"Rosa de Sueños"

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Javier, mi dulce hermano gemelo que recibió la mayor suerte de los dos había vuelto de Croacia. Cuando teníamos 16 años una empresa de becas completas a nivel mundial realizó por primera vez su feria estudiantil en mi país, la cual funciona de la siguiente manera: La competencia dura 3 semanas y son eliminatorias. Primero debes inscribirte en la carrera que quieras postular. Debías pensarlo muy bien pues solo podías postular una vez ya que ellos querían chicos decididos y no personas probando suerte. Son tres semanas debido a que son tres categorías según su agrupación de la calidad universitaria. Si aprobabas el examen de la primera semana, te reservan vacantes en las universidades comunes, de aquellas que hasta pagando entras (son de las más costosas puesto que todo lo ven dinero); si apruebas el examen de la siguiente semana, cancelaban tus vacantes de las pobres universidades mediocres y te reservan en las mejores universidades de tu país. Pero si eras "un cerebrito", tal y como ellos decían, te ganabas el cielo ya que hasta el pasaje de avión y el curso del idioma del país en que mejor educación brindaban acerca de la profesión que querías estudiar te lo pagaban. Aunque, si el idioma del país era el mismo que el tuyo ya no tomabas el semestre de nivelación lingüística. 

Mi madre y nosotros sabíamos que hasta quedar en la universidad mediocre era una gran oportunidad para nosotros y para todo el mundo, claro. ¡No pagas nada! Ni siquiera la comida. Ellos mandan mensualmente para la alimentación, transporte, vestimenta a tu cuenta personal.  Y si ganabas la vacante en un país extranjero te premiaban pagándote el alquiler de un departamento lo más cerca posible de la universidad.  Aunque, de todos los pagos relacionados con la universidad y el alquiler no te llegaban notificaciones, solo recibías la constancia de pago sin monto alguno en el comprobante; incluso los materiales de estudio te llegaban a la dirección que registrabas una vez hayas acudido una semana a la universidad, como prueba de que sí estudiarías ahí. Si faltabas un mes completo sin justificación médica te retiraban todo tipo de solventación, inclusive la de la residencia (en caso estudiaras en el extranjero, a nivel nacional no te pagaban la residencia, así vinieras de provincia a estudiar a la capital o viceversa). 

Como extrañaba en ese momento a mi padre. Mi madre, siempre tan "amorosa", nótese el sarcasmo, por favor. Nos dijo que eligiéramos la carrera que más deseáramos, que de ahí nos íbamos a arrepentir. Ella no tenía un espíritu ambicionista, pero yo no me pensaba quedar en la misma situación y me puse a pensar: ¿Qué gana esta empresa pagándote hasta la comida? Entonces, decidí preguntarle a una chica unos tres años mayor que yo, morena de ojos café, a decir verdad, muy linda la chica, cuál era su experiencia. Pero sabía que venía de parte de ellos y no los traicionaría contándole a una extraña los secretos que sólo una estudiante de años sabría. Entonces metí la manos a mis bolsillos, solo encontré un billete que con las justas pagaba lo que iba a comer en todo el día. Pero de esto dependía mi futuro. Dejé mi hambre a un lado y decidí saludarla.

- Hola. - Fingí timidez.

- Hola, ¿interesada en inscribirte? - Preguntó amable.

- ¿Quién no lo estaría? Esta empresa debe ser muy benevolente. - Trataba de registrar cada gesto, cada mueca que hiciera, pero la chica ni se inmutó.

- Ya es hora de que todos tengan la oportunidad de estudios superiores. - ¿Qué pretendía esta empresa? No podían ser tan ricos como para educar a tantos millones de personas.

- La verdad es que aquí somos muy pobres, qué bueno que hayan decidido como sede a mi pueblo. - Dije esperando ansiosa su respuesta y buscando la oportunidad digna de invitarla a comer algo. Igual, aquí, en mi pueblo, las cosas no están muy caras y si esta chica es "boquita fina" pues en el café a dónde la iba a llevar, la dueña: Doña Marta, me conoce y sabe que luego le pagaría si me faltase dinero.
- ¿Qué esperas para inscribirte? - Mi oportunidad perfecta: mi hermano. Nadie en el pueblo había resistido a sus encantos. Como dije: él se llevó la mejor suerte de los dos.

- Mi hermano. - Dije restándole importancia. - Él aún no se decide, es muy talentoso, pero teme alejarse de nosotras si consigue la beca en el extranjero. Es muy persistente: lo que quiere lo consigue. - Sí, así era mi hermano. La chica de pequeñas ondas levantó la mirada de mí. Era unos 10 centímetros más alta que yo, pero esos tacos si que le aumentaban centímetros. Yo viví aquí durante 19 años y solo hasta el año pasado conseguí caminar con tacones aguja en los montículos de tierra y fue por ella que inicié esa travesía, que ahora sí que me sirve. - ¿Puedo confesarte algo?
- Sí, claro. - Sin apartar la vista de él. ¡Sí! Pescó el anzuelo. En toda la conversación no había retirado sus ojos de los míos hasta que los desvió para mirar a Javier.
- A mí hermano lo acosan mucho las chicas. - Retiró su mirada. ¡Rayos!
- ¿Ah sí? - Dijo un poco nerviosa.
- Ninguna es tan linda como tú. Te notas tan bien portada, pero eso es solo primera impresión...
- ¿A qué te refieres? - Ella ya no disimulaba, estaba totalmente nerviosa.
- Hubo una que le logró interesar, pero... ay no... Un horror con los cubiertos. Mi hermano nunca contó nada. Un día lo enfrenté de qué por qué no había compartido su magnífica experiencia y dijo que su forma de comer no eliminaba el gran corazón que tenía. - Vi su cara de la desconocida. Aún no sabía su nombre. Y ella tenía la misma expresión en el rostro que la de las típicas chicas mirando vídeos de "Gatos Tiernos".

- Tu hermano es un ejemplo de hombre, eso significa que... ¿ella es su novia? - No supe que responderle. Ella me caía bien. Pero tenía que concentrarme y fijarme en mi objetivo: Qué carrera escoger. - No, terminaron hace un año aproximadamente. Ella viajó a Singapur. - Vi su expresión de: Por favor, ¡qué lejos! - Sí... muy lejos... muy lejos. - Le di dramatismo alargando mis sílabas. Por fin había conseguido algo de ella, no vive muy lejos de aquí. Su expresión había delatado que Singapur era lejos, no, no, muy lejos como para mantener una relación con Javier, pero de dónde sea que estudie la chica no lo era, al menos no lo suficiente.

- ¿Siempre has vivido aquí? - Por fin volvió a mirarme. No podía voltear, ella lo notaría; pero sabía que había algo que la había distraído de él y que hizo que dijera <<has>> y no <<han>>, es decir, excluyéndolo.
- 16 años y contando.
- Pues ya es hora de que vivas fuera. - No sé si lo notó, pero mis ojos ardían de la emoción cuales estrellas fugaces. - Creo que tienes talento. - Siguió. De repente comenzó a sentirse incómoda y rodaba y rodaba su brazalete con cada una de las palabras que a continuación pronunció. - No esperes, las plazas son limitadas. - ¿Qué dijo qué? No había mencionado que <<todos>> merecían estudios universitarios. - Arriesgándome mi futuro le dije:
- ¿Ya comiste? Venga, te invito. - Ella susurró un <<gracias>> ¡Qué chica para más extraña! Pero muy dulce. Y finalmente ya no me resistí más y giré a verlo a mi hermano. Sí, justo lo que sospechaba: una aprovechada de sus admiradoras había permitido que le coja la cintura. - No le conocía novia. Al menos es tan... no sé cómo describirla... que no fue digna de ser presentada. - Dije con sinceridad.
- ¿Podemos ir a comer? ... ¿Ahora? - Sí, sin duda irritada. Su actitud de mi hermano me hubiese incomodado, pero eso fue lo que accedió a ir conmigo al café. Así que, por fin, lo que hubiera arruinado mi plan hace unos minutos lo agradecí en ese momento. Digo, ¿qué chica que recibió una de las mejores becas, porque si no, no la hubiesen traído como modelo de su excelencia académica, accedería a ir a un lugar despejado de toda concurrencia en un pueblo que ni siquiera conoce? Exacto: ninguna. A menos... que sí lo conozca. Luego, su sentido de desorientación me indicó que lo único que quería era huir de ahí. Era raro ver la avenida principal, en la que se ubicaba el café, completamente vacía. Todo el pueblo estaba en la plaza celebrando una nueva etapa de la educación de sus hijos. 

Inclusive pequeñuelos de primaria e inicial eran inscritos, después de todo su vacante sería reservada hasta terminar su educación escolar. Las madres más arriesgadas inscribían a sus hijos de quinto y sexto a carreras más exigentes, pero otras se aseguraban con una carrera de examen fácil porque temían que sus niños de 6 a 10 años no supieran qué responder y perdieran la oportunidad de estudiar gratis. Sí, la gente de mi pueblo era tan pobre que la próxima feria sería en otro estado del país pero no tenían para viajar ahí y sería en un año. Si hubiesen tenido dinero los hubiesen preparado para el año siguiente, porque la feria prometía no regresar al país hasta 15 años después. Y si mis vecinas no tenían para ir a otro estado, mucho menos tenían para irse a otro país, incluso a otro continente. Bueno, cerrando este tema de la pobreza de mi pueblo, esta empresa aseguraba tener 30 años ofreciendo estas becas, pero fue en ese año la única vez que su escuchamos su nombre. Absolutamente ninguno lo hubiese creído si es que nuestro mismo alcalde no hubiese salido de su oficina, por cierto, era la primera vez que lo hacía desde que entró al gobierno, y nos hubiese confirmado que el presidente de la república se lo confirmó al presidente regional y este a nuestro queridísimo alcalde. (Aquí es claro el sarcasmo).

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