Capítulo V

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"Todo lo pongo en ti, y tú siempre lo mismo: estatua de mis vientos, ataúd de presencias invisibles, letra inútil..."

Mis ojos vuelven a escocer por las lágrimas retenidas. Estoy dándole los últimos detalles al rostro de mi obra más preciada, la más significativa, la más importante y hermosa de todas... Tallo los ojos, la respingada nariz, y me detengo en los labios. Esos labios gruesos, pero de delicado aspecto. Tan parecidos a los de Nam Joon...

Sorbo mi nariz con la manga de mi sudadera y seco las lágrimas, para poder culminar con mi trabajo. Dirijo mi mirada hacia el hermoso cielo estrellado que puedo apreciar desde la ventana. Me detengo a contemplar a una estrella, la más brillante de todas las que hay.

-Desearía que regreses, Nam Joonnie-, dejo escapar un leve sollozo. Mi pecho se oprime levemente. -A veces, las cosas no se me hacen tan fáciles. Menos, si no estás aquí conmigo...


Entra un fuerte viento por la ventana, que tumba algunos de los caballetes que estaban apoyados contra la pared. Me acerco rápidamente a cerrarla.

-Sabes, Tae...-, miro fijamente a mi estatua. –Te has convertido en mi única compañía dentro de esta casa-, una leve sonrisa se forma en la comisura de mis labios. –Quizás suene absurdo, pero, me gustaría que fueses real...


***


Estoy de pie en el umbral de la puerta de mi taller, con el paraguas, mi única arma, empuñado fuertemente en mis manos. Al cabo de unos segundos, un escalofrío empieza a recorrer toda mi espina dorsal.

-Rayos...- mi labio inferior tiembla por los nervios.

Camino sigilosamente dentro del oscuro sitio, alumbrado tenuemente por la iluminación que me presta la luna al colarse por la ventana de la habitación. Esta está abierta... Siento como mi respiración se agita, y mis pupilas se dilatan. Procedo a seguir mi camino, buscando el interruptor de la luz.

-¿Dónde rayos está el bendito- ¡Ah!-, suspiro aliviado. –Lo encontré.

Deslizo mi mirada por toda el área, percatándome de que hay algunas hojas de papel y varios de mis pinceles, regados en el suelo. Examino por varios minutos el lugar, asegurándome de que no hay peligro.

-¿Qué ha ocurrido aquí? Santo cielos...- me agacho a recoger todas mis cosas. De repente, siento unas piernas frente a mi cabeza, cubiertas por una manta blanca.

-¡Mierda!-, exclamo sorprendido, cayéndome de espaldas, sobre mi trasero. –¡Mierda, Tae Hyung! ¡Pero qué susto me diste!- pongo una mano en mi pecho, intentando regular mi respiración. Todo es silencio...

Soy un estúpido, como si él fuera a responderme.

-Ahora que lo recuerdo... Tú no estabas aquí, jovencito. El señor te había colocado en la otra esquina-, otro escalofrío recorre mi espalda. –Agh, Ho Seok tiene razón. Creo que estoy delirando otra vez. O acaso, ¿cobraste vida cuando yo no estaba, y caminaste hacia acá por tu propia cuenta?-, río nervioso. –Ya mejor olvídalo

Doy media vuelta, dirigiéndome hacia la puerta.

-Kim Seok Jin...-. Me detengo en seco. Creo que escuché un susurro a mis espaldas. ¿Pero qué dem-

El sonido del celular en mi bolsillo me hace sobresaltar... ¡Maldito Ho Seok!

-¿Sabes qué hora es?-, cuestiono indignado, mirando el reloj en mi muñeca. –¡Ya es media noche, idiota!-, escucho un jadeo por parte de Ho Seok a lo lejos.

[PAUSADA] Corazón de Piedra *TaeJin - VJin*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora