Viva mi flojera

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Viva mi flojera.

Es tanta, oh, me enorgullece. Sé que tal vez los dejé con la intriga de que rayos pasa con mi vida ahora. ¡Surprise! ¡No ha pasado nada!  ¿A que no es emocionante?

Oh, lo olvidaba.

Feliz año nuevo.  Y navidad.  Y día de los reyes magos.  Uh, si, viva.

Sinceramente no tengo mucho que decir.  Lo importante ya lo dije. Así que debería hablarles de mi perro.

Es ese.  Hermoso. Y adoro su cara de '¿Qué te pasa, humana?'

Cuidar de ese demonio cuádrupedo es un lío. Sobre todo por que no lo quieren en mi casa.  Por que tengo que educarlo. ¿Educarlo? ¡Por favor!  Para mí, ya está educado.

Y con educado me refiero a que sólo entiende su nombre.

Bueno, no, no sólo entiende su nombre.  Entiende cuando le digo que venga (el 80% de las veces)  no se va y sabe dónde hacer caca.

Fabuloso.

Oh, olvidé comentar esto.

No me quieres ver enojada.  No, de veras no quieres. Exploto. Básicamente. De cierta manera, si me enojo, cumplo los síntomas de la personalidad explosiva.

Pero no me gusta enojarme. Por que si me enojo, suele ser por cosas en las que me siento imponente. Así que lloro por eso. 

Lo raro es que sólo hay una cosa en el mundo capaz de relajarme rápidamente, además de la música.

El fuego.

Cuando me enojo, suelo prender una vela en el centro del cuarto, y sentarme a contemplar el fuego. Me relaja.

Eso es un inicio de piromanía, el admirar el fuego. Claro, que no es como provocar una hoguera, o un incendio. Supongo que, si se diera una buena oportunidad, haría una hoguera. Oh, amaría eso. 

Amo el fuego. De hecho me prohibieron prender fuego sin autorización. (No le digan a nadie, amiguitos, pero sigo prendiendo fuego a diestra y siniestra)

Después hablaré de mi yo llorando.

Cuando este deprimida. Hoy estoy de buen humor.

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