Otro año, esperas ser felicitado y la mayoría espera lo mismo de ti. No importa la manera en como te sientas, lo primero es cumplir con las complacencias de lo ajeno, porque así nos educaron, porque vivimos en una época que glorifica el bienestar y la felicidad a costa de cualquier precio.Las oportunidades desperdiciadas de algunos, son la ocasión especial para otros. Entre éstas, la fragilidad de aludir a la hipocresía como un dulce a punto de comer que manotea, llenándote de irritación y haciéndote recordar las ofensas que producen los modos complicados de las personas, que no logran subsanar con una festejo que apenas son un parche que disimula la desidia en ellos, que sólo invitan a la apatía en fechas que podrían ser ciertamente "importantes".
Todos andamos por ahí con nuestras heridas a la derecha, nuestras alegrías a la izquierda, con nuestros lados susceptibles y volubles que nos permiten ser parte esta sociedad. Siempre nos quedarán grandes las fechas para festejar y nos quedarán grandes los días del año para hacerlo cualquier día posible. Lejos de ser un pretexto que nos una, se han convertido en incómodos momentos de aparente felicidad.
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En fechas
Não FicçãoLes comparto una parte de la realidad que se vive en los festejos de cada año, con familia y amigos.