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Tome el trozo de madera que encontré tirado en una esquina y seguí afilandolo con ayuda de mis dientes.

Varios minutos después la puerta se abrió, el rostro de Freddie se iluminó por la poca luz que proporcionaba el pequeño farol a la esquina de la habitación.

- ¡Hora de comer! - Escondí detrás mío la pequeña pieza de madera afilada y me levante.

- Qué bien, ya tenia hambre.- Dije seductora mente. - Pero no precisamente de comida.- Mire su pecho mordiendome el labio.

- Mmm... -Ronroneo.- ¿Y de que tienes hambre, preciosa? - Me siguió el juego.

- Han pasado días de que me tienen aquí encerrada, no soporto tocarme yo solita.- Lo mire a los ojos.- ¿Por qué no me ayudas un poco?

- Uff ya entendí.- Colocó su mano en mi espalda y lentamente bajo Hasta mi trasero. Yo no me quede atrás y roce levemente su entrepierna.- Eres muy ardiente.- Mordió su labio.

Saque sigilosamente la pieza de madera y la clave en su pecho. No desaproveche la oportunidad y golpee sus testículos con todas mis fuerzas. ¿Por qué no?

Corrí a la puerta de hierro oxidado mientras el individuo desconocido se quejaba en el suelo. Por suerte el imbesil había dejado la puerta abierta. Salí veloz y cuidadosamente al mismo tiempo para no ser descubierta.

La casa era una común, ni tan grande ni tan pequeña. A lo lejos visualice la puerta de entrada. Mire a los costados para verificar que nadie estaba ahí y fui hasta la puerta. Pero me detuve al ver un Móvil en la pequeña mesita dónde se colocan las llaves, lo tomé y lo guarde en caso de que me descubrieran. Giré la perilla, pero era de esperarse, estaba asegurada. Intente nuevamente, pero no hubo mejores resultados.

Los brazos de alguien me impidieron poder intentar nuevamente. Voltee bruscamente y me encontré con el rostro que menos quería ver, habiendo cinco rostros más ¿Por qué tenia que ser el? Pues claro, es el Jefe.

- Hija de puta.- Sus mejillas estaban sonrojadas,  pero no precisamente de vergüenza.

- Ups.- Reí estupidamente.- Yo... yo solo... quería salir al baño, si al baño.- Trague saliva.

- ¡Freddie!- Gritó con furia mirándome a los ojos.

- Ya voy.- Se escucho la voz nerviosa del supuesto Freddie. A los segundos el chico de la comida llegó.

- ¡Te dije que la cuidaras! ¡Menudo idiota!

- Lo siento jefe, pero es que la niña me sedujo y... me golpeó ahí. - Señaló su entre pierna o como yo le llamo Piti.

- Ay a la nena le duele el Pene. Pobre de ella.- Se burló.- Largate de aquí ¡Ya! - El chico salió corriendo escaleras arriba.- Y tu.- Me miró.- Vamos a tu cuarto.- Nuestros ojos se conectaron por varios segundos. Intentaba ver más aya del color avellanado, pero lo único que podía ver era furia y rencor que, poco a poco se fue convirtiendo en ternura pura.

Su seño se suavizó y suspiro, yo sonreí inconscientemente, no lo creía, no quería creer que el me había secuestrado, era perfecto.

- ¡No tengo todo el día niña! - Y caí en la realidad. De nuevo esa mirada fría y rencorosa apareció junto con su seño fruncido. Ya no me miraba a los ojos.

Me dirijo rápidamente al cuartucho ese en donde me tenían, sintiendo las fuertes pisadas de Canela detrás mío. 

Al entrar cerró la puerta fuertemente y me avento a la vieja cama que había. Al rebotar sobre esta el polvo salió ahogandome levemente.

Jos se puso ensima de mi y comenzó a besarme desesperadamente, bajo por mi cuello y abdomen. Rompió el vestido que tenía puesto y beso mis pecho semi desnudos. Sabía lo que venía después,  yo no lo quería así,  nunca lo había hecho.

Golpee su pecho apartandolo de mi, pero el era mil veces más fuerte. La desesperación comenzó a consumirme ¡Me iba a violar!

- No Jos, por favor.- Hizo caso omiso y siguió  besándome. Inútilmente desabrochó mi sostén y lo apartó de ahí dejándo mis pechos al aire. Un escalofrio recorrió mi cuerpo.

Los beso y mordisqueo sin piedad alguna, para ese entonces yo ya estaba llorando, no habia escapatoria.

- ¡Jos por favor!- Me removi como gusano.

- Callate idiota, esto es para que aprendas a obedecer. Quédate quieta, yo se que te gusta.- Rió con lujuria.

Tomó mis brazos agresivente y los puso arriba de mi cabeza, me lastimaba. Pero este era el precio por hablar con extraños,  por ser tan confianzuda, por desobedecer reglas, por intentar escapar.

- Sólo, solo te pido una cosa.- Dije ya rendida con voz quebrada. El siguió besándome.- Es... es mi primera vez, te pido por favor que seas cuidadoso.- Derrame algunas lágrimas.- No quiero que duela.- Sollose. El paro en seco y me miró a los ojos. Su ceño se frunció intentando disfrasar la culpa que se escondía en sus ojos.

Suspiró y salió de la habitacion.










Mi Primer Amor  -JOS CANELA Y TN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora