________ observa esa foto que ha visto tantas veces y sonríe recordando el día en que se la tomaron. Era el último de las vacaciones. Habían ido juntas a la playa, y Amanda se empeñó en tomar algo en el chiringuito que atendía un mulato musculado y guapísimo.
--A ver quién le pone más nervioso, tú o yo-- retó Amanda, antes de añadir - -: Es nuestra última oportunidad de ligar y hay que aprovecharla. Cuando empiece el curso, ya no tendremos otra hasta las vacaciones de Navidad.
La foto fue la excusa. Amanda le pidió al mulato guapo y musculoso que se la tomara. Él, por supuesto, accedió, muy amable. Luego, Amanda le pidió un Gin-tonic. Él la miró con desconfianza, achinando los ojos:
--¿Podéis enseñarme vuestros carnés?--preguntó.
Amanda se dejó caer sobre la barra con los brazos cruzados. En esa posición, sus pechos parecían dos globos a punto de reventar.
--¿Y no puedes hacer una excepción, por una vez?-- su tono de voz rebosaba sensualidad.
El mulato no sabía a dónde mirar. Carraspeó, abrió la nevera, la cerró, cogió un vaso, lo volvió a dejar, abrió el grifo, carraspeó de nuevo. Finalmente se puso muy serio y le dijo a Amanda, haciendo esfuerzos por mirarla solo a los ojos:
--No. No puedo.
Amanda terminó pidiendo un batido de cacao.
--¿Podría ser muy, muy pero-muy frío?-- preguntó poniendo morritos.
Como solía ocurrir siempre, su amiga se salió con la suya. Miraba al mulatocon ojos pícaros mientras le susurraba a _______:
--Como no espabiles, te voy a ganar siempre
.______ rió antes de decir:
--O puede que yo te deje ganar, Amy. ¿Lo habías pensado?
_________ era la única que la llamaba Amy, una especie de nombre cariñoso que ella misma se había inventado.
No le importaba dejar que Amanda ganara sus propias apuestas. _________ se lo pasaba tan bien mirándola que no le merecía la pena participar. Además, no solían gustarle los tíos que ella encontraba interesantes. Aquel mulato de la playa, sin ir más lejos, no le parecía nada del otro mundo. Un musculitos adicto a los gimnasios.
En aquella época, Justin apenas había hecho aparición en sus vidas. Era un compañero de clase en vías de desarrollo, alguien a tener en cuenta en un futuro, nada más. Durante los últimos cursos de primaria, y a veces hasta bien arrancada la secundaria, eso es lo que son los chicos para sus compañeras de clase: una opción a largo plazo.
A ________ le parece ahora que de la foto hace mil años. Cierra los ojos y trata de saber por qué tiene esta impresión, qué es lo que ha cambiado. Comienza a sentir cansancio. Duda un momento si conectar el ordenador, pero decide que lo mejor será dormir un rato. Observa el radio-reloj digital. Marca las siete y treinta y seis. Ya debería haber oído el despertador de su madre. Sin embargo, no ha sonado.
«Qué raro. Ella nunca se levanta más tarde de las siete y cuarto».
Está pensando en ir a ver lo que sucede cuando escucha que se abre la puerta. Es su padre, que regresa de su turno de noche. Reconoce al instante el sonido de sus pies y la sucesión de movimientos que siempre siguen a su llegada a casa: el tintineo de las llaves, el sonido del cajón al abrirse y cerrarse, el interruptor, ese suspiro tan característico suyo y, luego, la puerta del cuarto de baño.
________ sale del dormitorio y ve la rendija de luz bajo la puerta tras la que su padre acaba de encerrarse. No quiere que le pregunte nada, no tiene ganas de dar explicaciones, pero por alguna razón se alegra de oírle, de saber que ha llegado a casa. Mira hacia el recibidor y ve la chaqueta de uniforme colgada del perchero. No entiende cómo su padre puede, después de tantos años, seguir trabajando en ese horario. Lleva en el turno de noche de la Unidad de Seguridad Ciudadana desde que ingresó en el cuerpo de policía. Nunca le ha oído quejarse y nunca ha deseado cambiar, como la mayoría de sus compañeros. Y ella apenas ha regresado de su primera correría nocturna y ya se siente agotada, sin fuerzas para nada.
________ escucha correr el agua de la ducha.
«Siempre el mismo ritual», piensa, y sonríe. «Ahora entrará en la cocina, pondrá la tele y se preparará uno de esos desayunos suyos a base de lentejas estofadas, huevos fritos, pan, vino y postre. Un desayuno propio de un tiranosaurio. Luego, a hacer la digestión durmiendo hasta la hora de comer, como todos los días»
.Cuando su padre sale de la ducha, ella ya se ha cansado de espiarle. Como había previsto, el hombre entra en la cocina y enciende el televisor. Luego llega el sonido de la puerta de la nevera al cerrarse y el de una de las sillas al arrastrarse sobre el suelo de la cocina. No oye, en cambio, que se haya puesto en marcha el microondas, ni que haya ninguna sartén crepitando en el fuego, llena a rebosar. Todo lo contrario: al cabo de un momento, su padre baja el volumen del televisor y la casa queda sumergida en un silencio inusual a esas horas.
«¿Qué les pasa a estos? ¿Se habrán peleado?», piensa, preocupada por el extraño comportamiento de sus padres.
_______ se atreve a salir de su habitación. Siente curiosidad por saber qué ocurre. Desde el pasillo ve a su padre mirando la tele, embelesado. Tiene algo entre las manos. Una taza vacía. Cuando lo observa mejor, se da cuenta de que sus ojos no están fijos en la pantalla, sino en algún punto de las baldosas del suelo. Le parece que está pálido y tiene ojeras, como si estuviera enfermo, aunque desde esta distancia no pude estar segura. También le parece que ha adelgazado.
Por suerte, no la ha visto. Da media vuelta por el pasillo y se dirige al dormitorio de sus padres. Al pasar frente a Trasto, este vuelve a gruñir, olfateando el aire con las orejas muy derechas. Se ha despertado de golpe.
--¿Qué te pasa, bonito? ¿Estás enfadado conmigo?--pregunta ______, agachándose para acariciarle la cabeza.
Pero antes de que pueda tocarlo, el perro se levanta y se va hacia la cocina.
«¿Qué le pasa a todo el mundo en esta casa?», se inquieta ______,observando al esquivo animal.
![](https://img.wattpad.com/cover/11092961-288-k352785.jpg)