Sugar_Daddy.com [Yoonseok]

7

Las manos de Hoseok se colaban bajo su camisa, en busca de la suave piel de Yoongi. Sus dedos se sentían fríos a comparación de la cálida piel del menor.

La cabeza de Yoongi giraba apesar de que no había tomado ni un solo trago de alcohol en la noche, pero sabía que de alguna manera los besos de Hoseok hacían más efecto que una botella entera de vodka.

La respiración de ambos era agitada, casi al ritmo de sus corazones. Era la primera vez para ambos hacer algo como eso, y sabían que era apresurado pero… habían soñado tantas veces con esto, que no podían ni siquiera detenerse.

El alcohol tampoco ayudaba.

¿Cómo había pasado todo esto tan rápido?, pensó Yoongi. ¿Cómo era que una fiesta tan normal pudiera llevarlos a ésto?

Todo comenzó con un baile.

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Las luces brillaban sobre ambos. El ritmo de la música aceleraba, y Yoongi podía casi besar a Hoseok de lo cerca que estaban.

Yoongi sabía que las personas los observaban. Sabía que entre ellos hablaban. Pero no le podía importar lo más mínimo.

No mientras Hoseok tenía una gran sonrisa en el rostro y lo miraba como si ambos fueran los únicos en el salón.

La música había aumentado el volumen, volviéndose un poco más similar a las fiestas a las que Yoongi llamaba divertidas.

La mano de Hoseok en su cintura, y esos exagerados bailes que apenas si eran similares a lo que llamaban "bals".

Pero Yoongi sonrió más de lo que había sonreído en toda la semana. Amando las expresiones locas de Hoseok, que se mostraba más confiado y nada parecido a la persona a la que conoció la primera vez.

Ese era el verdadero Hoseok, y Yoongi sabía que si ésta persona frente a él se mostrara frente a varias más, todos lo amarían al igual que Yoongi.

La canción llegó a su fin, siguiéndolo una ola de aplausos.

Yoongi miró alrededor, confundido. Se supondría que la gente los vería raro, que los sacarían por bailar algo en pareja, siendo dos hombres. Eso era lo que esperaba.

Pero cuando un hombre de mediana edad se acercó a ellos y le dió una palmada en la espalda a Hoseok, Yoongi se dió cuenta de que no sería así.

– Tu amigo es raro, Hoseok… pero creo que me agrada –.

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– Fuiste el centro de atención de toda la fiesta –. Mencionó Hoseok por décima vez en la noche. Yoongi podía oler el aroma del alcohol costoso que desprendía su aliento. Y apesar de eso, el aliento de Hoseok le parecía lo más dulce. Pero estaba seguro de que lo más dulce que existía, eran sus labios.

– No lo fui –. Sonrió Yoongi nuevamente, cuando las manos de Hoseok se colaron torpemente en su cintura.

Yoongi sostenía al mayor de la cintura igualmente, intentando que éste manteniera el equilibrio y evitar cualquier caída.

Por suerte, el elevador frente a ellos se abrió, y Yoongi pudo regargar el peso de Hoseok en una pared del pequeño cuarto metálico.

– Eres… asombroso Yoongi –. Murmuró Hoseok, deteniéndose un segundo para eruptar. Yoongi se aguantó las ganas de soltar una carcajada.

Era difícil imaginar que Jung Hoseok, el hijo de uno de los miembros de casi la mitad de Seúl, estuviera a su lado completamente ebrio y hablando como un niño pequeño.