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Uno: el interrogatorio

  Llevaba más de una hora observando su reflejo en el cristal de la sala, todavía en shock por lo que había presenciado seis horas atrás. Había mantenido la misma postura en la silla desde que le habían llevado a la habitación, aunque su mirada ya había dejado de estar perdida. Observaba su cuerpo cubierto de sangre seca, desde su cara pasando por los brazos y las piernas. También su vestido azul había dado paso al color rojo, volviéndose pesado, al igual que su pelo castaño.

  Después de que Ashley desapareciese de su vista, un médico se acercó a ella para examinarla. Llevó su linterna a los ojos de Rebeca para ver el estado en el que se encontraba, pero no reaccionaba. Comenzó a buscar heridas en la joven que explicasen el origen de la sangre que la cubría por completo.

-No es mía.- susurró.- No es mía.- dijo elevando la voz al darse cuenta de que el chico no le había escuchado.

-Por favor, sigue la dirección de la luz. Necesito comprobar tus signos vitales.- informó volviendo a apuntar a Rebeca con la linterna.

-¿Y mi amiga? ¿Dónde está mi amiga?- preguntó poniéndose de pie. Al hacerlo, se tambaleó.

-Tranquila.- la sujetó el médico.- Estás muy débil por el shock que estás sufriendo. Debemos llevarte al hospital para hacerte una revisión más exhaustiva.

-Mi amiga, la de la ambulancia. Tengo que ir con ella. Debo saber cómo se encuentra.- insistió alterándose.

-Antes de llevársela estaban intentando estabilizarla. Al parecer seguía teniendo pulso. Solo sé eso. Si te llevamos al hospital podrás saber cómo se encuentra.- propuso para intentar convencerla.

-Vale, de acuerdo.

  El médico le tendió una manta isotérmica para poder mantener su temperatura corporal y caminaron hacia la puerta de la mansión, pero una voz los detuvo.

-Inspector Abraham Blackwood.- un hombre alto y con el pelo que comenzaba a ser canoso se detuvo delante de ellos. Su mano derecha elevada mostrando a ambos la placa que confirmaba su identidad.- Necesito que la joven me acompañe a comisaría para interrogarla.

-Lo siento, inspector, pero la joven necesita ir al hospital primero y recuperarse. Después puede llevarla a comisaría si así quiere.

-De ninguna manera. Es posible que estemos ante un acto terrorista, y solo tenemos una testigo con vida. Tengo que llevarla lo antes posible para interrogarla antes de que aparezca la prensa.- El médico finalmente se vio obligado a ceder.

-Está bien.- dijo rendido.- Pero en cuanto acaben con el interrogatorio debe ser trasladada al hospital, sin excepción.- El inpsector asintió con la cabeza y rodeó con su brazo los hombros de Rebeca.

-Vamos, señorita...

-Rebeca, Rebeca Campbell.

-Cuidado con la cabeza, señorita Campbell.- advirtió el hombre cuando abrió la puerta trasera del coche policial.- Relájese. Va a ser una noche muy larga.


  Tuvo que pasar una hora más hasta que el inspector apareciese en la sala con algunos papeles y una taza de café caliente. Dejó esta última delante de la chica, quien la envolvió entre sus frías manos para, así, intentar entrar en calor.

El inspector Blackwood carraspeó antes de hablar para llamar la atención de Rebeca, quién se encontraba acariciando con sus dedos el borde de la taza, concentrada.- Señorita Campbell.- levantó la cabeza sin detener sus movimientos. Sus ojos grandes y azules desprendían miedo, y en ese momento no existía en ellos el brillo que los caracterizaba.- Necesito que responda unas cuantas preguntas.- su voz era dulce, como la que tenía su padre cuando la consoló después de haber descubierto que Alec le era infiel. Asintió con la cabeza y el interrogatorio comenzó.- ¿Sabe quién fue el perpetrador?

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⏰ Last updated: Jan 11, 2017 ⏰

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