Prólogo

1.3K 75 82
                                    


Era 1945 justo unos momentos después de que los tres grandes firmaran el tratado.

Los dioses estaban en el Olimpo, haciendo lo de todos los días. Zeus y Poseidón peleaban por saber quien era más poderoso, Hera y Deméter hablando sobre esposos infieles y hermanos secuestra hijas, Hermes y Apolo estaban planeando bromas, Artemisa estaba puliendo su arco, Atenea estaba leyendo un libro haciendo caso omiso a lo que pasaba a su alrededor, Ares y Afrodita estaban coqueteando, Hefesto estaba haciendo una trampa para los "tortolitos", Dionisio estaba leyendo una revista de vinos, Hades estaba haciendo bailar a unos esqueletos "La Macarena" y Hestia estaba avivando el fuego en un rincón sin mucho ánimo y con la mirada perdida.

De repente aparece una luz que deja ciegos a los dioses unos instantes, de la luz emergen las moiras. Zeus se apresura a arrollidarse ante las moiras, pero ellas lo interrumpen.

- Basta de hipocresías Zeus. Vinimos porque estamos muy decepcionadas de sus actos, que han llevado a un semidios una gran carga en sus hombros.-habló Cloto

- Él es el mayor héroe de todos los tiempos.- siguió Láquesis, y al ver la cara de Zeus aclaró.- Y no, Zeus, no es Heracles.

- Vendrán semidioses de diferentes épocas a leer los libros, tienen prohibido herirlos o serán castigados.- terminó Átropos.

Seguido a decir eso las moiras desaparecen en la misma luz que las trajo. Dejando a su paso una serie de libros.

- ¿Ahora que hacemos padre?- preguntó Atenea.

- Leer los libros.- contestó Zeus irritado.- ¡Hermes! Lee lo que dice.- bramó Zeus al ver que Hermes estaba más cerca de los libros.

-Percy Jackson y el ladrón del rayo.-leyó Hermes aburrido.

-¿¡Quién osa robar mi rayo!?- bramó Zeus.

- Cállate, así leemos más rápido los libros y sabemos quién robó tu rayo.- dijo Poseidón al notar que su hermano lanzaba chispitas.- Hermes, por favor.- dijo haciendo una seña hacia el libro que Hermes sostenía.

- Pulverizo accidentalmente a mi profesora de introducción al álgebra

Leyendo Percy Jackson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora