Cap 9. La locura de tontos

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Judy gateó hacia su arma lanzadardos pero se dio cuenta que ésta había caído de su correa cuando ella había sido lanzada contra el piso. Sus ojos se movían rápidamente en todas direcciones, la encontró en el suelo pero fuera de alcance.

Se esforzó por mirar a los ojos de la leona; si ella no podía enfrentarla por lo menos demostraría que no tenía miedo...incluso si lo tenía.

"Lucy Leonzález," exclamó ella.

Los ojos de Ironclaw se iluminaron con sorpresa, una arrogante sonrisa reveló sus dientes, "Hiciste tu tarea. Que mal que no me puedo molestar por estar impresionada."

"Sé cómo te sientes, hermana," sonrió Nick con maldad. "Esperaba una Ironclaw más alta, y con un mejor sentido de la moda."

Ella se burló, el sonido carraspeó sobre Judy quien resistió temblar. "Una total desfachatez, justo lo que esperaba de ti, Oficial Wilde."

Nick no podía esconder su sorpresa y la sonrisa de Ironclaw se amplió. "Tal vez haya vivido en una roca por trece años, pero tengo un truco para obtener información. He escuchado cómo tú y tu pequeña conejita salvaron esta detestable ciudad y hallé todo ello...repugnante." La última palabra fue dicha en un salvaje rujido.

Judy frunció el ceño; el odio de Ironclaw era como una ola de calor.

Nick habló de nuevo, "¡Bua! Lo siento cielo pero en realidad a nadie le importó tu opinión cuando nos volvimos policías."

"Me estás molestando," respondió ella agitando su cola.

Nick soltó un aullido cuando el tigre puso más presión sobre su columna.

"¡Basta!" gritó Judy y los ojos de Ironclaw se fijaron en ella.

"Mi amigo Arachnid me habló sobre ti," gruñó ella. "Detuviste dos lobos buenos para nada de matarse el uno al otro y arruinaste lo que pudo haber sido un magnífico atraco del tren. Eso me molesta."

"Debes detenerte Lucy, tú-"

"¡NO ME LLAMES ASÍ!" Su rugido casi logró estremecer las paredes.

Judy intentó calmar su acelerado corazón, "¿Entonces cómo debería llamarte?"

"No tienes que llamarme nada." Ella levantó una mano, sus excepcionales largas garras que parecían inmersas en hierro, destellaba en la luz solar. "Los muertos no hablan."

"No haría eso si fuera tú," continuó Judy, esperando sonar confiada. "Llamamos a refuerzos quienes estarán aquí en cualquier minuto. Y matarnos no acortará tu tiempo para cuando vuelvas a prisión."

"Oh, querida," gimió ella en tono burlón. "Entonces supongo que no tengo otra opción que esperar hasta que lleguen."

Casual ella se acercó paseando hacia las polvorientas cajas y abrió una con sus garras descubiertas.

"Oh, mira eso," dijo ella con apacible deleite, rebuscando dentro para sacar un cráneo con forma de perro.

Judy le lanzó una mirada a Nick, viendo que él ya la estaba mirando. Los ojos del zorro se dirigieron a la correa de la coneja y ella siguió su mirada. Su espray...

"Debe ser de una antigua clase de anatomía," continuó Ironclaw, examinando el cráneo. "Esa era mi clase favorita saben, me decía qué partes del cuerpo harían las mejores muestras para rasguñar."

La mano de Judy se deslizó lentamente hacia su correa.

"Me pregunto si este cráneo es real, oh ¿eso no sería maravilloso?" ronroneó Ironclaw, deslizando sus garras sobre el hocico y dejando marcas.

Zootopia: Una historia de dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora