Cap. 1

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Todo lucía oscuro; paredes oscuras, suelo oscuro, húmedo y frío, una silla rota en una esquina, también oscura. De nuevo estaba en el mismo lugar de siempre. Cerré mis ojos con fuerza y suspiré, hacía tanto frío que mi aliento se notaba en el aire, en una pequeña nube de humo blanco. 

A tientas me levanté de mi lugar en el suelo, sacudiéndome el polvo de mis jeans y maldiciendo en voz baja no haber llevado un suéter, y de repente oí un ruido, unos pasos. — ¿Hay alguien? —Murmuré con cierto nerviosismo en mi voz al tiempo que me acercaba a tientas a la pared, me costaba ver a través de la oscuridad. Pasé mi mano por la pared buscando un interruptor en vano, pues no había ninguno. Enfoqué mi vista hacia el techo en busca de una bombilla, nada. 

—Ni siquiera intentes buscar luz. Aquí no hay más que oscuridad, angelita. 

— ¿Quién ha dicho eso?  — Murmuré tartamudeando, y la pregunta era ridícula, sabía quién era. Nunca lo había visto en persona, pero vaya que había oído hablar de él, de la oscuridad que lo rodeaba siempre, de lo malvada que era su sonrisa y lo ronca que era su voz.

Y sin embargo, no hubo respuesta, nadie contestó y nuevamente me sentí sola, lo cual no era completamente malo, considerando que su compañía no era mejor que la soledad. Me fijé en la oscuridad buscando alguna figura, una sombra, algo que me diera una señal de vida, y sin embargo no vi nada. 

—Por acá. —Murmuró la voz con un tono burlón. Me separé a tientas de la pared y caminé en dirección contraria al lugar del que provenía esa malvada voz. ¿Tal vez podría conseguir una puerta? ¿O una ventana? No lo sé, pero tendría que salir rápidamente de allí. —No podrás escapar de mí, pequeña. —Y sentí que se me helaba la sangre, la voz estaba detrás de mí, su aliento chocaba con mi nuca y tragué en seco, no podía moverme, no porque no quisiera, simplemente estaba en shock, no podía hacer nada. —Estamos atrapados en esto juntos, angelita.

— ¿Y tú q-qu-quién eres? —Dije temerosa, sin poder ocultar el miedo que sentía, estaba con la persona más peligrosa del inframundo, ¿cómo no estar nerviosa? Y la pregunta evidentemente había sido estúpida, por supuesto que sabía quién era, sino, ¿por qué tendría miedo? Y por lo visto se dio cuenta, porque oí su risa burlona resonar en las paredes.

—Sabes quién soy, lo sabes bien. —Murmuró cerca de mi oído, su aliento caliente chocando contra mi piel helada me hizo estremecerme, y me puso los pelos de punta. —Pero tienes miedo de admitir que lo sabes, tienes miedo de tener que enfrentarte conmigo. —Dijo de la misma manera, todo en murmullos. Y eso me hizo hervir la sangre, ¡no le tenía miedo! Vale, era atemorizante, pero…—Y no lo niegues. —Lo oí gruñir en voz baja, al tiempo que lo sentía alejarse de mí.

— ¿Qué hago aquí? —Dije agarrando fuerzas necesarias para pronunciar las palabras sin tartamudear ni mostrar nerviosismo o miedo.

—Lo mismo te podría preguntar yo a ti. —Dijo con una fría voz que me dejó helada, si su voz anterior me había echo estremecer, esta sencillamente me había congelado, ¿Qué quería el demonio más poderoso conmigo? ¿Por qué me había traído aquí? —Habla, es estúpido hablar con la pared. —Lo escuché bufando en voz baja y reaccioné lentamente, sacudiendo mi cabeza para despejar las ideas que se me habían venido a la mente.

Decidí empezar con una simple pregunta: — ¿Dónde estamos? — Y aunque no podía verlo por semejante oscuridad, lo sentí recostarse de la pared, me lo maginé con su sonrisa burlona, y, aunque nunca había visto su rostro, podía imaginármelo, facciones gruesas, después de todo, era un demonio, no podría haber demonios guapos. Y tan distraída estaba en mis pensamientos que no lo oí acercarse a mí, me sobresalté al sentir, nuevamente, su aliento contra mi nuca.

—Si supieras dónde estamos, ya te hubieras ido, pequeña. Y no pienso dejar que eso suceda.

—Entonces, ¿para qué me quieres? —Fruncí ligeramente mi ceño, esto era cansado y aburrido, a decir verdad no tenía ganas de pelear con alguien como él.

—Te necesito de mi lado, angelita. El mundo amenaza con ser destruido y hay dos opciones, el lado bueno, al cuál pertenecen los que tienen la de perder, y el lado malo, donde ganas, o mueres con dignidad. — ¿De qué diablos estaba hablando?—Eres poderosa, y necesito tus poderes conmigo. Y es tu decisión, ¿de qué lado estás? Esto es una guerra, y apenas va a empezar.

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⏰ Última actualización: Jan 17, 2014 ⏰

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