Escuche como cargaba la pistola, me apunto y al ver su mirada de odio me paralicé, no podía entender cómo alguien que te había llegado a amar tanto podía ser capaz de apuntarme y ser capaz de odiarme tanto. Mi hija estaba gritando desesperadamente, la oía muy lejos aunque estaba solo a unos cuantos pasos míos, vi a mi hija apartar la mano de su papa justo antes de que el me soltara un balazo, el sonido de la bala me volvió a la realidad.
- Corre mamita corre!! - gritó mi hija
no dije nada más, ni siquiera lo pensé y corrí a la casa de mi cuñado que estaba a unos cuantos metros de la mía, ni siquiera recuerdo cómo fue que llegue ahí, creo que corrí más rápido que nunca en mi vida.