junio 2, 2008
El día siguiente me levanté un poco tarde, pero estaba decidido a ir a su casa a arreglar las cosas. Desgraciadamente, ya que había salido con sus padres a la ciudad, no regresaría hasta dentro de varias horas. Nuevamente estaba solo y sin nada que hacer. Era domingo así que no trabajaba. Regresé a mi casa andando para matar un poco el tiempo; mientras tanto analizaba con minuciosidad todo lo que había ocurrido la noche anterior. Me gustaba entender las situaciones en su totalidad porque me daba seguridad a la hora de intentar arreglarlas. Llegué a la conclusión, de que entendía perfecto lo que yo había sentido y entendía perfecto lo que ella me había dicho, pero había todavía misterios sin resolver. No podía entender qué fue lo que le causó tanto enojo a Nadia, y ahora que lo veía con mas perspectiva, me preguntaba también, qué le había causado cierta tristeza en la expresión. Nunca la había visto en ese estado; parecía casi desesperada. Como si quisiera que viera algo que es evidente para todos menos para mi.Llegué a mi casa y me senté en la banca del jardín a darle seguimiento a mis teorías y deducciones. El clima era tranquilo y apacible, los pájaros se oían de vez en cuando. Además, este era mi sitio favorito en toda la casa. El pasto siempre estaba verde ya que mi madre lo cuidaba con mucho esmero. Había una pequeña piscina al fondo que se calentaba con el sol y un especie de kiosco, con una mesita de jardín y un asador para ocasiones especiales. Eran cerca de la tres y media de la tarde y me paré un momento para ir a la nevera por un té helado. El sol podía llegar a ser sofocante alunas veces.
Al pasar por el salón en dirección a la cocina pude observar el piano, que se encontraba un poco polvoriento por la falta de uso. En ese momento me senté frente a el para contemplarlo mejor. Toqué un par de notas y unas cuantas piezas que me sabia ya de memoria. Lo que me fallaba no era en si la habilidad de tocarlo, si no la capacidad de crear mis propias piezas.
Me detuve unos instantes y me llegaron pensamientos nuevos. Fue entonces cuando decidí que no podía permitirme perder todo lo que me producía felicidad en la vida. Sentí un agudo dolor en el pecho por la discusión del día de ayer. Más que dolor, en realidad me sentía culpable. Culpable de todo lo que había pasado en mi vida. ¿A quién quería engañar? Soy yo el único responsable de hacer lo que me haga feliz, ni mis padres, ni mis antiguos amigos ni nadie. Solo yo.
En ese momento tomé mi celular y empecé a grabar.
Cerré los ojos y dejé que viniera la ola. En cierta forma, la tristeza es también una forma de inspiración en si misma. Dejé que mis dedos recorrieran con libertad las teclas que alguna vez, hace no mucho, eran las únicas amigas que tenia a mi disposición. Pasaron los minutos y puedo decir que jamas me había sentido tan desenvuelto al tocar una nueva melodía por primera vez. Terminé lentamente y retiré delicada y suavemente las manos. Había drenado las impurezas que rondaban por mi mente. Había logrado despejar las nubes grisáceas y me encontraba en un estado, que puedo decir con seguridad, pocos han sentido. Era como si supiera, que todo eventualmente iba a estar bien. Era como si pudiera ver mi vida desde la ventanilla de un avión, iluminada y clara.
Me quedé absorto en mis emociones y no supe con seguridad cuanto tiempo había pasado desde que había tocado aquella nueva composición, ni siquiera me había molestado en ponerle pausa a la grabación.
Pude sentir como comenzaba a surgir una gran felicidad en mi interior.
Decidí que no quería ser yo el primero en oír la canción. Me paré y sentí cómo el pasar de las horas me había entumido las piernas, así que me sacudí un poco y pasé por el té helado que había dejado olvidado.
Una vez en mi habitación saqué un nuevo disco (tenia todavía varios sin utilizar). No me detuve a revisar la calidad de la grabación, ni siquiera me preocupé por el tiempo extra de grabación en el que no se escuchaba nada. Me adentré en una sensación de calma que no experimentaba desde la infancia.
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Dos horas y diecinueve minutos
Short Story"Si naces para destacar, lo haces, sin más. Por otra parte, si solo naces para llenar espacio en este planeta, debes limitarte a hacerlo y no causar demasiado revuelo." Norman se había dado por vencido y repetía aquellas palabras como un mantra en...