Albert.-Candy, al fin te veo, perdona si no te eh podido poner la atención que requieres pero mis negocios familiares no me dejan es un poco difícil y cansado, pero ahora que tengo tiempo quisiera hablar un rato con mi hija.
Candy.-Buenos días Albert!
Albert.-Te ves hermosa con ese vestido, te lo regalo la tía abuela?
Candy.-Sí, se ve lindo no? Y gracias.
Albert.-Me sorprende que la tía abuela te lo haya dado, no demuestra su cariño así fácilmente y eso quiere decir que ya te ah tomado cariño.
Candy.-En serio?... Qué sorpresa.
Albert.-Y dime querida, que te parece esto que hago por ti?
Candy.-Bien Albert, por cierto tengo que informarte que Terry me envió una carta, en la que decía que vendría hoy a mi bienvenida, y en la carta también decía que te mandaba saludos, también dice que hablara contigo hoy.
Albert se sorprendió por el comentario de su pequeña.
Albert.-Bien, pero..¿No tienes ningún inconveniente en que venga?.-Confundido y sorprendido por lo comentado.
Candy.-No Albert, por mí a que se divierta por hay, a mí ya no me importa él.-con tono de desinterés y mintiendo.
Claro que le importa él, pero era obvio que el no volvería con ella pues tiene responsabilidades que atender y ella tiene una vida por continuar.
Albert.-Bien, espero te sientas cómoda y feliz por esto, porque ese es lo propósito de esta fiesta.
Candy.-Corrí a Abrazar a Albert.-Garcias por todo esto y más, no tienes que hacer tanto para verme feliz, Porque desde que me adoptaste fui Feliz, porque tú has hecho mucho por mí, de verdad no sé cómo agradecerte esto, pero estos lujos son muchos y no soy vanidosa, a mí no me gusta las fortunas grandes, lo sabes Albert.-Se separó de él y depósito un beso en su mejilla.
Albert.-Candy no tienes nada que agradecer, eres muy especial y de un gran valor sentimental para mí, sé que te dije esto antes, pero eres idéntica a mi hermana.
Candy quedó totalmente en shock no sabía que palabras decir sobre eso, pero ella preguntó.
Candy.-¿Te refieres a la mamá de Anthony?
Albert.-Sí Candy, ella fue un gran hermana era exactamente como tú, bondadosa, inocente, con un gran corazón. Siempre pensaba en los demás, cuando éramos pequeños yo jugaba mucho a las carreras y siempre me provocaba raspones en las rodillas, y ella siempre me cuidaba y estaba al pendiente de que no me cayera y raspara, cuando lo hacía ella era la encargada de curarme, tenía un alma pura igual que la tuya. Su sueño siempre fue ser enfermera igual que tú. Pero eso no se pudo, por su enfermedad incurable.-dijo tono triste la última frase, pero luego volteo a mirar a Candy y sonrío.-Pero ella se encuentra en un lugar mejor, Y tengo un regalo que te querría dar.-Saco un hermoso collar de perlas.-Este collar es muy especial pues le pertenecía a ella, yo sé que ella estaría dispuesta a dártelo, y aceptaría que yo te lo diera.-Se lo puso en el cuello de Candy.
Candy.-Oh gracias Albert.
Albert.-Desde ahora quiero que me llames papá, si?
