Febrero 5, 2009
una hoja en blanco siempre ha sido una fuente de sensaciones diversas, porque al fin y al cabo a pesar de ser el inicio de la creación, nadie puede negar que es en realidad un vacío. Puedo decir, indudablemente, que estos años han sido para mi una hoja de papel en blanco, la primera hoja de un libro sin portada, la primera hoja de aquello que ni siquiera llega a tomar forma de libro. Un manojo de retazos si acaso. El día que decidí partir debía ser el comienzo de mi historia, pero uno no puede simplemente deslindarse de lo que le dio forma al camino, así que esto empieza un tiempo atrás. Quizá no sea yo un personaje de novela clásica, de aquellos que se resignan a la cotidianidad, y sin embargo la aventura los encuentra como un rio que tarde o temprano, desemboca en el mar. Y las gotas que alguna vez siguieron un camino seguro y concreto, delimitado por orillas bien marcadas y corrientes que fluyen con constancia y desenvoltura, se ven abrumadas ante una inmensidad sin dirección ni limites. A decir verdad, ser una gota de agua en el mar, es en cierta forma, ser una hoja de papel en blanco. En fin, yo estaba seguro de que esta vez las cosas iban a cambiar, y no porque hubiera algo diferente avecinándose en mi vida, mas bien una promesa propia, de que esta vez, y sin lugar a dudas, iba a evitar caer una vez mas en ese abismo de desesperación y desasosiego en el que me había sumergido por años. Cabe mencionar que en mi corta vida, he tenido etapas soleadas, de llovizna y de tormenta, de esa humedad helada que te cala los huesos y de sequías desoladoras. Pero esta vez fue un poco diferente, un poco nada mas, porque en ese momento no lo pude notar, como una sensación que te rodea pero no llega a tocarte del todo, una sensación de que olvidas algo, y sin embargo sabes que es solo una ambigüedad y que no vale la pena adentrarse en busca de aquello que le de nombre. Fue diferente, simplemente por el hecho de que estoy aquí, en este preciso lugar y en este preciso momento... cuando ayer no lo estaba. Pero la lucha fue mucho mas grande de lo que algunos se imaginan. Este tipo de cosas no pasan sin dejarte una mala herida y una cicatriz de por vida. Sin embargo solo me faltaron dos horas y diecinueve minutos. La entiendo y entiendo a lo que ella se refería con más claridad que nunca.

ESTÁS LEYENDO
Dos horas y diecinueve minutos
Short Story"Si naces para destacar, lo haces, sin más. Por otra parte, si solo naces para llenar espacio en este planeta, debes limitarte a hacerlo y no causar demasiado revuelo." Norman se había dado por vencido y repetía aquellas palabras como un mantra en...