Capitulo 7

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-Lo mejor será que te vistas.- Ni siquiera me dejó hablar y él seguía con la mirada abajo.
Me puse la camisa de Ethan de nuevo, estaba perdida en mis pensamientos, realmente no sabía ni siquiera por qué se había negado, somos pareja.
Me quedé mirando la televisión que ahora transmitía "El show de los Looney Toones".
-Lo mejor será que me vaya- dije de manera seria.
-¿A dónde irás?- Me miró impresionado aun con gotas de sudor en su cabello y sus mejillas ardían.
-No sé, pero...-
-Quédate- Me interrumpió de inmediato.
Me quede fría ante lo que me pedía, después de rechazarme ni siquiera yo sabía cómo sentirme en esos momentos.
-Yo no sé si pueda o más bien si deba después de lo que acaba de suceder- dije con un tono frio que pareció desconcertarlo. -Creo que lo mejor sería que le llame a Emma y me vaya a su casa-
Ethan me miró de arriba abajo y dio un largo suspiro.
-Quiero que te quedes- me dijo en un tono aún más serio.
-Está bien-
Lo miré, estaba sentado frente a mí, con las piernas abiertas, los codos apoyados sobre las rodillas, las mangas de su camisa estaban arremangadas, y la abertura del cuello le permitía ver una parte de su pecho. Quizá debía tomarme las cosas con más calma, no quería hacer tan evidente la necesidad que tenía de que me hiciera suya, podría hacer que se relajara, que se olvidara del pequeño arrebató de pasión que habíamos sufrido los dos momentos antes y volver el ambiente más amistoso que tanto nos gustaba. También iba a ser lo mejor para mí, olvidarme un poco de lo que pudo haber pasado. Tan solo recordar sentir el miembro de Ethan tan grande y duro contra mí me excitaba bastante.
Respiré profundamente, ambos lo admitimos, cada quien de forma personal, que congeniábamos de maravilla con el otro. Y poco a poco los dos fuimos relajándonos. En realidad yo sólo quería un beso, algo que me indicara que después de eso no se iría todo por la borda, así que caminé hacía él y le di un beso lento.

(~)
Una débil voz en mi cabeza me decía que no le correspondiera el beso, sabía perfectamente que eso estaba mal, que no debería permitir que ella se quedara en mi casa, estaba a punto de irme a la cama con una mujer hermosa. No me había sentido tan excitado desde... pues, desde hacía dos horas que también estaba besando a Jade. Teníamos química sexual, con ese último pensamiento la tomé entre mis brazos y la presioné contra mí. Le correspondí el beso, lo profundicé y ella me contestó con la misma pasión y necesidad que yo sentía. Me incliné un poco, pasé un brazo por detrás de las rodillas de la morena, y la cargué en mis brazos.
Ella no paró de besarme ni un solo momento, y yo me encargué de llevarnos al único lugar donde sabía que los dos queríamos estar, la cama.
Las manos de Jade vagaron por mi torso buscando los botones de mi camisa. En cuanto los encontró, no tardó más de un minuto en deshacerse de ellos, me quitó la camisa y la aventó a algún lugar de la habitación. Tracé un camino de besos desde sus labios hasta su oreja. Ella se estremeció, los besos bajaron poco a poco derrochando sensualidad, estaba besándole por completo el cuello, acariciando sus hombros y disfrutando del contacto de su suave piel. Mientras que ella se esforzaba por desabrocharme el cinturón y los pantalones, pero dejó de pensar cuando sintió la cálida humedad de mi boca cerrándose sobre uno de sus pezones, y quedó completamente a merced de él.

(~)
Lo único que podía hacer era suplicar por más y gemir de placer. Ese hombre era capaz de llevarme al éxtasis total solo con una caricia, lo último que quería es que él dejara de tocarme. Jamás me había sentido tan excitada. Podía sentir mi feminidad caliente y húmeda, me derretía por Ethan, podía sentir como un fuego líquido se formaba en mi vientre y bajaba hasta mi vagina, diciéndome que estaba lista para más. Un gran gemido se escapó de mis labios cuando sentí que mi rubio soplaba entre mis piernas. Después volví a arquear la espalda al sentir la lengua de Ethan recorriendo los suaves y mojados pliegues de mi sexo. Saboreándome de arriba abajo, de un lado a otro. Succionando y presionando mi clítoris, llevándome a la cima del placer. Entonces me tensé por completo, y llegué al clímax. Comencé a retorcerme sin poder evitarlo, disfrutando por completo de la sensación de llegar a un maravilloso orgasmo.
Apenas me estaba recuperando cuando sentí a mi hombre colocarse encima de mí. Me separó las piernas con delicadeza y yo lo seguí en cada movimiento que hizo, cuando se sumergió en mí ambos soltamos un suspiro de puro placer. Y él comenzó a moverse dentro de mí, saliendo y entrando, a veces rápido, otras veces más lento, sencillamente disfrutando el momento. Mis caderas rápidamente se adaptaron al ritmo que marcó Ethan y con cada estocada salían al encuentro con él. Pronto la habitación se llenó de gemidos y gruñidos, nuestros cuerpos bailaban una danza de pasión a lo cual nos adaptamos y seguían los pasos de maravilla. Con la última estocada, la más fuerte y profunda, volví a tensarme y comencé a retorcerme bajo el duro cuerpo de Ethan, y él también llegó al clímax, sentí como se corría dentro de mí, y se dejó caer con suavidad sobre mí.
Los gemidos fueron reemplazados por las respiraciones jadeantes de ambos. Ethan se quitó de mí y se acostó a un lado. Poco a poco nuestras respiraciones regresaron a su ritmo natural hasta que nos quedamos profundamente dormidos.

Nothing Like UsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora