Capítulo 2

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El señor me llevó otra vez a la fila. Quedaba poco para que el duque llegara hasta donde me encontraba. 

Dos mujeres, dos mujeres más y ya estará conmigo, qué nervios. No, Lara, no digas tonterías, ni si quiera te van a elegir, qué más da.

-Buenas noches -esas palabras interrumpieron mis pensamientos. ¡Era él! ¡oh Dios! es...perfecto.
-Bue..buenas noches, señor-dije mirando al suelo, si lo miraba a los ojos sabía que me derretiría ahí mismo-.

-¿Cómo se llama, querida? -Dijo el que según dijeron era su padre-.

-Mi nombre...es...Lara -juego con mis dedos-.

-Precioso nombre. Encantados de conocerla. Dentro de poco sabrán las valoraciones. En cuanto estudiemos bien los formularios que habéis enviado. -frunzo el ceño por un instante y le sonrío intimidada-. Gracias por presentarse, es usted muy hermosa, Lara -dijo su padre-.

-Gra...gracias -y fue ahí cuando miré a los ojos al duque. Me quedé embobada mientras se dirigía a la mujer que tenía al lado. Dios mío, pero qué hombre. Sería un muy, pero que muy buen marido. Ojalá que me eligiesen...no, claro que no, cállate Lara, solo dices estupideces, eso nunca pasará.

Observo su figura alejándose. Tiene la espalda rígida, recta como una tabla de surf. Le da la mano a una joven pelirroja, con una sonrisa que no le llega a la altura de los ojos. El padre suelta una carcajada y él vuelvea sonreír. La joven se muerde el labio mientras ellos se alejan a paso de tortuga. Lo estudio un poco más y me doy cuenta de que es muy distante con todas. Lo más probable es que no tenga ningún interés en estar aquí, interrogando a este montón de mujeres, obligado.

Minutos interminables pasan después de haber conocido a la última candidata. Se habían escondido tras una habitación apartada del gran salón. 

Después de tomarme una copa de champán que un camarero me ofreció, pude observar como el señor de antes salía de una sala y se subía al escenario-.

-¡Muy bien! Ya tenemos las votaciones listas y todas las valoraciones están hechas. Muchas gracias señoritas. Solo puede haber un nombre en esta carta -vocifera alzándola- pero no os preocupéis, por lo menos habéis conocido al duque en persona y eso cualquier persona no lo puede hacer. Así que tenéis que sentiros afortunadas solo por eso, ganéis o perdáis. Bueno ahora abramos la carta y descubramos quién será la próxima duquesa de Starvile.

Todas empezaron a cruzar los dedos. Yo ya sabía que mi nombre no estaría en esa decoradísima carta así que  le resté importancia al resultado, concentrándome en terminarme hasta la última gota de mi copa. Mientras me bebía de un sorbo el líquido chispeante oí mi nombre-. 

-¡Lara! ¡enhorabuena! ¡has sido la elegida! ¡un fuerte aplauso para ella! -Como si la mala suerta estuviese esperando el momento exacto para ponerme en ridículo, comienzo a toser de forma descontrolada. Al parecer el champán se había colado por el camino equivocado. 

Todas, incluido el portavoz, comenzaron a aplaudir. Algunas se fueron enfadadas, llorando, otras se quedaron mirando con odio, pero yo, yo intentaba recuperarme de la forma más digna. Después de unos segundos de completo silencio, solo interrumpido por mi garganta pidiendo ayuda, pude caer en la cuenta de lo que estaba ocurriendo en realidad. ¿Está pasando de verdad o estoy soñando? ¡¿voy a ser la Duquesa de Starvile?! ¿¡me voy a casar con el duque!? Dios, no me lo puedo creer -como pude subí al pequeño e improvisado escenario que había en el centro de la enorme sala y le di la mano al señor, para luego recibir un ramo de flores que me dio un niño. ¿Enserio todo esto está pasándome de verdad? -Me mandaron bajar y allí me encontré con Briseida-.

-¡¡¡¡¡¡Ahhhhhhh!!!!!! ¡¡¡¡te han elegiiidoo!!!! -Me dice gritando y saltando de alegría-.
-¡Sí, por tu culpa me voy a casar con un completo desconocido! -pero no me podía enfadar porque en la vida conocería a un hombre como el duque, tan bien dotado y en tal alto rango. Así que le di una sonrisa para hacer que me abrazara-. Briseida, suéltame, me vas a matar -me soltó con una notable sonrisa de oreja a oreja. Estaba más emocionada y feliz que yo-.

-¡Es genial! ¡no me lo puedo creer! ¡tienes que nombrarme como tu madrina!
-Sí, -río.- tranquila, serás la madrina de nuestra boda -pero me doy cuenta de que no me está prestando atención y extrañada sigo la dirección de su mirada y observo como el padre del duque, mi suegro, (qué raro me suena. Yo, tengo un suegro -río en mi mente- aún no me lo creo) se acerca y llega hasta nosotras con una sonrisa tan blanca como la nieve-.

-¡Enhorabuena, Lara! Serás la duquesa de mi pueblo, ¿cómo te sientes?

-Gracias -le sonrío-. Pues, para serle sincera, no sé cómo expresarlo. Todo ha pasado tan deprisa. Han dicho mi nombre y...no sabía cómo reaccionar. La verdad, muchas gracias por haberme elegido, será todo un placer y un privilegio ser la nueva duquesa de su pueblo -finalizo, mirándole a los ojos. Se parecen a los de su hijo. Por cierto, ¿dónde estará?-.

-Me alegro de que estés conforme con todo esto y, ah, Lara, llámame Joseph, tenemos que ir entrando en confianza. Pronto seremos familia -me sonríe y me da un abrazo para luego retirarse-.

-Bueno, Lara, después de la luna de miel me cuentas como es el señor duque en la cama, eh -abro los ojos como platos-.

-¡Briseida! ¿¡estás loca!? -No pude aguantar la risa, ni me lo imaginaba-.

-¿Qué? -pregunta riéndose como una loca-. Bueno, ya me contarás, y ahora vámonos que se hace tar...

-¿Señorita Lara?

-¿Sí?

-Acompáñeme, tenemos que recoger todas sus pertenencias y llevarlas junto con usted a su nueva mansión, que le espera al sur de aquí.

-¿Mi...mi nueva mansión?

-Exactamente, tenemos que irnos ahora mismo si queremos llegar a eso de la una, ya que queda un poco lejos y el señor Jackson tiene que madrugar mañana.

-Está, está bien -me giré a ver a mi mejor amiga-. Ehm...Briseida ¿podrás irte sola a tu casa? ¿no quieres que te lleve?

-Claro que no mujer, a parte, he quedado con un tío bueno que trabaja en este lugar -despreocupada ríe una vez más. Esta mujer no cambiará nunca-.

-Se ve que no pierdes el tiempo ¿eh? -reímos-. De acuerdo, que te vaya bien con tu nueva conquista -nos abrazamos y miro como se gira y sale por la puerta-.

-Señorita, ¿podemos irnos ya?

-Claro -el voluptuoso hombre me guía hasta ¿una limusina? Aunque supongo que a partir de ahora veré cosas aún más impactantes.

Me abre la puerta y entro un poco tímida y lo que no me esperaba era encontrármelo a escasos centímetros.

El DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora