El Terrorista Del Caos. ♡Beast X Wirt♡ [PAUSADA]

Acto IV

Abrió los ojos, acostumbrandose a la luz artifical de aquel cuarto. Greg descansaba a su lado, tenía heridas en su rostro y parecía bastante cansado.

Un suspiro se escapó de sus labios, apenas llevaban unos días allí y no podían soportar más.

El castaño mayor se levantó de la cama, tambaleándose. Abrió la puerta y caminó por los pasillos, mirando de nuevo las dos puertas que estaban frente de si.

–Cuando estaba buscando a Greg pasé por aquí, más no pude seguir, mi compañero apareció detrás dejándome curioso por lo que había tras las puertas.– Susurró en tono poético tomando la perilla de la puerta con pegatinas.

Giró el pomo, entrando lentamente. La habitación estaba llena de cuadros y retratos, igual que las demás, había una cama en el centro con muchas almohadas.

–¿Somos nosotros?– Tomó entre sus manos el cuadro medio escondido entre las sábanas.

Efectivamente, en la parte izquiera de la pintura estaba Wirt sonriendo, abrazando a su compañero. A la derecha se encontraba Greg, haciendo muecas infantiles.

El castaño tomó otro cuadro que permanecia escondido. Era el terrorista, tenía cuernos sobre su cabeza y unos ojos extraños de múltiples colores.

Y los cuadros no paraban, habían más y más. En la mayoría estaba Wirt, en la minoria Greg.

Pero habían unos cuantos cuadros donde Beast aparecía abrazando el cuerpo del castaño mayor. Sonriendo tiernamente sin abrir la boca, mientras que Wirt sonreia mostrando sus dientes con las mejillas sonrojadas.

–¿Por qué tantas pinturas?– Se cuestionó, las dejó donde estaban y se dirigió a la habitación de al lado, la cual la puerta estaba llena de sangre.

Giró la perilla un poco más confiado, entrando y revisando todo lo que había. Era una habitación normal, solo que tenía un balcón. Y sólo habían cuadros de el castaño mayor, era la habitación de Beast.

Wirt casi corriendo abrió las delicadas puertas de allí, sintiendo como el aire fresco golpeaba su cara. Vió aquellos árboles y flores brotando, las aves cantaban, era un hermoso paisaje, el sol se escondía y la luna aparecía, caminó mas cerca de la baranda. Decidiendo si saltar o no.

–¿Qué haces aquí?– Se sobresaltó al oir aquella voz, sonrió al ver como su compañero se acercaba con brillo en los ojos.

–Vamos a escapar.– Greg lo miró esperanzado.

–Primero debemos hacer un plan. Beast se demorará en llegar.–

Los dos castaños corrieron hasta la habitación de al lado, sacaron todas las almohadas que pudieron y fueron de forma rápida a la habitación donde despertaron.

Levantaron las sábanas de la cama y colocaron las almohadas de tal forma que parecieran sus cuerpos. Taparón hasta la cabeza con las sábanas y corrieron a la habitación con el balcón.

Escucharón como la puerta principal fue abierta y subian rápidamente las escaleras en dirección a la habitación donde se encontraban los chicos.

Greg tomó a Wirt del brazo y los dos se escondieron bajo la cama.

El pelinegro venía tarareando alegremente una canción.

Se sentó en la cama y sacó pintura para terminar un cuadro, era otro retrato del castaño mayor.

–Está muy callado, iré a ver que estan haciendo esos enanos.– Recitó al aire el pelinegro levantándose de la cama, caminando fuera de la habitación.

Wirt y Greg enseguida salieron de debajo de la cama.

–¿Por qué Jack te dibuja?– Preguntó Greg mirando el cuadro.

–¿Jack?– Preguntó mientras abria las ventanas.

–Eso dice su firma.– Wirt miró el cuadro y salió al balcón.

–Greg, ven, hay que escapar rápido.– El menor asintió. Salieron al balcón y se posicionaron en la baranda.

La puerta de la habitación se abrió.

–¿Qué?– El terrorista parecía paralizado, los dos castaños también lo estaban.

Beast sacó un arma. Les apuntó.

Wirt tomó el cuerpo de su compañero, miró a Beast desafiante.

El pelinegro apretó el gatillo apuntando a el cráneo de el castaño menor.

El castaño mayor lanzó el cuerpo del menor hacia un árbol, amortiguando su caida. La bala le llegó a Wirt en un brazo.

El castaño se paró en barandal y saltó.

–¡Corre! ¡Greg!– Gritó Wirt al sentir la mano de Beast en su tobillo, impidiendole escapar.

El castaño menor desapareció de la vista de los que seguían en el balcón.