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Me pasé el resto del día tratando de encontrar a esos cinco condenados hasta que los vi. Estaban sentados en las mesas del exterior del colegio. Suspiré. Sentía como mi cuerpo se debilitaba con cada paso que daba. La fiebre había subido y se me hacía más complicado respirar.

Dejé que mi mochila caiga sobre su mesa y ellos subieron la vista hacia mi. Les di una falsa sonrisa y me apoye en el borde de la mesa.

—¿Te sientes bien?—Preguntó uno de ellos, No sabía su nombre. Era el mismo que se disculpó en la mañana.

—Si, De maravilla—Trate de calmarme sin embargo uno de ellos, quien aún tenía la vista dentro de un libro, Habló.

—Es inútil que hagas eso, Puedo sentir tus lados desde que cruzaste la puerta de salida del colegio—Fruncí el ceño.

—¿Puedes sentir mis latidos?—Pregunté confundida entonces una punzada de dolor me hizo ahogar un grito.

—No estás bien—Fulmine al chico entonces me recompuse.

—No sé qué demonios se traen con conexión, lazos, sentir latidos, Pero si me van a ayudar...será mejor que lo hagan ahora—El chico frunció el ceño entonces mi abdomen se contrajo y caí de rodillas al suelo.

—¡Oye!—Gritó entonces se arrodilló al lado mío—¿Que ocurre?

—Estoy bien...quizá solo me vendrá el periodo, No es nada—Él colocó una mano sobre mi frente y la quitó automáticamente.

—Joder...—Me levantó del suelo—Debemos llevarla a la enfermería...¿Por que me ven así? Está muy mal.

—Estoy bien...Solo necesito que me ayudes a llegar a mi casillero...por favor—El asintió. Pasó un brazo por mi cintura tratando de que yo no caiga y empezamos a avanzar.

Llegamos hasta mi casillero entonces me apoye en la puerta. Suspiré juntando mi frente a la del metal frío.

—¿Segura que estás bien?—Me preguntó y yo asentí—Soy Drew, Por cierto.

—Cass—Coloqué la combinación y abrí la puerta—Gracias por ayudarme a venir hasta aquí Drew.

—No te preocupes—Sonrió y se dio la vuelta. Empezó a caminar hasta que desapareció por el pasillo. Caí al piso y me giré dejando mi espalda contra los casilleros.

—¿Cassi?—Preguntaron entonces rodé los ojos.—¿Estás bien?

—Estoy bien, Solo tengo fiebre. Algo de dolor de cabeza y...cuerpo—Lya acaricio mi cabeza entonces metió la mano a su bolso y sacó un frasco de pastillas.

—Toma solo una cada cuatro horas. Bajará la fiebre y ayudará a controlar los dolores de cabeza...si es que el dolor es muy fuerte debes aumentar una píldora dependiendo la intensidad del dolor. Cass, Lamento lo qué pasó el otro día en la cafetería—Ella tendió el frasco.

—También yo, Quizá debí escucharte un poco más y no salir como desquiciada—Ella sonrió.

—El efecto de la pastilla es muy rápido. Debo ir a clases pero si necesitas algo más fuerte...me avisas.

—¡Lya!—Grité y ella se detuvo—¿Por que tienes  pastillas?

—Mi mamá es visitadora medica—Guiñó un ojo y se perdió en uno de los salones.

Como pude me levanté del suelo y me dirigí hacia el baño. Metí una pastilla en mi boca y con algo de agua del grifo la pasé. Suspiré cuando efectivamente empezaba a sentir que la pastilla hacia efecto.

Me puse de pie entonces pude salir del baño y dirigirme hacia mi auto. Encendí el carro y estaba punto de irme cuando recibí una llamada de mi mamá.

—¿Ma?—Pregunté.

—Cass, Hija, Hoy llegaré un poco más tarde. Me han dado trabajo de más y debo entregarlo hoy.

—Está bien, Guardaré tu cena en el congelador.

—No es necesario, Si deseas cómela. También puedes invitar a una amiga si quieres AMIGA CASSANDRA, No amigo—Yo reí—Nos vemos luego amor.

—Está bien mamá, Adiós—Colgué la llamada y guarde en mi teléfono cuando siento que tocan la ventana. Giré mi cabeza y un chico se encontraba ahí. Abrí la puerta entonces sujeto con fuerza mi brazo.

—Ayúdame—Miré hacia su abdomen y vi que había una enorme mancha de sangre. Miré hacia los lados y al ver que nadie nos veía abrí la puerta trasera, El quedó tirado en el asiento entonces corrí hacia mi puesto e introduje la llave.

Conduje lo más rápido posible y cuando llegué lo ayudé a bajar del auto apoyándose en mi cuerpo. Logré llevarlo hasta el interior entonces unos doctores se acercaron para quitármelo de encima. Mi polo había quedado manchado de sangre.

—¿Qué le ocurrió?—Preguntó una de las enfermeras.

—No tengo ni idea, Estaba en mi auto y me golpeó la puerta pidiendo ayuda—La chica asintió con el ceño fruncido y luego se fue.

Me quede sentada en la sala de espera pero al ver que anochecía me puse de pie y salí del lugar. No me gustaba conducir tan tarde, No desde el accidente.

Metí la mano a mi bolsillo y saqué el frasco de pastillas. Vacié una en mi mano y la metí a mi boca tragándola en seco.

Me metí al auto y empecé el camino hacia mi casa. Llegue y estacione el auto en la entrada, Ingrese entonces escuche un ruido en la parte de arriba.

—¿Mamá?—Pregunté. Avancé hasta la cocina entonces cogí un cuchillo y empecé a subir las escaleras. Ingresé a mi habitación entonces me giré para abrir la puerta y prender la luz.

—Si que tardaste.

—¡MIERDA!—Grité entonces aventé el cuchillo hacia atrás.

—¡Hija de...!—Chad había logrado esquivar el cuchillo que por poco le daba justo en la cabeza—Estas demente, Maldita loca.

—¡Lo siento! Espera...¡No lo siento! ¡¿Como carajos entraste a mi habitación?!—Le chille.

—Fue fácil. Solo venía a ver que estés bien ya que si no lo hacía tendría que dormir en la calle y eso no me gusta mucho. Ya cumplí con lo que debía hacer...—Agarró el cuchillo y lo dejó sobre mis manos.

—Chad espera—Él se giró—¿Por que me odias?

—¿Odiarte?—El soltó una carcajada—Yo no te odio Cassandra, Solo me pareces una pérdida de tiempo combinada con mal genio y algo de arrogancia.

—¡¿Qué?!—El rió.

—Nos vemos en la escuela

MoonLightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora