CAPITULO I EL PSIQUIATRICO A BETTER FUTURE

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CAPITULO I

 EL PSIQUIATRICO A BETTER FUTURE

“El mejor lugar en el cual pueden llevar a adolecentes problemáticos o con problemas psicológicos, se hará una rehabilitación eficiente, lo que ingreso en nuestras puertas saldrá como nunca había sido, feliz con una mente llena de paz”. Información de nuestro servicio al respaldo de la hoja

Miraba el folleto una y otra vez, aun no podía creer que mi padre haya sido capaz de inscribirme a un lugar de esos tan lleno de mentiras, el a better future era el mejor psiquiátrico en las afueras de Croftville. Todos los días eran fríos, en verano el sol era cálido no incandescente  y en un día del asco me dirigía al psiquiátrico “de un nuevo futuro”. Antes de dirigirme a este lugar, tenía planeado escapar por fin extender mis alas y salir volando de los problemas, tome ropa ligera la empaque en un morral y al salir de las escaleras de emergencia mi padre me esperaba en el porche, su rostro mostraba que no le agradaba de a mucho mi actitud.

El tren se dirigía a un velocidad considerable, siempre pasaba una señorita con una bandeja ofreciendo bocadillos sonriendo, pero ella detestaba su trabajo solo quería botar la bandeja e irse con su padre a España, solo estaba hay porque su madre la obligo a pagar sus estudios sola. Todos tenían secretos tan fascinantes y bien ocultos, con una máscara de porcelana vivían diariamente algunas veces me miro en un espejo intentando buscar a mi possedit, pero nunca lo encuentro ¿Por qué todos tienen uno y yo no?

Al llegar a la estación de  Croftville, arrastre mi valija con pocas prendas en ella (mi padre dijo que no era necesario llevar ropa, en el psiquiátrico te daban el uniforme), tenía que encontrar a un chofer que llevaba un cartel con mi nombre, no fue difícil de encontrar las estación estaba casi vacía y él era de aproximadamente 1.90 m. llevo mi valija hasta la camioneta negra que estaba estacionada afuera, me incline y subí al auto, las nubes estaban oscuras ni un rayo de sol salía del cielo, solo suspire y tome el collar de mi madre que colgaba en mi cuello, solo tenía una cosa de ella y eso era este collar, mire los campos hasta llegar al psiquiátrico.

Cuando la camioneta se estaciono antes de salir el gran hombre ya me había abierto la puerta, al salir mis ojos quedaron bien abiertos, esto  era un tipo de edificio abandonado que tienen los típicos psiquiátricos de estados unidos, las paredes mohosas y el tejado a punto de ceder.

-tendrás que ir a la oficina del director para que te pueda dar el horario - dijo el hombre

-y mi valija

-no la necesitaras en todo este tiempo- la esquina de sus labios se alza hasta su pómulo, formando un risa rotorcita

-vale – me acerque a la entrada y di dos golpes a la gran puerta de madera, se abrieron al instante, pero no había nadie detrás de ellas, arriba en el techo, yacía una cámara que comenzó a enfocar su lente en mí. La ignore y seguí caminando hasta encontrarme en un salón grande, las tablas de madera del piso chirriaban al presionar mi pie en el suelo y a lo lejos sonaba un pequeño goteo. En el centro de esta sala estaba una mujer gorda con el cabello grasoso, masticando molestamente su goma.

-disculpe, ¿Dónde se encuentra la dirección?

Ella me miro de arriba hacia abajo, las patas de sus lentes se abrían tanto que pareciera apunto de romperse. Ella tecleo en el monitor que tenía al frente y luego me miro

-Evelissa Burslett- su voz era ronca... al fijarme más en ella, descubrí que tenía una bata blanca o más de color beige con todas las manchas de café que habían en ella. Asentí con mi cabeza porque mis cuerdas bucales se habían enredado

-sube por esas escaleras- con su uña pintada de rojo señalo la izquierda-sigue por el pasillo, gira a la derecha y en la última puerta está la dirección- exhale y me dirigí por donde me había indicado

SACRIFICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora