El Muñón de Thembras

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Todos los días  despierto, me lavo cara, desayuno, voy  ha trabajar, entreno, regreso a casa, leo un poco y después me voy a dormir. Una rutina nada emocionante, eso diría si no fuera porque no tengo brazos y piernas, por cierto: me llamo Arthur Sousa.

Tengo algo de tiempo libre así que puedo contarles un poco sobre mí: Nací  el 28 de Agosto de 3988, tengo 30 años, vivo en una ciudad de Thembras llamada Eyria en donde el calor y la lluvia siempre están a la par, las bestias viven cerca pero nunca viene ha esta parte de la ciudad, claro, a menos que alguien las perturbe, sea un acto de la naturaleza... o mala suerte. Me gano la vida como mensajero, entregando: refacciones, medicinas, piezas para cyborgs y en algunas ocasiones ¡productos ilegales! Ahora mismo algunos se preguntara ¿cómo es qué puedes hacer tus entregas? , para eso tendremos qué remontarnos al pasado(lo sé, es muy cliché pero no hay de otra).

No tenía ni una semana de nacido cuando mi familia decidió moverse a Eyria, para que pudiera crecer en un mejor lugar;  pero la llegada de un tifón nos atrapo a medio camino, por suerte mis padres encontraron una cueva en donde refugiarnos. Mi padre encendió una fogata;  mamá revisaba las provisiones; y, a pesar de todo el ruido del exterior yo dormía plácidamente.

Hay muchas maneras en las que puedas morir en Thembras: una quimera, robots, bandidos pero hay una en especial qué hasta las mismas bestias le temen ¿Ustedes se imagina cuál es? les daré un momento para pensarlo (él autor está recurriendo a romper la cuarta pared, algo muy usado y no falta quien le digan para que gasto su tiempo "escribiendo", bueno, si así se le pueda llamar, le falta mucho & encima utilizando a un personaje muy cliché...me acabo de insultar hahaha. ¡Oh!, creo qué es hora de responderles). Uno de los asesinos más letales y por excelencia de Thembras es "Katsam"  una pequeña planta que sólo crece en este continente; con pétalos color violeta que cautivan a las bestias más salvajes, dispara una serie de agujas las cuales son muy venenosas y después de unos minutos: causan la muerte.  Para mí mala suerte una de esas hiervas estaba en la cueva y termino por  dispararme en mis extremidades. Era mi fin. Por suerte mamá vio a la planta antes de que se hundiera en la tierra.   

Mis padres no sabían que hacer; papá sólo tenia opción: utilizar su cuchillo. Pero mi madre lo detiene-¡No lo hagas!-ella comienza a llorar, pero eso no lo hace cambiar de opinión-¡No puede quedarme sin hace nada, es nuestro bebé! Me gritara, maldecirá, me odiara hasta el día que yo muera ¡pero estar tranquilo sabiendo que él se encuentra con vida!-ambos sabían que sólo podrían salvarme amputando mis miembros envenenados...nunca les he preguntado más acerca de esa noche...pero estoy seguro que tomaron la decisión más difícil de toda su vida.

Creo que ahora debería de contarlo lo difícil que fue mi niñez , la gente molestándome, haciéndome menos o volteando a otro lado...estoy seguro que muchos ya deben de estar cansados oír  desdichas ajenas...¡Pero tiene qué contarse!

Como todos los días un grupo de chicos me molestaban (dentro y fuera de la tienda donde trabajaba) de varias formas, una de sus favoritas era que les pasara mercancía del estante más alto,  les gustaba ver hasta dónde podía llegar antes de caerme. Él encargado del lugar les ordeno irse; yo termine levantando algunas latas del suelo -¿Cómo es qué aguantas tal abuso?-me pregunta el dueño, pero no le respondí sólo me dedique a colocar la mercancía en su lugar.

Al salir de la tienda ya me esperaban aquellos chicos y comenzaron a insultarme...estaba lo suficientemente enojado para ir a pelear con ellos sin importar qué me pasara, pero los ignore, al darse cuenta de esto comienzan a rodearme, esperando a que me asustara en lugar de sentir miedo comencé a reírme-Se ríen de mí por ser diferente, pero yo me burlo de ustedes por ser iguales- lástima que cuando lo dije ellos comenzaron a golpearme- ¿¡Eso fue un golpe!? ¡Yo pego más fuerte que ustedes!-me tumban al suelo-¿No saben cómo golpear? ¿quieren qué les enseñe?- durante toda la golpiza nunca lograron callarme. Parece que mi gran boca compensaba mi falta de accesorios...lástima que no fuera lo mismo al ignorar el dolor-¡Ah, la próxima te ira peor muñon!- dice el más grande del grupo. Con algo de dificultad logro levantarme y vuelvo a casa.

Al entrar a mí hogar, mamá se sorprende al verme todo lastimado -¿¡Quién te hizo esto!?-pero me quedo callado. Ella va por el botiquín y papá hablaba conmigo...eso me calma por un momento pero a la hora de dormir solo podía pensar en vengarme de esos chicos, en como sería mi vida si tuviera manos y pies;  al final término llorando hasta quedarme dormido.

Historias Cortas de SnoworldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora