VII. Al demonio los secretos.

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Emma realmente no entendía porqué desde hace una semana su padre no dejaba de comprar queso, pero eso la calmaba a ella y al hambre de su kwami. Luchar contra monstruos, villanos y akumas poco a poco se volvía más divertido, aunque al final siempre se volvía tedioso por el simple hecho de que Ladybug la intentaba besar, y por las mañanas, llegaba tarde a la escuela por ser ella quien intentaba besar a Charlotta.

Era inevitable. Oficialmente estaba enamorada.

Las amigas de Emma la notaban distraída. Piper, sobretodo, puesto que Shantall poco a poco respetaba la manera en la que Emma se alejaba.

Al llegar a la escuela, como siempre, Emma llegó con una sonrisa, mirando el suelo, con los audífonos puestos y bailando en momentos, hasta que fue interrumpida por Piper, quien se le puso directamente en frente.

—Emma...— Piper violentamente le quitó los audífonos, así como lo hacía su madre, Alya.

—¡Ah, Piper, no hagas eso...!— Hizo un pequeño puchero, acomodando un cuaderno que cargaba consigo.

—Emma, tus notas están yendo directo al carajo, llegas como si estuvieras consumiendo algo raro y tu hermano... habla cosas raras. Quiero hablar contigo.—

Emma sintió su corazón acelerarse. ¿Su hermano.... había dicho....?

—Pu-puedo explicarlo.—

—Emma, se supone que somos amigas. ¡Amigas desde hace muchos años! ¿Y no me tienes la confianza para decirme que tienes novia?—

—No es mi novia, Piper.— Sus ojos verdes fruncieron. Oh, sí, iba a matar a Louis apenas lo viera...

Emma giró a su alrededor. Suspiró, había gente que pasaba lento al lado de ellas para escuchar la conversación, otros miraban desde lejos meramente interesados. ¿Cómo es que no se había dado cuenta de que toda la escuela sabía del rumor que su propio hermano había iniciado?

Bueno, que rumor no era.

—Piper... Soy lesbiana.— Y entonces, su amiga simplemente se cruzó de brazos.

—Eso era obvio.—

Ante esta respuesta, varios soltaron unas cuentas carcajadas.

—¡Pues sí, carajo, soy lesbiana!—

—¡Y eso está bien, Emma, todos acá te apoyamos!— Habló una voz conocida. Emma se giró y, entonces, ahí se lo encontró. Louis Agreste, su hermano, quien corrió hacia ella para darle un abrazo. La culpa le había comido solo, y Emma, por impulso, le regresó el abrazo.

—Lo siento, Emma... quizás no me la creí de verdad y...—

—Cállate, hermanito.— Los pocos que pasaban y entendían admiraban la escena. Nadie miraba con asco a Emma, ciertamente, aplaudían la valentía de la primogénita Agreste para salir del clóset de manera tan bestial.

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—¡Con cuidado, Mi lady!— Chat Noir seguía conservando ese apodo para Ladybug. Y es que estaba locamente enamorada de Charlotta. Pero Ladybug le había secado su alma, y la había robado con la misma facilidad con la que ella se perdía en sus ojos azules.

—¡Ya casi lo tengo, ya caaa...! ... ¡Aaah!— Gritó la heroína en rojo, cuando una roca con fuego, defensa del akumatizado, le cayó directo en la cara.

—¡Mi lady!— Era la primera vez, desde hacía todo el tiempo que ambas obtuvieron sus miráculos, que algo lograba alcanzarla. El akuma era sumamente poderoso, tanto que de un golpe, había arrojado a Ladybug hacia el vacío. Chat Noir fue corriendo tras ella, bajando entre callejones y topando exactamente donde había caído.

Flores { Emma Agreste x Charlotta Blohm }Where stories live. Discover now