Prologo

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El frió del invierno roso su mejilla herida ya habían pasado seis meses desde que aquel infierno se había desatado, poco a poco la belleza de lo que alguna vez fue su país se fue desvaneciendo, los ríos y lagos se secaron, los arboles desde hace mucho habían muerto, aquellos verdes prados habían desaparecido dejando un suelo infértil y pobre, lo que alguna vez fue un buen lugar para vivir ahora erala tumba de quien lo pisara. La guerra había comenzado y esta había arrasado con la vida de muchos dejando tras de sí un camino de sangre. ¿Qué rayos había pasado? ¿Cómo es que de la noche a la mañana todo se convirtió en esto? Claro lo sabía Todo Había sido su culpa jamás debieron haber abierto la puerta, jamás debieron dejar que la curiosidad y las ansias de poder les corriera el corazón, ahora frente a él estaban las consecuencias de un simple "experimento", frente a él se levantaba una imagen terrorífica cuerpos quemados por todos lados, las casas destruidas, los campos quemándose, gritos de ayuda se hacían eco por los alrededores. Caminaba cansado por lo que alguna vez fue su hogar, su espada pesaba demasiado para su brazo herido, la armadura le sofocaba, cada paso que daba era un paso hacia su tumba.

-¡Capitán Maller! – a lo lejos un soldado le llamaba, su brazo y su cabeza vendada, por su forma de caminar se daba cuenta del estado de sus piernas al parecer también fue víctima de esos seres. -capitán la hemos encontrado, un soldado de pirogoff llego con ella en sus manos

-¿Dónde está?- su preocupación estaba presente al fin habían encontrado la ultima pieza pero a que costo, el soldado lo llevo hacia el punto de reunión, a su paso veía a hombres gritando que se les ayudara, personas iban y venían de tienda en tienda con vendas y medicamentos, finalmente llegaron a una tienda y lo que vio lo dejo petrificado- ¿Qué demonios significa esto? – frente a el un chico de no menos 12 años se encontraba en cama con heridas profundas por todo el cuerpo su cara llena de moretones – Cuiller me dijiste que era un soldado- la mirada del soldado se torno a una de miedo después de todo bien sabía que su capitán era alguien de temer cuando se enfurecía.

-capitán los soldados de pirogoff son en su mayoría jóvenes, no es de extrañar, hace semanas que los soldados más experimentados fueron enviados al campo de batalla.- de entre su bolsillo saco un pedazo de metal-antes de desmayarse nos ha dicho que esta es la última parte de la llave-

-quien pensaría que algo como esto sería capaz de producir tal desastre- ciertamente jamás pensó que algo parecido sucediera, mas sin embargo la muertes de su familia y sus amigos eran la prueba que sucedió-¡Cuiller llama a los superiores diles que tenemos la llave!- el soldado salió disparado del lugar, al fin después de tanto todo terminaría, al fin el cielo ya no sería manchado por la sangre de inocentes. Mientras guardaba aquella reliquia entre su mal trecha armadura daba un último vistazo al chico en la cama, por un momento recordó a la persona que más daño había causado y al mismo tiempo el ser más hermoso que jamás llego a ver - Aiko...

"De entre las sombras se ocultan las puertas del infierno, solo el heredero a la corona ciliar podrá abrir las puertas, dejando salir los horrores que ahí se guardan"

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