Okaerinasai

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- Ya me parecía raro que en dos meses y veintinueve días no me hubieras escrito...

- Lamento no haberle informado, sensei... Pero... no veía a mi mujer desde hacía seis meses... Le puedo asegurar que soy aún más ansioso que el buen Nowaki...

Hiroki le lanzó una mirada de fastidio intencional que al otro le importó un bledo. Sin lugar a dudas, pensó Kamijou, su cinismo era insolente.

- Independientemente de tu ataque de perversidad... y del hecho de que por tu culpa un hogar se haya destruido - su voz y rostro se suavizaron. Tsumori, imaginando lo que iba a preguntar, le sonrió con afecto - Nowaki... ¿está bien, lo dejaste tranquilo...?

- Sí. Al menos hasta el día en que lo vi por última vez estaba bien... me imagino que sigue estándolo...

- Ya veo...

- Y, debo decir con humildad, que... me derrotaste, sensei. Por más que lo intenté, ese imbécil está enamorado de ti - rieron - Sin lugar a dudas se ha estado esforzando mucho... ¿ya tienes todo listo para tu viaje...?

- Desde que se fue. Tengo una maleta lista desde entonces por si surge algún incidente y debo viajar de urgencia...

- Ah... ya veo de dónde le viene lo precavido - Hiroki se sonrojó y bajó la mirada - Exactamente iguales, como dos gotas de agua... Vas a tener que prepararte en otro aspecto también, sensei... No sé si lo sabes, pero... ha estado coleccionando toda clase de... medidas de protección y juguetitos para cuando llegues... Supongo que me entiendes...

- ¡Par de... IMBÉCILES!!! - hasta parecía que de un momento a otro le iba a salir vapor de las orejas.

- Tsumori-sensei, qué sorpresa verlo por aquí - Usagi-san se acercó a la mesa y le lanzó una mirada desconfiada al pediatra. Pero sonrió finalmente al detectar que sólo estaba siendo bromista con su amigo. Algo en lo que él mismo era experto - Ya Hiroki me contó las buenas noticias...

- Sólo es una, sensei. Y, aunque no me enorgullezco de las circunstancias - su gesto de incomodidad fue sincero - debo decir que soy feliz... Bueno, me van a perdonar, pero, debo hacer unas compras para una amistad que llega mañana por la noche a Japón... Espero poder hacerle una cena digna de un monarca...

- Gracias por acompañarme...

- A usted por hacerme el honor...

- Espero de todo corazón que su amistad disfrute su estadía en nuestro país - Tsumori sonrió ampliamente.

- Le puedo jurar que lo hará, Usami-sensei... Hasta luego...

X.X

- ¡AH, MALDICIÓN!!! - lanzó un improperio cuando la llave se le cayó por enésima vez en su intento por abrir la puerta, haciendo malabares con sus compras.

- ¿Por qué no me llamaste? - la puerta del lado se abrió. Y un soñoliento Miyagi le ayudó a cargar los cuatro paquetes que llevaba en brazos, pegados a su pecho.

- Porque ayer estuviste trabajando hasta las cinco de la mañana... Supuse que hoy, siendo sábado, te levantarías tarde - logró abrir la puerta de su departamento - Pasa.

Sí, ya eran una pareja consolidada y firme, incluso los padres de Shinobu aceptaban ya la idea de que su único hijo varón no fuera a darles un heredero de sangre... Pero ambos, debido a sus personalidades, habían concluido en que lo mejor para su salud mental era mantenerse lejos el uno del otro durante la semana (total, se veían todos los días en la universidad, no necesitaban más motivos para querer asesinarse mutuamente), y compartir uno de los departamentos durante los fines de semana... haciendo... bueno... lo que toda pareja aún joven y llena de energía podía darse el gusto de disfrutar...

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