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Ajusté la cazadora de cuero y me quede admirando mi reflejo. Las bolsas negra bajo mis ojos rebelaban lo mal que la había estado pasando.

Dos semanas. Habían pasado dos semanas desde que con mamá regresamos a este pueblo. Dos semanas desde el accidente. Dos semanas en las que no he podido dormir. Dos semanas llenas de pesadillas. Dos semanas viendo esos ojos azules en mis sueños.

—¡Cass, Hija, Es hora de que bajes!—Agarré la base y aplique un poco bajo mis ojos.

—¡Ya voy Mamá!—Grité. Cubrí un poco las bolsas negras y acomodé mi cabello en una trenza rápida. Me coloqué las botas y agarrando mi Maleta bajé las escaleras—Mamá te dije que era necesario que tú me lleves. Estoy en perfectas condiciones. Puedo manejar. Se te hace tarde para tu trabajo.

—¿Estás segura?—Me preguntó acariciando mi mejilla.

—Si mamá, Estoy segura—Ella asintió y empezó a guardar sus cosas rápido—Suerte en tu trabajo.

—Entrevista de trabajo—Besó mi frente—Cuídate amor, Estudia mucho.

Le sonreí y ella abandonó el lugar. Suspiré y agarré las llaves de mi auto. Cuando estuve dentro del vehículo, Tomé una profunda respiración antes de encenderlo.

»Tranquila Cass, No pasará nada. Irás despacio y es de día, No pasará nada«

Introduje la llave y encendí el auto. Encendí la radio. El CD con las grabaciones que hice empezó a reproducirse con R U Mine? Quizá la única canción de esa banda que me gusta: arctic monkeys.

Empecé a conducir y cuando llegué a la escuela encontré un sitio cercano a la puerta. Estacioné el auto, Me coloqué mis audífonos y me bajé cargando todas mis cosas.

Mientras entraba podía ver a los estudiantes susurrando y mirando en mi dirección. Trataba de ignorarlos pero era muy difícil. Mientras avanzaba podía sentir esa comezón en la parte trasera del cuello.

Llegué a mi casillero y guarde todos mis libros. Me di vuelta entonces todos desviaron sus miradas. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Gire un poco mi cabeza en dirección a la puerta y cinco chicos entraron. Mi mirada se centró en el chico que iba al centro. Un paso por delante al resto.

Cuando estuvieron más cerca pude observar sus ojos. Era él. Eran sus ojos. Sus ojos. Había visto sus ojos por dos semanas...¡Eran idénticos a los de mi sueño!

Sus ojos se clavaron en mi. Arranqué mis audífonos y me di vuelta. ¿Por que había estado soñando con ese chico? Nunca lo había visto en mi vida.

—Arctic monkeys—Me giré asustada y el del centro estaba sosteniendo uno de mis auriculares cerca de su oído—Tienes el volumen a mil...¿No te deja sorda?

—No—Él sonrió.

—Te late a gran velocidad el corazón—Hizo silencio—Estas nerviosa.

—Y tú estás loco—Empecé a alejarme de él y me metí al salón de clases. Suspiré y me ubiqué en uno de los asientos del centro. Saqué mi cuaderno y lo coloqué sobre la mesa.

El profesor ingreso y todos los alumnos empezaron a correr a su sitio. El profesor puso su nombre en la pizarra y empezó a anotar algunas cosas en el pizarrón.

—Cuatro reglas en mi clase. Celulares apagados. Bocas cerradas. Manos escribiendo. Mentes atentas—Fruncí el ceño—¿Alguna duda señorita Hale?

Negué. El profesor se giró y continuó escribiendo. Empecé a anotar todo y sentí nuevamente la sensación de que me miraban. Giré mi cabeza y encontré una mirada clavada en mi.

La chica de mi lado frunció el ceño y me entregó un papel. Lo abrí y solté una risa al leer su pregunta.

»¿Eres nueva?«

»Yep«

—¿Quieres almorzar conmigo?—Miré a la chica y asentí—Genial.

—Me llamo Cassidy—Ella asintió.

—Lya—Le sonreí y me giré hacia el frente nuevamente.

La clase transcurrió con normalidad, Supongo. Para ser mi primera clase, No estuvo muy mal. Cuando las clases acabaron y el timbre sonó indicando el receso, Lya se levantó y agarró mi brazo.

—Seremos buenas amigas. Por puedes decir Ly si quieres, Yo te diré Cassi—Yo reí.

—En realidad mi nombre es Cassandra pero mis amigos solían decirme de diferentes maneras. Cassidy, Cass, Casiopea. Dime cómo quieras—Ella asintió entonces se formó un incómodo silencio. Me di cuenta que ella quería decir algo—Dilo.

—¿Que?—Preguntó.

—Pregunta—Ella sonrió incómoda.

—¿Es cierto que tú auto se volcó porque venias ebria y con un chico tocándote y que al final solo tú sobreviviste y el murió?—La mire horrorizada.

—No—Ella suspiró—Y...me das miedo, Adiós.

Me puse de pie y deje a la chica sentada en la cafetería. ¿Que iba con un chico? ¡¿De dónde demonios sacaron eso?! Malditos rumores...¿Y quien carajos creo ese rumor? ¡Malditos chismosos!

—Se te cayó esto—Asentí al chico y agarre la cadena para guardarla.

—Gracias—Me dirigí a mi próxima clase y tire la mochila al suelo. Estupidos inventa cosas, Ya me las van a pagar.

MoonLightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora