Cap. 1

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Quería consolarla, pero era inútil. Lastimé a la única persona que daba todo por mi... soy un estúpido. Ahí estaba, viéndola llorar, como si aquella tristeza no tuviera fin...

Hey Oliver! — me distrae ese grito.

— Que ocurre y quieres, Mark?! — dejo la laptop a un lado.

Mark se pone frente a mí, sonríe pícaramente mientras le da un sorbo a su soda.

— Hablo enserio Mark, odio que me interrumpan... — le miro a los ojos y frunzo el ceño.

— Vale, vale hermano, tú ganas... Sólo pasaba a decirte que tenemos vecinas nuevas.

Sí, no me llevo muy bien con Mark, es mi hermano, pero tenemos ciertas diferencias; odio cuando me interrumpe, aún más cuando escribo mi segunda historia, muy diferente a la anterior.

— ¿Y? — levanto una ceja.

— Debemos recibirlas en cuanto mamá llegue, seguro te conviene. — descaradamente, guiña un ojo.

— ¡¿Por qué diablos siempre es lo mismo?! Siempre con tus hormonas alborotadas... Ni creas que llegaré a parecerme a tí, NUNCA. — tomo la laptop de nuevo y voy a mi habitación. — El día que madures, si es que aún ocurren milagros, veré si te vuelves un ejemplo digno de seguir. — azoto la puerta tras de mí.

Mi cuarto, mi recinto sagrado. Ahí está el atrapasueños enorme que pinté, los carteles de mis DJ's favoritos... Y mi pequeño librero, ya no cabía un libro más.

Vacaciones... Fecha en la que chicos como yo no hacen nada, sólo duermen, se relajan... Pero yo, debo aguantarme a Mark y los insoportables vecinos de nuestra calle. Espero que las nuevas vecinas no lo sean.

— ¡Oliver!, ¡cariño!, ¡Baja por favor! — al fin llega mi mamá...

— ¡Un momento mamá! — guardo lo que he escrito y bajo rápidamente hasta la cocina.

— Acabo de ver a nuestras nuevas vecinas. Alístate pronto, llevaré algo para darles la bienvenida.

— Ok mamá, no tardo... — respondo mientras observo con mala cara al sinvergüenza de mi hermano.

Vuelvo a mi habitación, sólo tomo mi par de zapatillas negras, me es suficiente con los jeans y mi camiseta azúl. De todos modos no conozco a quien sea que halla llegado a ocupar la casa de al lado, y aún no me interesa en lo absoluto cómo me veo. Mamá mientras tanto, saca un pastel de manzana y empieza a envolverlo. ¿Mark? Sólo se mira en el espejo y se adula un rato.

Hey Oliver!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora