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Yoongi despertó por la luz que se colaba de la cortina.

Su cabeza comenzó a punzar apesar de que no había bebido nada la noche anterior, y su cuerpo se sentía cansado aún, por el esfuerzo que tuvo anoche. No era una persona de mucho ejercicio, honestamente.

Miró a su lado, a Hoseok que aun dormía. Su respiración calmada, hizo sonreír a Yoongi. Era una locura que apenas conocía a Hoseok de meses, y ya hubiera compartido la cama con él dos veces.

Yoongi no era así. Por lo menos no con cualquiera. Hoseok era especial.

Decidió levantarse después de algo de tiempo, sintiéndose obligado a hacer algo por el mayor. Recordó que estaba desnudo, así que tomó la camisa de Hoseok para cubrirse. Supongo que no le molestaría.

Caminó hasta la cocina, casi rogando por que hubiera algo decente qué cocinar. Y realmente había mucho para cocinar. Muchos productos que Yoongi no conocía, y algunos que nunca pudo comprar.

Sonrió divertido.

Yoongi aún no podía imaginarse a Hoseok cocinando. Siempre que Yoongi lo veía comer, era algún platillo extravagante cocinado por algún chef profesional. Hoseok no se veía como una persona que cocinara.

Sin embargo, Yoongi lo era.

Y como la buena persona que era, le cumpliría su deseo de Hoseok de tener un buen desayuno en la cama.

Alistó los ingredientes, y puso manos a la obra.

Yoongi nunca había sido una persona muy feliz. Toda su vida siempre se trató de conseguir dinero. La razón por la que solía asistir a una escuela pública era esa. Los padres de Yoongi nunca tuvieron mucho dinero, para cosas excepcionales.

Y esa era la razón por la que Yoongi había adoptado esa forma de ser. Frío y constantemente algo sarcástico. Y no era que Yoongi quisiera alejar a la gente, si no que la gente siempre había sido malo con él. Amigos falsos, familiares idiotas, personas sin valor. Había visto de todo.

Pero también había conocido buenas personas.

Y cada una de ellas lo impulsaron a seguir adelante, a seguir sus sueños y no rendirse.

Hoseok era una de ellas. De alguna forma, Yoongi lo veía como la más especial de todas.

Tenía algo que ver con la forma en que los ojos de Hoseok brillaban cada vez que salía con Yoongi a divertirse y no a hablar de trabajo. O tal vez la manera en que Hoseok sonreía como si fuera dueño de toda la inocencia del mundo, y jamás hubiera conocido a alguien que le hiciera daño.

Pero la noche de ayer, Yoongi se dió cuenta de que no era así.

Hoseok había sufrido, y ahora que Yoongi lo pensaba, era algo obvio. La manera en que su sonrisa desaparecía cuando creía que nadie lo veía, o la manera en que sus ojos se quedaban sin brillo al ver a un niño con su madre de la mano.

Yoongi debió adivinarlo antes.

Hoseok era como él. Había sufrido. Tal vez no de la misma manera que Yoongi, pero ambos habían sufrido apesar de su corta edad. Ambos habían visto la parte obscura de éste mundo.

Y apesar de que fueran tan distintos a la manera de expresarlo, eran similares al mismo tiempo. Eran similares porque se comprendían. Eran similares porque sabían del dolor.

Eran similares porque se amaban y ambos se apoyarían.

Yoongi sonrió levemente, con el plato de comida en su mano derecha, y una taza de café en la izquierda. Caminó con cuidado hasta la habitación de Hoseok, encontrando al mayor aún dormido.

– Hobi hyung –. Susurró Yoongi, al oído del contrario.

Hoseok rodeó la cintura de Yoongi con sus brazos y lo acostó con él en la cama. Yoongi sonrió.

– Cinco minutos más... –. Murmuró, Hoseok con voz ronca, apretando ligeramente el agarre a Yoongi. Yoongi le dió un pequeño codazo.

– Ya estabas despierto ¿cierto? –. Yoongi se giró para abrazar a Hoseok. Más que nada, quería ver su rostro sonreír.

– Si, pero escuché que venías de regreso –. Hoseok giró su vista al desayuno que había preparado Yoongi. – ¿Desayuno en la cama? ¿Qué hice para merecer a éste hombre? –. Bromeó Hoseok, acomodándose en la cama para tener una posición más cómoda para comer.

– Le pagaste la escuela a éste hombre –. Contestó Yoongi. Hoseok se detuvo de inmediato.

– ¿Eh? ¿E-Es por eso que...? –. Hoseok miró a Yoongi con los ojos asustados. Yoongi entendió, y supo que su comentario no había tenido el significado que quería.

– ¡No! ¡Por supuesto que no! Tú me gustas Hoseok –. Yoongi volvio a abrazar al mayor. Le avergonzaba decir esas cosas, y sabía que en ese momento su rostro se vería como un tomate.

– Bien... Porque tú también me gustas Yoongi –. Hoseok acarició el cabello de Yoongi delicadamente, tomándose el tiempo para calmar su corazón que latía descontroladamente. Su rostro también estaba sonrojado, y aunque esa era la primera vez que se lo decía a alguien, sabía que era verdadero.

Hoseok sabía identificar el amor verdadero cuando lo veía. Y ahora que por fin lo sentía por otra persona, le aterraba hacer algo para arruinarlo. Sabía que la relación de ambos probablemente sería algo mal visto. Pero a Hoseok no le importaba.

No ahora cuando había conocido a la mejor persona que jamás se pudo cruzar en su vida.

– Deberíamos desayunar, antes de que se enfríe –. Murmuró Yoongi. Se levantó de la cama y se dirigió a la cocina por su propio plato, que aún no traía.

Hoseok lo miró vestido con su camisa blanca. Casi podía ver el cuerpo desnudo de Yoongi, atraves de esa fina tela, y lo hizo sonrojar. No sabía cómo era que Yoongi se había enamorado de él, pero era algo que no dejaría pasar.

– Provecho –. Sonrió Hoseok, tomando su plato cuando Yoongi se sentó del otro lado de la cama. Ambos comieron en un silencio reconfortante. Ya no había silencios incómodos entre ellos. Parecía como si se comunicaran con la mirada o con el simple pensamiento.

Hoseok creía en el amor verdadero. Y definitivamente era afortunado por haberlo encontrado a una edad tan temprana.

– ¿Ese es tu teléfono hyung? –. Preguntó Yoongi, tocándole el hombro. Hoseok se dió cuenta de que la melodía de su teléfono sonaba.

Se agachó a recoger su pantalón de vestir, que hacía aún en el suelo, y reviso los bolsillos para tomar si teléfono.

Yoongi se sonrojó un poco, al ver que Hoseok había revelado más piel de lo necesaria al agacharse.

Era ridículo que se sintiera tan avergonzado de ver eso, apesar de que anoche se habían visto prácticamente desnudos, pero creía que sin importar cuántas veces mirara a Hoseok, siempre le haría sentir lo mismo que la primera vez.

– Mierda… debo ir a trabajar –. Susurró Hoseok, mirando a Yoongi con una mueca triste. Yoongi entonces recordó que Hoseok era dueño de casi la mitad de Seúl.

– Oh... –. Murmuró Yoongi, bajando la mirada.

Hoseok lo tomó de la barbilla, y antes de que Yoongi tuviera siquiera tiempo de procesar lo que sucedería, Hoseok presionó sus labios con los contrarios.

Ambos relajándose al probar los labios del otro, y sintiéndose de nuevo seguros en su propia burbuja. Ambos creían que funcionaría, y si ambos lo creían, lo podían realizar.

Al separarse, Hoseok dijo algo extraño, que Yoongi aún no podía comprender.

– Éste es nuestro futuro –.

Sugar_Daddy.com [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora