Capítulo 1.

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El frío hacía ver las mellijas de Derek sonrojadas al igual que la punta de su nariz, sus labios a pesar de estar resecos por el aire que hacia se podía ver la misma tonalidad rojiza.
Resoplo en incorformidad aunque agradecía que la bufanda de Isaac oliera a vainilla.

A pesar de ser la estación del año que más le agradaba al alfa no estaba ni de humor para ver el brisnar en la carretera.

El frío en ese momento, para él, era insoportable, y era más insoportable porque no estaba en el loft, ni siquiera estaba cerca de Beacon Hills. Esta por mucho lejos de algún lugar acojedor.
Era aun más insoportable porque no esta en su camaro manejando con chuleria, ni de cerca estaba conduciendo.

Volteó a ver a su acompañante de reojo y no pudo evitar soltar un suspiro, más que un suspiro, un bufido, delatando su irritación.

—¿Podrías dejar de bufar cada 5 minutos?. El copiloto también debe de estar alerta, no mirando al conductor de reojo cada que piense que no lo esta viendo.

Replicó Stiles. Manejaba su preciado Jeep con la misma chuleria con la que lo haría Derek en su camaro. Y no era porque en ese momento se sintiera en mejor condición que el copiloto, de hecho sentía que se le congelaban hasta las ideas, y su nerviosismo no le ayudaba mucho; era sólo para irritarlo más, y el alfa lo sabía.
Derek rodo los ojos y dió un gruñido gurutal, haciendo resonar hasta las fibras más sensibles de su acompañante.

Y a pesar de ponerle nervioso no se inmutaba, era más una costumbre que un reto. Algo que a Derek le hacía irritar el triple.

Se encontraban a las afueras de Beacon Hills, se encaminaban a Dakota del Norte. La manada de Derek quería pasar un fin de semana de relajación. Una idea que Erica se había planteado a principios del ciclo escolar, y no tardó mucho en convencer al resto durante la temporada escolar.
Y ni siquiera había que convencer a la manada de Scott; se apuntaron al instante de saber que ellos saldrían.

Hasta ese momento todo marchaba bien. Acabaron el semestre, no con honores como Lydia y Stiles, pero lo terminaron, que era lo que contaba para ellos.
Ni siquiera fue difícil conseguir permiso para cada uno.

Todo iba tan bien, cada quien iría con sus respectivas manadas y de no ser por una jugarreta de las mismas que con artimañas, intentos de chantaje y como si fueran estrategas militares despojaron a Derek de las llaves del camaro. Si eso no fuera suficiente le pidieron a Deaton que pusiera ceniza de montaña en la entrada del loft impidiendo la entrada a su propia casa, dejando su maleta preparada por Peter, y sabrá Dios si su tío hizo correctamente su maleta.
Para el colmo de males, citaron a Stiles a fuera del edifico donde vive el alfa a primera hora con la premisa de recoger a Erica, Lydia y Malia porque, según para esto, lo verían ahí para darle a Derek un mapa por si en dado caso se llegara a perder.

La cereza del pastel no fue el reclamo de Derek y su desquite, tampoco fue el hecho de que Peter los miraba sin perder detalle, mucho menos la gesticulacion de Derek al no ver por ningún lado su preciado camaro.
Fue la resignación de ambas partes, una resignación que les hizo reritarse de ahí pasados del medio día. Y ni siquera era el principio de su pequeño martirio. No sabían bien en que momento fue toda esa conspiración, pero paso, y no tenían mucho que hacer. No estaban ni de humor como para regresarse a sus respectivos hogares. 

Así que emprendieron su viaje en el Jeep de Stiles, con el pronóstico de tener aguanieve y un descenso considerable de temperatura.

A lo largo del camino Stiles no había puesto música. La tensión que había en ambos era casi palpable, era como estar jalando una liga de extremo a extremo.
Para apaciguar el ambiente decidió poner algo random en su celular.

La primera canción que se delato fue On Melancholy Hill de Gorillaz, canción que en lo personal tenía que ver con su sentir hacia Derek.
No era un secreto para Scott, seguramente tampoco lo era para Derek, o al menos era lo que él pensaba.

El día que le dijo al verdadero alfa lo que sentía por Derek —más bien cuando Scott se fijó a detalle las reacciones de Stiles— sonaba esa canción. Scott estaba convencido de que lo que sentía Stiles no era amor, era más como sufrir el síndrome de Estocolmo, aunque Stiles no entendía muy bien la referencia pues no ha sido secuestrado por él, aunque si quisiera culpar a alguien de su sentir, definitivamente sería a Derek; por existir, obviamente.

En simples palabras y desde ese punto de vista, de la manera más atroz y cursi: fue quien le secuestró el corazón.

Los recuerdos que le llegaban con forme pasaban las canciones se vieron interrumpidos cuando el Jeep indicó que necesitaba ser llenado el tanque.
Magnífico, pensó Stiles en sus adentros.

—¿Podrías checar en el mapa que tan cerca tenemos una gasolinera?— más que preguntarle le estaba ordenando.
Muy de mala gana abrió la guantera, tomó el mapa y checo.
—A 20 min estaremos cerca de una gasolinera— replicó de mala gana.

Eso fue lo único que se dijeron en el resto del trayecto hasta llegar a la gasolinera. Al apagar el motor de su adoración se bajo a llenar el tanque. A pesar de tener una sudadera y una chaqueta sentía bastante frío, frotaba sus manos casi como si fuera sacar fuego de ellas y miraba a su alrededor hasta que de repente sintió una electricidad recorrerle su cuerpo teniendo como punto de inicio su espina dorsal. Busco la razón de esa pequeña descarga eléctrica de manera discreta a su alrededor evitando ver dentro del Jeep, pues muy adentro de él sabía que era Derek quien le estaba mirando, pero era demasiado bueno como para ser cierto.

Decidió ignorar las sensaciones.

Termino de llenar el tanque y se adentro a la tienda de autoservicio, compró algunas golosinas y un par de botellas con agua.
Se dirigió a paso apresurado a su Jeep y entró.

—No se que es lo que gustabas, así que te compre una barra de chocolate, bueno, varias barras— decía extendiendo una de las barras y acomodándose en su aciento.
Derek simplemente la tomó y la observó por unos instantes.
—De nada. Fue un placer— espetó con sorna.

Se colocó el cinturon de seguridad y dió marcha de nuevo hacia la carretera. 

La música seguía sonando en un ambiente tenso. La canción que sonaba en ese momento era I want to break free de Queen.
Al poco rato Stiles se sentía irritado, molesto de nuevo.

—¿Me podrías decir la hora?— preguntó Stiles, sonó más severo de lo que le hubiera gustado.
—5:53 pm.— respondió de la misma manera.
—¿Por qué accedimos a ir hasta Dakota del Norte manejando?
—No lo se, Stiles. Discutimos eso en la mañana.
—Querrás decir, tu lo discutiste— habló con ironía y alzó las cejas con incredulidad.
Derek lo volteó a ver con el ceño fruncido y con la misma severidad con la que Stiles le pregunto la hora. Y si fuera por el menor se echaría a correr, pero no, se quedó inmóvil en su aciento, con la vista clavada en la carretera.

La temperatura con forme pasaban los minutos iba descendiendo, el frío cada vez calaba más en el Jeep y por ende, a sus tripulantes.

—Creo que sería lo mejor parar ¿no?— espetó en un tono más suave, Stiles.
—¿Y dormir en tu Jeep?— respondió burlón y alzando las cejas
—Si, Derek, en mi Jeep. Porque no hay lugar mejor para dormir que en mi coche— al terminar de decir esa frase le vio por un instante.

Derek no supo que más decir. Optó  por agarrar de nuevo el mapa para checar cual Motel era el que les quedaba más cerca de donde se encontraban ellos.

—Vamos a este Motel— le dijo mientras le señalaba en el mapa un punto. El menor dio un vistazo.
—Vamos.

Lost Travelers |Sterek|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora