Alhena y la promesa

2.1K 273 261
                                    

ALHENA Y LA PROMESA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ALHENA Y LA PROMESA

Si alguien les preguntara a Neville Longbottom o a Alhena Lupin cuándo empezaron a ser amigos, ellos no podrían responder, porque fue algo espontáneo que se dio en ese momento mientras la niña jugaba con su padre y su perro Leo en la calle; y, por...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Si alguien les preguntara a Neville Longbottom o a Alhena Lupin cuándo empezaron a ser amigos, ellos no podrían responder, porque fue algo espontáneo que se dio en ese momento mientras la niña jugaba con su padre y su perro Leo en la calle; y, por otro lado, el niño los miraba con lágrimas en sus ojos y los mocos colgando de su nariz.

En ese entonces, Alhena tenía cuatro años y Neville tres, cerca de cumplir cuatro.

Ninguno de los dos recuerda ese momento, pero Remus lo recuerda perfectamente, porque en el momento que su hija vio llorando a su vecino le llevó una flor para que él se sintiera mejor. Y en lo único que el adulto, en ese entonces, de veinticuatro años pudo pensar fue: ¡Merlín! Es igual a su madre. Hemos hecho un buen trabajo.

Él no solía regalarle flores a Samantha, su esposa, porque no les gustaba regalar algo que pronto moriría, pero, aun así, ver a su hija cortar una flor con toda su fuerza y correr al lado de Neville, dársela y limpiar sus lágrimas y mocos con la manga de su camiseta fue el acto más inocente y bello de todo el mundo.

Sin pensarlo mucho, fue al lado de ellos y le preguntó a Neville si estaba bien, pero él no respondió. Sin saber qué hacer, se quedó ahí de pie pensando en cómo hacer que el nieto de su vecina dejara de llorar.

—Papá —lo llamó Alhena, mientras tiraba de su pantalón—, si le damos galletas, no llorará más—habló con una sonrisa, tomando la mano de Neville para que fueran a su casa.

Remus los miró con duda, no sabía si llevarse a un niño a su casa iba a ser bien visto. Primero, aunque conocía a Frank y Alice, no había cruzado muchas palabras con Augusta Longbottom, la tutora del niño, además de los saludos de todos los días cuando se veían por la mañana.

Si alguien se llevara a Alhena, por cualquier razón, como comer galletas, él haría un escándalo por ello... pero en realidad, Remus nunca la dejaría salir de su casa sin supervisión; a no ser que se escape.

Pero el llevar a Neville a su casa se fue de sus opciones cuando escuchó que los dos niños reían porque Leo les lamía la cara de forma intercalada. Alhena le pedía una y otra vez que se detuviera y que no le hiciera eso a su vecino. En cambio, Neville, aun algo temeroso, se dejaba lamer y se reía con discreción y nerviosismo mientras pensaba en si acariciar o no el lomo del perro.

|2| Traidora 🌟 Neville Longbottom ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora