Capítulo 26

700 50 5
                                    

Me encuentro esperando en una parada de autobús. Llevo horas andando sin rumbo intentando que algún buen samaritano me lleve en su coche hasta algún supermercado.

Me muero de hambre y de frío. Hace una semana que comenzó el invierno y yo aún ando con el vestido de playa.

Me siento en el frío banco de la parada a esperar por algún autobús. Sólo me quedan cincuenta dólares. Me tienen que alcanzar por lo menos para comida y algo de ropa invernal para no morirme de hipotermia en estos días.

Ahora extraño más que nunca aquella chimenea que daba tanto calor...también extraño a Sarah y a Esther, eran tan buenas conmigo...

Una lágrima cae por mi mejilla al recordarlas, pero sobre todo y a quién más echo de menos, es a El Duque... a Michael... a mi esposo.

Aunque algunas veces fuese estricto, frío y celoso conmigo, en el fondo... muy en el fondo era un amor de persona. Se preocupa por los niños enfermos y por los necesitados.

Realmente es un gran ejemplo a seguir; aunque tampoco hay que olvidar su potente atracción por las mujeres. Que no les echo la culpa, al tener ese cuerpo tan glorioso acompañado de esa perfecta sonrisa y esos ojos que te hechizaban, normal que se vuelvan locas con tan sólo una simple mirada.

Pero ahora todo eso ya da igual. No volveré a estar más con él. Acurrucada en la esquina de un banco, bajo la vista y observo que hay un periódico. Me inclino hacia la izquierda y lo cojo. Me quedo sin aliento durante unos segundos al verlo en la portada, una inmensa sensación de querer abrazarlo me envolvió... se le ve tan..feliz, pero su mirada no concuerda con esa hermosa sonrisa.

Su mirada transmite inseguridad y soledad, haciendo que se me rompa más el corazón.

Ya ha pasado un mes desde que me dejó y estoy muerta de frío debajo del tobogán de un parque con unos cartones que me acobijan un poco. Mi ropa está mugrienta y rota. Apenas como y esta mañana me visitaron unos desagradables paparazzis. Mi vida no puede ir a peor...

Oh..no me digas que está...nevando, genial, creo que YA no puede ir a peor.

Estaba pidiendo limosna cuando un hombre enorme se me acerca y sin más me toma en brazos. Comienzo a patalear asustada ¿Quién es este hombre? - suéltame- gritaba, pero ese señor no me hacía caso. Cruzó rápidamente la carretera y me introdujo en una camioneta totalmente negra.

Pero la sorpresa fue que dentro... estaba Michael. Oh Dios, está incluso más guapo que antes, debía ser yo que lo estresaba.

Me miró de arriba a abajo, incluso llegó a alejarse un poco por mi desagradable olor, pero todo esto era culpa suya, él me abandonó como a un perro.

Michael: Mírate... ¿Crees que así me representas correctamente?

(tn): Yo no represento a nadie- le dije sin mirarlo.-

Michael: Te recuerdo que aún sigues casada conmigo.

(tn): ¿Ah sí? No me acordaba, fíjate- le dije con cara de pocos amigos.-

Michael: Creo que ahora mismo no es el mejor momento para que te pongas a la defensiva, te tengo aquí por las escandalosas quejas que circulan contra mí.

(tn): ¿Qué clase de quejas?

Michael: Tales como que te utilicé solo para satisfacer mis necesidades y luego que te abandoné sin ningún tipo de piedad.

(tn): ¿Y qué le ves de malo? Es exactamente lo que has hecho.

Michael: Disculpa Cara de ángel - extrañaba ese apodo- pero tú solita te lo ganaste.

(tn): -río falsamente y bastante dolida por su comentario.- ¿Que me lo gané? fue un simple error, ¡tu te alteraste todo y me abandonaste como a un puto perro!

Michael: ¿Que yo te abandoné? pudiste venir para suplicarme pero no lo hiciste, pudiste haberme pedido disculpas pero no lo hiciste. Sólo fue tu estúpido orgullo quien no te dejo venir a mi.

(tn): oh... ¿Es eso lo que quieres? que vaya hacia ti- le dije acercandome a él, se aleja un poco al ver mis mugrientas vestimentas- Qué ¿te doy asco? tranquilo ya lo arreglo- digo para quitarme la camiseta. Noto como traga y me mira nervioso.-

Michael: (tn) cálmate ¿Vale? Estás hambrienta y necesitas descansar, ahora llegamos a casa y te echas una siesta- dice intentando calmarme.

Ya estoy harta, van a ver esas estúpidas niñas lo que yo puedo hacer y ellas no pueden.

Me acerco un poco más y él choca contra la esquina de la camioneta.

(tn): ¿De verdad quieres que duerma?- me pongo a horcajadas sobre él - o prefieres que haga una cosa mejor- le digo en su oído, noto sus manos posarse en mis caderas.

Cómo extrañaba sus grandes manos...-

Michael: (tn) si quieres hacerlo mejor que no sea aquí, y prefiero que te duches antes- Molesta por su estúpido comentario le beso apasionadamente y no pasaron cinco segundos hasta que pude sentir un gran bulto debajo de mí. Gruñe por lo bajo y me acuesta en los sillones del vehículo quedando él encima de mi.

Michael: Te he extrañado- me dijo al oído. ¿He oído bien? Casi me derrito allí mismo. Esas palabras terminaron de prender el fuego que sentía en mi interior.

Comienza a hacer un recorrido de besos desde mi cuello hasta llegar a mis pechos.

Michael: Creo que tienes demasiada ropa - pasa su mano por mi espalda y desabrocha, sin dejar de mirarme, el sujetador. Me ruborizo y él me sonríe.

Ya desnuda de la cintura para arriba, comienza a besarme en la zona liberada. Arqueo mi espalda hacia arriba con los ojos cerrados. Dios mío este hombre simplemente es ...único.

Ya trabajado ese territorio sigue su camino hasta llegar a mis pantalones, me mira intensamente y desabrocha el botón y luego con su palma extendida desciende la cremallera.

(tn):¿Du..que..qué..pien..sas..ha..cer?

-Michael con una sonrisa socarrona va bajando lentamente sus besos por mi vientre, mi ombligo y terminar haciendo maravillas con su lengua dentro de mí. Era la primera vez que me hacían eso y Dios mío...es el mejor.

Rápidamente me pongo encima de él.

(tn): Mi turno- le dije para luego besarle salvajemente.

Le fui desabrochando los botones uno a uno y besando la piel que quedaba al descubierto. Podía sentir su respiración entrecortada y eso me hizo sonreír y sentirme poderosa.

Al desabrocharle todos los botones le quité la camisa y la tiré al suelo, luego le llené de besos todo su pecho, con esas manchitas que aunque nunca le pregunté de qué eran, son el complemento que lo hace más perfecto.

Fui bajando lentamente hasta llegar a mi propósito, al igual que él, lo miré desde ahí y le sonreí con picardía.Él me devolvió la sonrisa como pase para poder seguir. Lo último que vi al cerrar los ojos fue la hermosa cara de mi esposo.

Los ojos cerrados, la cabeza hacia atrás y él mordiéndose el labio, recordaría esa expresión toda mi vida.

Sin preámbulos él se vuelve a poner encima mío y con un gruñido me separa las piernas y se introduce en mi, despacio. Se acerca a mis labios y deposita en ellos un dulce beso, tuve que interrumpirlo para gemir, era demasiado para mi.

Comenzó a moverse despacio mientras me decía cosas bonitas al oído.

Sus movimientos comenzaron a acelerarse y ¡Boom!. Los dos caímos rendidos en los ahora calientes asientos del coche.

Antes de caer en un sueño profundo me pareció haber oído un..- Te amo- .. pero como eso era ridículo no me lo creí.-




¡Hoola querid@s lector@s! Sólo vengo a deciros que este es el penúltimo capítulo.

¡Gracias por todos vuestros comentarios, leídos y votos! Sois geniales y me habéis echo sentir realmente bien con vuestro apoyo. Gracias de verdad!

El DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora