaba segura era de que solo uno permanecía allí hasta el anochecer, cuando delegaba el cuidado de _____ a otros hombres, y volvía en la mañana temprano. La forma en que, aun sin verlo, se sentía atraída por ese hombre se acrecentaba cada vez que lo oía reprender a sus colegas por el maltrato que ella recibía, que no había necesidad de asesinarla, que era importante. Y a pesar de la gravedad de lo que oía a menudo no sentía miedo - no en los momentos en que él se encontraba presente - sino un cosquilleo absurdo cuando lo sentía cerca, cuando percibía su perfume en el ambiente, cuando lo oía llegar.
- Te quedaras con la prisionera - ordeno una voz poco conocida para _____ - Son órdenes del jefe-.
- No estoy de acuerdo, yo creo que... - era la voz que ella adoraba.
- Tú tienes que hacer lo que el jefe disponga, ¿me has oído Justin? - intervino nuevamente la voz que había ordenado antes - Me importa una mierda que seas el favorito de Messina.
_______ sintió miedo por el modo en que ambos se hablaban, sabía que eran socios - o lo imaginaba - pero su trato nunca llegaba a considerarse cordial. De todas formas, lo único que le importaba era haber descubierto el nombre del sujeto que la defendía a regañadientes.
- Nadie hablo de favoritismos, Jean - se defendió Justin - Yo he estado aquí con ella todo el día y, además, se que podre ayudar en la reunión.
- Las cosas se harán como ya estaban predispuestas. Te quedas con ella.
Eso fue lo último que ______ oyó antes de que el silencio reinara completamente y ella pudiera decidirse a llevar a cabo el plan que había formulado minutos antes.
Comenzó a balbucear desesperadamente tratando de evitar por todos los medios la repugnancia que le causaba la mordaza hasta conseguir que su idolatrado desconocido le hablara.
