Cap. 3

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Los beats de Alone hacen vibrar mi ventana. Me revuelvo entre mis sábanas porque no quiero despertar. Las 6 am... genial.

Viernes por la mañana, de la primera semana de vacaciones. Lo que quiero saber es de dónde proviene la música que me hizo parar de la cama. Abro la ventana y ¡Oh sorpresa!, Lucy está conectando su amplificador a su laptop. Al menos no es música molesta.

Como todo chico de 16 años, voy a la cocina a buscar mi desayuno. Tomo de la alacena los cereales y, al acercarme al refrigerador, encuentro dos notas pegadas con imanes en la puerta.

"Mark, no olvides sacar la basura y preparar el almuerzo para los dos. Llegaré en la tarde y espero encontrar todo en orden. Oliver, puedes pasear a Toby y traer más leche del supermercado. Cuídense. Los ama: mamá"

"Enano, salí a hacer mi rutina de ejercicios, saca la basura por mí. Te quiero hermanito."

Sin vergüenza de Mark... Siempre termino haciéndome cargo de todo. Ya la música ha dejado de sonar, termino mi desayuno y voy a ducharme para salir... revisaré mi historia.

  — ... seis mil lecturas no se ven todos los días.

Saco del ropero una camiseta y unos pantalones desgastados. No parece un día tan malo después de todo.

Termino de atar mis zapatillas y agarro mi teléfono, llamo a Ben.

— ¿Oliver?

— No, soy su madre... ¡Pues claro que soy yo! O es que ¿conoces más Olivers con mi cara? — eso lo digo, porque tiene una foto de ambos en el identificador de llamadas.

  — Nop. ¿Qué tal?

— Bien, supongo. Hey Ben, ¿Puedes esperarme en el parque? Sacaré a pasear a Toby y... ¡Voy al súper!

— Al parque, sí. Al súper, ni en sueños.

— No hay nada de malo en que te le hayas declarado a Gaby y que te rechazara, ¿no? — empiezo a reír sin compasión alguna, y con mi mano libre, saco la enorme bolsa de basura.

— ¡No me molestes! Que seas mi amigo desde el preescolar no te da derecho a burlarte de mí.

— ¿Vienes o no? Además, no creo que vayas a dejar de comprar comida sólo por un mal de amores.

— Está bien, en cinco estaré allí. — Clara acababa de salir también, así que la saludo con un ademán. Responde de la misma manera.

  — Nos vemos. — guardo el teléfono en mi bolsillo y vuelvo a la cocina.

La correa de Toby cuelga de la puerta. Él debe estar durmiendo.

 — ¡Toby! ¡Muchacho! ¡Ven con papá! — de inmediato corre hacia mí. — ¡Buen chico! ¿Quieres pasear? Vamos.

Tomo las llaves y el dinero que están sobre el comedor y salgo de casa.

Hey Oliver!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora