Sentados, frente a frente, sobre dos almohadones de estilo oriental, iluminados únicamente por un candelabro en el que tres velas de color rojo bailaban graciosamente debido a sus alientos, Hiroki y Nowaki le hicieron los honores a la comida preparada por sus amigos.
El profesor aspirante a titular hacía mucho que había dejado de lado su venganza contra ellos, y su cómplice actitud con su pediatra... Desde la decoración, hasta el vino, todo, en su conjunto, era tan perfecto como su amor. Y que se hubieran, suponía los seis, incluyendo a Tsumori, preocupado por agasajarlo de esa manera, lo hacía muy feliz... Nunca iba a poder agradecerles.
- Hum... esto no puede haberlo cocinado Takatsuki... está demasiado delicioso para ser obra suya...
- No seas cruel...
- ¿Me vas a decir que es un chef de renombre...?
- Bueno, no, la verdad... Sí, la lasaña la hizo Misaki-kun...
- Ah, ves, no me equivocaba... Tiene ese airecito a mi comida diaria...
- Pero la ensalada inicial sí fue suya - Hiroki lanzó una risita.
- Lo sé... dudo que exista otra persona en el mundo que ame tanto como él las coles, si fuera chef ya sería famoso por haberle encontrado a ese vegetal tantos usos gastronómicos... Pero, debo reconocer que en comparación a su antiguo yo que hasta quemaba el agua... en esta ocasión incluso él se ha lucido...
- De modo que ahora prefieres la sazón de ambos... ¿ya no te gusta la mía...? - hizo un pucherito.
- Quizás... Hubieras cocinado tú para comparar... baka. ¿Cómo es que hiciste cocinar a otros nuestra cena de reencuentro...?
- Llegué hace una hora. Tenía pensado ir a casa en la madrugada, pero... deseaba verte desde ahora... Por eso les pedí ayuda... - Hiroki no pudo mantener sus ojos fijos en los suyos. Ruborizándose levemente, bajó la vista hacia su plato y se llevó a la boca un pequeño trozo de comida.
- Como sea... ¿Este departamento es de tu senpai...?
- No. Este es... hum... algo así como... mi herencia - Hiroki se sorprendió - Mis padres adoptivos lo adquirieron a base de mucho esfuerzo, y con ayuda de sus hijos - entendió que él estaba incluido - Cada piso es de cada uno de nosotros... bueno, de los que decidimos invertir en su construcción. No es que el resto haya sido ingrato - le sonrió a modo de disculpa - Lo que ocurre es que la mayoría se fue de Japón al casarse, de modo que, ya no necesitaban una casa...
- ¿Desde cuándo lo tienes, y por qué el último piso?
- Desde los diecinueve, poco después de conocerte... Mis padres me hablaron de forma traviesa sobre su decisión de mudarse a un departamento, y yo, en medio de mis limitaciones, les di más de lo que me pidieron, en agradecimiento por todo lo que hicieron por mí. Por ello, me dieron a elegir a mí primero... Y, cuando vine por primera vez, me di cuenta de que el último piso tiene un aire romántico... Y pensé, que quizás, si algún día te lo proponía y lo aceptabas... pues... tú... y... yo... - no pudo continuar. Inexplicablemente sus ojos se llenaron de lágrimas y su voz se quebró. Hiroki lo miró asustado, temiendo que hubiese recordado un evento penoso de su familia.
- Nowaki - gateó hasta él y lo obligó a mirarlo a los ojos - Nowaki, ¿qué tienes, por qué lloras...? ¿Ha pasado algo con tu padre...? ¿O yo he hecho algo malo sin darme cuenta...? - los ojos azules no dejaron de regalarle esas cuentas saladas ni un solo segundo, pero Nowaki le sonrió con ternura. Y, acariciando sus mejillas, le empezó a explicar.
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Volveré
FanficPuede que el tiempo y el espacio sean grandes... Sin embargo... espérame... Siempre serás mi destino...