¿Qué haría sin ti?

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POV WRITES.

(Cuarta parte)

-La extraño...

El peliverde acariciaba los suaves cabellos del menor mientras escuchaba a lo lejos la pequeña brisa que venía, las nubes que prometían una lluvia y los pequeños recuerdos que dolían, y es que aquel sonido de bala lo tenía presente, aquel pensamiento de que el humano es un ser frágil no lo dejaba, tenía miedo, miedo de perder todo lo que quiere. Perderlo de nuevo.

-Zoro...¿Tú no la extrañas?

-No lo sé.- Aquel chico veía la nada, estaba sentido, todavía en shock después de aquel suceso, por más que el tiempo pasara esa imagen lo atormentaba y cómo no, habían arrebato la vida de su amiga en frente de sus ojos.

-¿Cómo no lo vas a saber? ¡Zoro baka!- Sus manos buscaron el rostro del mayor para plantar un beso en los labios suaves del chico aunque sus facciones decían que estaba inquieto y ligeramente molesto.

-Luffy... no quiero perderte...- Las palabras quedaron en el viento, Luffy lo entendía bien, sabía que era morir, desaparecer y nunca volver a ver. Sabía que él no quería ver sufrir a nadie, no quería lágrimas ni dolor pero era el ciclo de la vida después de todo ¿no? Nadie más que él tenía presente ese pensamiento o por lo menos muy claro.

-Yo tampoco quiero perder a Zoro... pero todos morimos en un momento ¿verdad?

No había forma de negar eso, ¿Cómo negarse a algo que es simplemente natural, que es algo normal?

-Sí...

-Dame besos.- Dijo el pequeño azabache. Zoro suspiró melancólico y entonces pensó que sería mejor disfrutar lo que tenía en frente y no pensar en el miedo o en la muerte, solo vivir sin ser una persona que se la pasa lamentando cada cosa que no hizo. Y sonrió con el corazón a su pequeño, a la única pequeña persona que quería, lo único que tenía en sus brazos.

-Si es lo que quieres.- Una sesión de besos empezó entre aquellos dos pequeños niños, sus cuerpos juntos, sus labios tocando cada extensión del rostro del otro y pequeñas mordidas de juego llenaron los hombros y cuellos de los niños.

Disfrutarían lo que quedaba de tiempo, cada milésima de segundo, minuto, horas, días, meses, todo lo que quedara estarían juntos, no querían arrepentirse después, sin poner pretextos ni cosas que hacen los problemas más confusos, siendo directos consigo mismos.

La lluvia interrumpió aquel desenlace de mimos y los obligó a buscar un pequeño refugio para cubrirse de las gotas de agua que estaban heladas. Salieron de su pequeño escondite sin que nadie los viera y empezaron a correr hacia la parte noreste de aquel campo, situándose en una pequeña cabañita que era la enfermería, segundo lugar que estaba abierto casi las 24 horas, el primero era el baño.

Los demás niño y adultos también buscaban refugio, corrían y empujaban a las demás personas para poder obtener aunque fuera un pequeño espacio. Nadie quería estar bajo esa agua, una enfermedad en esas circunstancias podría matar, nadie quería morir... nadie perdía esperanza en volver a salir.

Zoro y Luffy ganaron el lugar de la ventana, podían ver lo azulado que estaba ese día, sentir como el frío les calaba los huesos y hacía que no sintieran ni pies ni manos. Muchos estaban distraídos, pensando en que tenían hambre, que tenían frío y que las pocas enfermeras atendían a todas esas personas para que ninguno cachara una enfermedad. Era la oportunidad perfecta para aquellos dos jóvenes que se encontraba dando la espalda al mundo, viendo como las gotas de lluvia caían por el cristal, viendo su propio vaho.

-¡Mira Zoro, hagamos carreras con las gotas que caen!

-Bien, yo elijo esa.

-Entonces elegiré la que esta al lado de la tuya.

Las cuatro paredes del amor y la muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora