POV WRITES.
(Segunda parte)
5:15 p.m.
Campo de concentración.
Lemon Creek.Los soldados ya habían acomodado a todos los judíos presentes en cada pequeña cabaña, llena de literas y nada más que eso. El espacio era inmenso, pero solo había cabañas y nada más. Era muy verde la vista y se podía sentir el aire fresco pegar contra tu piel. Sería todo un sueño estar ahí de día de campo o para pasar unos cuantos días de vacaciones.
Nuestro pequeño amiguito ya estaba en su cama junto con las otras personas, esta vez ya había más, era variado y por fin veía unos cuantos niños junto a sus padres. A todos les asignaron una cama, no era de que si querían o no ese lugar, debían de obedecer o las consecuencias serían graves. El pequeño niño estaba perdido en sus pensamientos, no podía dejar de ver una y otra vez aquellos ojos del peliverde, no dejaba de pensar en las facciones de enojo de aquel niño de hace unas horas. Simplemente no podía escuchar las indicaciones de aquel soldado que iba y venía, del que no podía dejar de moverse al dar explicaciones órdenes. Una mano le agarro el hombro y este se asustó haciendo que volteara a su izquierda, y ahí estaba quien menos se esperaría, aquel chico de cabellera interesante y brillante, que le advertía si seguía así de inmerso en sus pensamientos las cosas irían muy mal para él. El azabache le sonrió y miro al soldado que estaba a punto de regresar, sus ojos brillaban y el corazón le latía muy fuerte, estaba tan feliz a pesar de estar en esa pocilga.
Después de aquellas indicaciones y reglas, de los horarios y las explicaciones que les dieron a todos sobre los trabajos y los castigos fueron a recoger los uniformes que deberías usar todo el tiempo que debían de estar en ese lugar. El pequeño no podía despegar los ojos de aquel peliverde, trato de acercarse a él, de poder hablarle pero este siempre lo evitaba y eso le decepcionaba al azabache. Ya era tarde y el pequeño no había podido hablar con él.
Las luces se habían apagado y el azabache no podía dormirse mientras los demás ya estaban hasta roncando. La poca luz que entraba por las aberturas de la pared le permitía ver el rostro de aquel niño que dormitaba y parecía que estaba despierto. Luffy podía admirar muy bien su cara, desde donde empezaba cada ceja y terminaba, las finas comisuras de sus labios lo atraían a acariciarlas, estaba tan aturdido por aquel niño y se sentía tan extasiado de tan solo verlo y se preguntaba, ¿Cómo sería su voz? ¿Qué comportamiento tendrá? ¿Cómo se llama? Quería conocerlo y llegar a él, quería ser su amigo, solo eso.
La luna desapareció entre las montañas y el sol remplazo su lugar, todos tuvieron que pararse temprano y más los adultos ya que tenían que hacer un trabajo muy insignificante, Luffy lo primero que hizo fue ver por donde se iba el de pelo verde, lo lógico era que en ese primer día de la mañana tenían que ir a desayunar.
Todos se dirigían a un mismo lugar para poder tomar su tazón lleno de sopa que no era más que agua con un poco de verduras, lo máximo que les podían dar.
El pequeño mugiwara fue corriendo para poder alcanzar a aquel niño que le llamo mucho su atención pero por ahora su hambre era mucho más grande que sus ganas de poder conocerlo. Se acercó a la enfermera con su tazón en la mano y le pidió que se lo llenaran, la enfermera le negó esa petición ya que sería injusto dejar a alguien sin su respectiva comida. El pequeño azabache se puso triste pero aun así acepto con mucho gusto la porción que le tocaba, solo 205 gramos o menos. Al terminar de comer sus ojitos buscaron al niño con cabello llamativo, no lo encontró, así que se dispuso a buscarlo por todas partes si le era necesario.
Primero busco en los baños y no encontró nada, quiso entrar a las pequeñas cabañas pero las puertas estaban cerradas, busco en cada rincón, en las partes traseras de aquellas chozas y aun así no encontró nada. Se quedó parado, pensando en donde podría encontrar a aquel niño, hasta que se le ocurrió buscar en aquella parte donde no había checado ya que la vegetación estaba tan alta que no se podía ver nada y eso asustaba de cierto modo. El pequeño ya estando en aquel lugar miro asía atrás, quería percatarse de que nadie lo estaba vigilando, trago saliva fuertemente y se aventuró a aquel lugar tan tenebroso pero con tan solo dar unos seis paso este se regresó casi corriendo del miedo que sentía al estar ahí, cuando estaba a punto de salir sintió como una mano lo agarro del pie haciendo caer al pequeño azabache. Su cuerpo se tensó de tan solo imaginar que pronto sería tragado por un monstruo y su voz se reusaba a hacer algún sonido. El pequeño sintió como lo arrastraban más, asía la profundidad de aquella vegetación tan espantosa y seca (¿por qué demonios dejarían aquella vegetación tan grande?), solo cerro sus ojos esperando su tétrico final, pensando en su familia y diciéndose mil veces que juraba no volvería a robar la comida de Ace si salía de esa situación vivo. El pequeño dejo de sentir que lo arrastraban y espero por un momento temblando para ver qué pasaba, pero los dientes del monstruo no lo estaban destrozando, las garras de aquella bestia no le estaba arrancando la piel. El pequeño abrió los ojos y lo que pudo ver fue al monstruo más hermoso que el haya visto, con esa cabellera verde que brillaba con la caria del sol y esos ojos amarillos como la miel que resplandecían ligeramente como el aura de un Dios.
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Las cuatro paredes del amor y la muerte.
FanfictionLuffy, estudiante de 7 años amaba muchas cosas pero odiaba aquella estrella amarilla que tenía que llevar en la parte izquierda de su abrigo antes de salir, odiaba no poder ir al parque y tener que andar a pie a todas partes, pero lo que más odiaba...