Capítulo tres.

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C a p í t u l o t r e s ;

Había tardado veinte minutos en llegar a mi casa en Mystic Falls. Había pasado un largo tiempo desde que había puesto un pie en la misma, pero dentro se encontraban todas mis pertenencias y objetos personales.
Extrañaba mi cama, mis fotos, mis cds desparramados por el living y por sobre todas las cosas extrañaba mi jardín lleno de hierbas y flores. Hoy en día seguramente debía ser un desastre, pero me tranquilizaba saber que me quedaba por delante un largo día de trabajo para recuperar lo que alguna vez había sido hermoso.
Era demasiado importante para mi tener un jardín decente, repleto de plantas lo había aprendido de mi madre incluso antes de reconocer mis poderes.
Estacione mi auto en la entrada y camine por la escalinata construida con piedras, estire mi mano y abrí la puerta con magia, la única forma de hacerlo.
Una vez dentro, pude observar la pequeña capa de polvo cubrir mis muebles y sabía que debía ir a comprar algunas cosas mas modernas. Subí corriendo las escaleras y me pare bajo el marco de la puerta de mi habitación.
Algo estaba fuera de lugar, me sobresalté al escuchar el viento entrar por mi ventana y me apresure para cerrarla.
Al darme vuelta lancé un pequeño grito de susto luego de ver a Niklaus parado frente a mi, sonriendo con las manos detrás de su espalda mientras me observaba de manera divertida.

-No deberías dejar las ventanas abiertas. - Dijo caminando hacia mi.

Retrocedí conforme el avanzaba intentando alejarme, Klaus y yo no habíamos terminado en los mejores términos.
Era tan difícil descifrar lo que ocurría dentro de su cabeza, era el ser mas impulsivo de la historia.
Observe su rostro, su cabello que ahora lucía corto y el destello de sus ojos, y aún vestido de manera moderna no había perdido la esencia de aquel hombre que podía conquistar a cualquier mujer.

-Bekah, ¿estás segura?- Pregunte con cierta preocupación.

Rebekah insistía en que conociera a su hermano Niklaus. Ya que según ella compartíamos pasión por la pintura y el sarcasmo.

-Lilah, realmente lo estoy- Me contesto con una enorme sonrisa.

Había llegado a mi casa muchísimo mas temprano del horario de la fiesta con la excusa de ayudarme a vestirme, había terminado usando un vestido negro de gala con un collar de diamantes que me había obsequiado Bekah para mi cumpleaños.

-Además, luces hermosa.- Sonreí.

-Tu también- Elogie a mi amiga.

Caminamos por la entrada de la casa y mis ojos se desviaron a las velas que decoraban el lugar y a la banda que estaba tocando jazz en el centro del patio principal.
La casa de la familia Mikaelson era tan elegante y preciosa, aún mas cuando estaba preparada para albergar invitados. Todo el mundo lucía refinado bajo la tenue luz.

-Hermana.- Una voz profunda hizo que mi mirada se levantara.

-Nik.- Rebekah me dio un pequeño empujoncito.

Los ojos del hermano de Bekah, que seguía siendo un desconocido se posaron sobre mi persona, suspire llevando la vista hacia mi amiga que sonreía tal vez demasiado.

-¿No nos presentarás?- Pregunto con una sonrisa de lado.

Le devolví la sonrisa y decidí hablar por mi misma.

-Delilah Evans.- Tomo mi mano delicadamente para depositar un beso sobre ella.

Rebekah había dicho que era alguien atractivo pero nunca había mencionado sus ojos brillantes, la sonrisa de lado tan atractiva y los modales que lo convertían en alguien sumamente magnético. Me preguntaba si el hibrido podía detectar que yo era una bruja.
Nadie lo sabía pero yo estaba completamente segura de que estaba lidiando con aquella leyenda que tanto se murmuraba en el mundo mágico, los vampiros Originales. Aquellos que habían nacido por medio de la magia que habían desafiado a la naturaleza.
Me limite a sonreírle a Niklaus y a aceptar su cordial invitación a bailar.

-Es una hermosa noche, digna de retratar.- Levante mi cabeza viendo las estrellas sobre mi.

-Lo es, podría estar horas mezclando óleo para conseguir ese azul profundo y aún así no conseguirlo- Admiti.

Asintió con una sonrisa sincera, comprendía a la perfección de lo que estaba hablando.

-Recuérdame enseñarte un truco para lograr los colores perfectos- Casi susurro mientras bailabamos.

Realmente debía agradecerle a Rebekah haberme presentado a Niklaus.》

Mi respiración y los latidos de mi corazón rápidamente se volvieron irregulares. Levante mi cabeza intentando que no se note que su presencia estaba afectando mi compostura.

-Por suerte aprendí a cuidarme sola. - Levante mi mano y me interrumpió.

-No es necesario usar magia, vine a entregar una invitación.- Quito las manos de su espalda.

En sus manos había un sobre bordo aterciopelado, con mis iniciales selladas en dorado. Se veía elegante y estaba segura que estaba hecho por sus propias manos, solo alguien como el podría crear algo tan delicado.
Dejo el sobre arriba del escritorio de mi habitación sin acercarse a mi. Y no comprendí si no se acercaba para no hacerme sentir amenazada o simplemente porque no podría alejarse si nos encontrábamos demasiado juntos.
Tome la iniciativa de caminar hacia el con mi frente en alto.

-¿Invitación a qué?- Pregunte.

En realidad me hubiese gustado preguntarle mucho mas que eso, tal vez donde estuvo todo este tiempo, la razón de su lealtad ante su madre, porque creyó que yo lo había entregado a su padre en Nueva Orleans y sobre todo, porque jamás volvió por mi. Pero me limite a preguntar que había dentro del sobre, me limite a quedarme en mi lugar y callar como lo había hecho siempre. Nunca fui alguien que quisiera exponer sus sentimientos pero ahora simplemente quería gritarle a Klaus y llorar, mucho.

-Invitación a la fiesta de los Mikaelson, volvimos a la ciudad y queremos mostrarle a los vecinos quienes somos.- Sus palabras arrastraban ironía.

Volvieron a la ciudad para matar a una adolescente, volvieron a la ciudad para apoderarse de sus elementos mágicos y desaparecer como siempre. Yo fui una Mikaelson alguna vez, aunque haya sido indirectamente por mi relación con Niklaus conocía a la familia como la palma de mi mano.
La fiesta era, seguramente alguna especie de distracción, cortina de humo para poder llevar a cabo algo mas oscuro, algo mas importante.

-No te preocupes, estamos todos- Dijo con énfasis en el todos.

Asentí con la cabeza y tome el sobre en mis manos observando mas de cerca.

-No me preocupo, al contrario, bienvenidos de vuelta.- Me sonrió.

Recordé la primera vez que lo vi sonreir y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Las galas, el champagne, las bebidas y los bailes eran una combinación para que yo terminara cerca de Niklaus. No hubo una sola fiesta desde que lo conocí que no terminara con mi vestido en el suelo de su habitación.

-Lilah, se que tienes muchas preguntas...

Levante mi dedo indice.

-Deberías irte Niklaus
- Lo interrumpió mi voz.

Simplemente asintió, baje la mirada para no verlo irse, para controlar el impulso de pedirle que se queda y sentí sus pasos alejarse cada vez mas de mi hasta que la puerta de calle sonó dandome a entender que Niklaus se había ido, una vez mas.

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⏰ Última actualización: Mar 31, 2019 ⏰

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