- No te podes ir. - repetía Lucy una y otra vez paseándose de un lado a otro en mi habitación.
- Sé que no y no te imaginas lo enojada que estoy por esto.
- No entiendo porque Lisa quiere llevarte, nunca fuiste a ese lugar porque ya sos grande para quedarte acá conmigo. Tu mamá iba sola siempre.
- Lo mismo le dije, Lucy. Pero cuando se iba sola mis tíos estaban allí esperándola y ahora lo único que la va a esperar va a ser una vaca. Aparte me dijo que quería pasar con nosotros y no se que más, tampoco la entiendo pero ya estoy resignada.
- No quiero que te vayas Sere. Mira si te encuentras una amiga nueva por ahí y te quedas con ella para siempre y yo acá sola como un cactus. - dijo dramáticamente mientras fingía llorar.
- Ay por favor Lucy no seas tan estúpida - dije riéndome mientras le tiré un almohadón.
Faltaban solo 3 días para que me vaya, tenía que alistar mil cosas para llevar, tenía que juntarme con mis amigos antes de irme, en fin, ¿vieron cuando tienen muchas actividades lo que hace que los días pasen rapidísimo? Exactamente así.
Para cuando quería acordarme ya estaba viajando al maldito campo en el auto de mi mamá.
Era tan difícil dejar todo, aunque solo sean 3 meses o un poco menos, ya con solo dejar a Lucy fue demasiado, dejar a mi perrita Moon quien quedó a su cuidado, si por lo menos hubiese señal de teléfono, pero según mi tía no había nada y "nada" implicaba nada de nada.
Habían pasado 5 horas y 15 minutos aproximadamente cuando llegamos a ver unas casas increíbles muy alejadas unas de otras y muchos animales lo que emocionó mucho a Max.
- ¡Mira mamá! - gritaba el cada dos segundos mientras señalaba lugares, cosas o animales. Estaba encantado.
Yo por mi parte lo estaba también, quizás no tanto pero estaba maravillada por esas casas y esos pequeños lagos.
Cuando llegamos pude notar lo hermosa que era la casa de mis tíos, era enorme, tenía hasta piscina y muchas comodidades más.
- Esto es... increíble. - dije.
- Y vos que no querías venir tonta. - dijo Max y reímos.
- ¡Buenos días señora Lisa! Veo que vino con sus pimpollos tan lindos. - dijo la señora apretando los cachetes de mi hermano mientras yo me burlaba de él.
- ¿Cómo estas Nina? ¡Tanto tiempo! Ella es Serena, mi niña más grande, nunca había venido aquí. Y bueno, después está Max, que rompe floreros jugando al fútbol, seguro lo recordas. - dijo mi mamá riendo.
- Pero claro que sí, cómo olvidarlo - rió - Y usted señorita, ¡qué chica más bonita! Un placer conocerla al fin. - me dió un gran abrazo - vamos pasen, llegaron justo para el almuerzo.
Nina era la doméstica, pero era como una tierna abuelita, presentí que iba a llevarme genial con ella.
Hasta ahora todo me gustaba.
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Serena
Teen FictionSerena cree que lejos está lo que esta buscando. Y no se equivoca.