-Dos

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-Escuchó la voz de Belcky, su mejor, su única amiga verdadera, justo al doblar la esquina que conducía a la calle en la que estaba su casa, oculta desde allí por los árboles del jardín y el pequeño muro.

-¡Ariana!

-Se detuvo y, al verla, dejó las bolsas en el suelo. Hacía mucho calor, muchísimo, lo que auguraba un verano que se haría insoportable a medida que avanzara más. La urbanización en la que vivían, aunque cercana al pueblo, tenía muchos desniveles y cuestas, así que aprovechó la parada para descansar y agradeció no hacerlo al sol. Las ramas de uno de los frondosos pinos de los señores Ferrer la protegieron mientras Belcky trotaba en su dirección. Le envidió su top y minifalda. Ella llevaba una camiseta cerrada desde el cuello y unos vaqueros. Todavía le costaba aceptar que nunca podría llevar un Escoté, un biquini, ni siquiera un traje de baño escotado. Nunca más.

-¡Caray, tía!- resopló Belcky al llegar junto a ella-. No sabes las ganas que tengo de motorizarme, aunque sólo sea para venir a tu casa.

-¿No dices siempre que esto es mucho más tranquilo que el centro del pueblo?

-Sí, ya, pero...

-¿Vienes a bañarte?- le preguntó Ariana, dudosa al ver que su amiga no llevaba la bolsa con el bañador.

-No, no puedo. Te he visto de lejos y sólo quería preguntar que haremos esta noche.

-Vamos al Casino, ¿no?

--Bueno -Accedió Belcky.

-Oye -no esperó ni un momento más; quería contárselo-. ¿Recuerdas a la chica del sábado?

-¿La que no paraba de mirarte con cara de éxtasis concentrado y dolor de estómago?

-Sí.

-Claro que la recuerdo, ya te dije era muy mona.

-Pues acabo de verla.

-¿Ah, sí?- se quedó en suspendo Belcky-. ¿Y...?

-Hemos hablado.

-¿Qué?- la cara de su amiga cambio -. Cuenta, cuenta.

-Nada, iba por la calle, he tropezado, me he caído...

-¿Que te has caído?- se alarmó su amiga.

-Una buena culada.

-¡Oh, Dios, qué vergüenza!- y cerró los ojos-. No me digas que ella...

-Estaba allí - le confirmó sus sospechas Ariana-. Pero es que además ha aparecido como por arte de magia, ¿entiendes?

-Y te ha ayudado a levantarte.

-Sí.

-¡Lo sabía, lo sabía!- cantó Belcky-. Ya te lo dije. ¿Qué tal?

-Nada.

-¿Cómo que nada?- su voz se llenó de reconvenciones-. ¿Cómo de llama? ¿Quién es? ¿Habéis quedado?

-¡He, he, alto!- la detuvo Ariana-. Me he caído, estaba allí me ha ayudado y eso a sido todo.

-¿Le has dejado escapar?

-¿Qué querías que hiciera? ¡Por Dios! Mira que eres...

-Oye, rica, ¿tú crees en las casualidades?

-No sé

-Púes yo no. La dejaste calgada el sábado y estaba esperando su oportunidad.

-La ha tenido y no me ha dicho nada.

-Porque es tímida, ya se le notaba. ¿A que estaba nerviosa?

-Bastante -reconoció Ariana-. Se ha asustado casi más que yo al verme en el suelo.

Normal. ¿Qué quieres? Si le gustas, montas el número, tú no le das pie, y ella es tímida...

-Belcky...

-Yo no digo nada -se defendió ella-, pero ya sabes lo que pienso: que necesitas un poco de marcha después de lo de Alexa.

-Bueno, vale ya, ¿no?- se quejó con amargura Ariana.

-Belcky bajó la cabeza. En su rostro, enmarcado por una abundante melena negra, apareció una sombra de culpabilidad. Su amiga la vio morderse el labio inferior; se había dado cuenta de que acababa de meter la pata, algo por otra parte habitual en ella.

-Vale, lo siento -dijo-. Juro que no volveré a nombrarla.

-No es eso - manifestó con cansancio Ariana-. Es que... -no encontró palabras para explicar lo que sentía, así que acabó suspirando antes de agregar-: Bah, dejarlo, no me hagas caso. Todavía sigo sensibilizada.

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⏰ Última actualización: Dec 31, 2016 ⏰

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Buscando El Corazón-(Ariana Grande Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora