—Esto es... una locura, Plagg...— Emma temblaba. Era sólo Emma, hablando con su kwami, en un punto alto de la torre Eiffel.—¿Sabes que es más loco... ? La manera en la que salvaste el día. ¡Pusiste en riesgo a todo París! — Su kwami, innevitablemente, se abrazó al pómulo de la hija Agreste. Con cuidado, tomó al animalito místico con sus manos, bajando para verlo a los ojos.
—En realidad, fue lo más heróico que pudiste hacer.— Charlotta se recargaba en el hombro de, su, ahora, pareja. Tikki, con cuidado, revoloteó hacia acomodarse entre los dedos de la hija de su ex dueña, abrazándose a Plagg.
Ambas humanas enternecieron con la escena, a lo que Plagg soltó un par de lágrimas de la vergüenza, pero, de manera imposible de negar, abrazó de la misma manera a Tikki.
—Creí que no te interesaban en absoluto las chicas, Plagg.— Emma es burlaba en esta ocasión.
—¡No es una chica, Emma boba! ¡Es mi Tikki!—
Lo demás fueron risas.
—Definitivamente la mejor locura que me ha pasado alguna vez en la vida...— Comentaba la escandinava.
Tímidamente, Emma se giró para verle a los ojos. Las noches en París son frías, heladas, tan frías como el color azulado, celeste y brillante que tenían los ojos de Charlotta Blohm. Las noches en parís eran iluminadas, como la piel nívea, pero sobre todas las cosas, las noches en París son de oro, brillantes, despampanantes, un glamour que pocos tenían la desdicha de ver.
Pero las noches en París no se comparaban en absoluto a la hermosura de Charlotta Blohm. Danesa y alemana de nacimiento, francesa por ciudadanía, pero era del cielo. Emma la veía como si del ángel más bello se tratara.
—Emma...— Charlotta se acercó tímidamente. Ya se habían besado un par de veces. Pero, esta vez, temblaron. Sus labios temblaron sobre los ajenos, generando la imposible cercanía que ambas no podían aguantar.
El beso, a medida que avanzaba, se volvían los cientos de luces artificiales que adornaban el cielo. Fuegos artificiales en París, un amor verdadero descubierto, y unos místicios amuletos vivientes.
Esa era la vida de Charlotta Blohm y Emma Agreste.
Emma con cuidado se levantó de la viga en la cual yacía sentada.
—Espérame a media noche aquí, mi lady... — Le besó el torso de la mano, haciendo a la rubia teñir sus mejillas de rojo.
—¿Aquí?—
—Sí. Pero ven como Ladybug....— Fue su última petición, antes de girarse. —¿Estás listo para esto, Plagg?—
—¡Nunca había estado tan listo, jamás!—
—¡Plagg, las garras!—
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—¡Que te vayas de aquí, Hugo!— Finalmente, Emma logró cerrar la puerta con su hermano menor afuera, golpeándola con fuerza. Suerte que tuvo el par de segundos necesarios para alcanzar a poner la cerradura de la puerta.
Ahora sólo era ella, ella, Marinette, su madre, y Adrien, su padre.
—Papá, mamá... Los... he reunido aquí, porque tengo dos cosas que decirles.— Emma se acercaba a sus padres con cierto miedo en sus palabras, y en sus pasos. Pero, finalmente,logró, con su kwami en sus espaldas impulsándola.
—Yo... hoy casi pierdo la vida..— Cuando Emma alzó la mirada, miró a Marinette temblando, aferrándose a su marido sin entender nada.— Hoy casi pierdo la vida salvando... a quien más quiero en el mundo. —Para ese momento, Adrien, quien parpadeaba atento a todo lo que decía su primogénita, comenzaba a cobrar sentido.
—No puedes ser...— Adrien suspiró para sí mismo.
—... agh.— Emma, desesperada por hablar, sin valor para hacerlo, sólo pudo enseñar el anillo que bien acomodado en su dedo anular brilló apenas lo mostró.
Sus padres gritaron, pero, Adrien, quien inmediatamente reconoció el accesorio, se puso a llorar.
—Soy Chat Noir.— Dijo Emma, dejando que, tras ella, se asomara su kwami. Fue como unir un imán y un metal. Fue unir a Plagg y Adrien en un abrazo, mientras Marinette lloraba sin poder creerlo. ¿Su hija tenía un miráculo? ¿Su hija era Chat Noir? Todo tenía sentido ahora. Su hija siempre tuvo valentía, elegancia, audacia.
—Plagg... — Adrien lloraba con su antiguo kwami en su mejilla. —Plagg... ¿Cómo pudiste estar tan cerca...?
—Emma, al ver la motivadora escena de un ex dueño y un kwami, también dejó caer lágrimas en sus mejillas. —Mamá... — la niña se acercó a su madre, abrazándola.— Soy Chat Noir. Tengo que proteger París...
Adrien, con los ojos llorosos y la nariz suelta, se volvió a sentar al lado de su amada esposa, tomándola de la cintura. —Nunca creí... que volvería a tener algo que ver con todo esto. Pero...—
—... Buena suerte, hija.— Interrumpió Marinette, antes de que Emma mirara a su kwami, posicionándose delante de sus padres nuevamente.
—Tambien hay algo que quiero decirles... mamá, papá.... Estoy enamorada... — Emma giró su mirar a su padre, y casi de un grito, con llantos y sentimiento, liberó lo que quería decir.
—¡Y tienes razón papá, no importa qué, Ladybug y Chat Noir están destinados a estar juntos! ¡Mi nombre es Emma Agreste, soy Chat Noir, y estoy enamorada de ladybug!—
—¡Emma!— Su madre fue la primera en reaccionar. Adrien sonreía satisfecho, feliz de escuchar que la promesa era verdad, y siempre sería así.
—¡Yo amo a Ladybug, a mi lady! ¡y quiero que todo el mundo lo sepa!— Emma lloraba, abrazándose a sí misma y con Plagg jugando con su cabello. —Mamá, hoy casi muero. Por poco y ladybug muere... No quiero pensa en que puedo perderla... —Se enjuagó las lágrimas, tomando aire para continuar. — ¡Soy la siguiente generación, y no dejaré que nada le pase a mi lady! ¡Plagg, las garras!—
Después de eso, el matrimonio admiró como Chat Noir agarraba un ramo de flores que tenía en su buró, saliendo de la ventana.
Se miraron con un llanto ahogado en sus ojos, antes de abrazarse.
—Se dirige a su enamorada igual que tu a mi....— Marinette se recargó en el torso de su marido, quien le dejó un beso en la frente.
—Hay cosas que no pueden evitarse.—.
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—ya llegué, mi lady...— Chat Noir subió a la torre Eiffel, antes de tomar de la mano a Ladybug, besándole el costado. Ladybug sonrojó, volteándose violentamente cuando vio, atenta, un helicóptero de la prensa francesa, quienes la estaban grabando ante televisión nacional.
—Yo.... — Ladybug tartamudeaba, entre giros y giros. No entendía nada, hasta que vio, como, cuidadosamente, Chat Nor le entregaba un ramo de flores. Luego otro, otro, otro...
Le había traído seis ramos con diferentes colores.
—Ladybug...— Emma enmascarada se agachó. Se dejó caer, antes de motivarse un poco por el hecho de saber que toda Francia estaba mirándolas. —Yo... no quiero perderte de nuevo. Jamás, Ladybug. Eres todo lo que tengo, todo lo que quiero tener alguna vez... Así que, delante de toda Francia, ladybug, sé mía.
la heroína vestida de rojo con motas negras lloró de la emoción. No aguantó, tirándose encima de la gatita mística, para así, tomarle del rostro con cuidado y besarle la mejilla.
Toda Francia supo, entonces, que la historia se repetía.
Y que viva el amor. Porque la audacia, la valentía, el coraje y los legados no dependen de quien seas, de dónde seas, de tu color de piel, ni de nacionalidad ni de la sexualidad. Se trataba de ser un ser humano puro, feliz, con el corazón limpio para cuidar de otros.
Y esa fue la lección más linda que alguna vez Emma Agreste pudo darle al mundo entero, al tomar de la cintua a su lady, besándole los labios, mientras en casa, Adrien y Marinette se morían de la emoción.
... La mejor manera de salir del clóset, la mejor manera de declarar el amor, pero sobretodo, de valorar la vida.
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Flores { Emma Agreste x Charlotta Blohm }
FanfictionEmma Agreste nació destinada a ser la próxima Chat Noir. ¿Cómo explicarle a su padre, como explicarle a París? Que Chat Noir era mujer, y estaba enamorada de Ladybug, y por eso le traía flores. {Personajes originales parte de la imaginación de la...