Un Matrimonio Sin Compromiso ( Junjou Romantica, Fanfic, Nowaki & Hiroki)

Himari

- ¡Wa-chan! ¡ven, tenemos un paciente que no quiere comer sopa!. -dijo dulcemente la pelinegra.

- Ya voy. -dijo mientras se dirigía a su paciente, y éste, cargaba a un pequeño niño.

- Wa-chan, ¿verdad que los niños que no comen se ponen feos, además, de que un duende les come los pies?.

- ¡La sopa no me gusta!. -dijo protestando el pequeño.

- Tiene razón -dijo Nagate mientras se acercaba a Nowaki- si no comes la sopa te pondrás muy feo.

- Vamos, -dijo Nowaki cargando al niño- te prometo que sí te comes la sopa te traeré un juguete.

- ¿Lo dices enserio?. -dijo el niño que andaba de brazos cruzados.

- Claro, sólo sí te comes tu sopa. -dijo dulcemente el más alto.

-... ¡Está bien!, -dijo el pequeño- pero, ¡quiero que sea genial!.

- Te lo prometemos -dijo felizmente la ojiazúl.

Mientras el niño comía su sopa, los demás fueron a tomar su descanso.

Fueron a la sala de descanso y la ojiazúl profiró un suspiro:

- Cielos, que día tan agitado tenemos hoy, ¿verdad, chicos?.

- Sí, -asintió el ojiverde- además, los niños son muy dulces... ¡woah, Himari-san! -dijo el pelirrojo que veía como Himari de abalanzó a Nowaki de un abrazo- ¡compórtate!.

- ¿Por qué? Sí Wa-chan es mío. -dijo mientras abrazaba más fuerte al más joven.

- Hima-chan, -dijo el pelinegro- suélteme, por favor.

- ¿¡Por qué!? -dijo la pelinegra- sí tú eres sólo mío, mi Wa-chan...

- Corrección, -dijo el pelirrojo mientras abrazaba a Nowaki del otro lado- es mi Wa-chan. -dijo mientras le enseñaba la lengua a Himari.

- ¡Claro que no! ¡tonto pelirrojo!.

- ¡Suéltelo! Es mío.

- ¡Sobre mi sensual cadáver!

- ¿Sensual? ¡ya quisieras, piernas de jamón!. -dijo burlonamente el de mediana estatura.

- ¿¡Cómo diablos me dijiste!? -dijo la pelinegra mientras se arremangaba la bata.

- Ya basta los dos. -dijo el más alto separándolos.

- ¡Dile a ella!

- ¡Dile a él!.

- Vamos, -dijo mientras abrazaba a los dos- soy de los dos, porque a los dos los quiero, han sido mi única compañía en estos dos últimos años. -dijo alegremente el ojiazúl

- Bueno... -dijo el pelirrojo- en eso tienes razón. -dijo mientras abrazaba a Nowaki y a la pelinegra.

- Sí, los dos te queremos. -dijo mientras abrazaba al más alto y al de mediana estura.

- Gracias por ser mis mejores amigos. -dijo mientras los apretaba a sí mismo.

Amigos -se dijo Himari en su cabeza- eso es lo último que quiero que seamos.

Después de su jornada de trabajo, los tres salieron juntos, tenían costumbre de dejar primero a la de baja estatura en su casa y luego irse al bar, lo cual hicieron, ambos la abrazaron y se despidieron, mientras tanto, la pelinegra entró a su prequeño y limpio hogar.

Aun recuerdo como es que me enamoré... De mi lindo y amado Wa-chan, yo apenas llegaba al hospital, yo estaría ahora en el área de neurología, pero me negué a aceptar el puesto... Por él, él, ése color negro de su cabello me hechizó, me puso como una obsesionada, adoré verlo y pedí un lugar en el área de pediatría y de pura suerte me tocó trabajar junto con él y el tarado de Nagate... Mi corazón late como una loca cuando lo veo... Pero,me duele tanto que sólo me considere su mejor amiga, pero ni hablar, es mejor a no ser nada.

A la mañana siguiente, 2 horas antes de ir a trabajar, la pelinegra fue al departamento de Nowaki, ella tocó la puerta:

- Hima-chan, ¿qué...? -fue interrumpido porque ahora la chica lo abrazaba.

- Wa-chan, escúchame. -dijo interrumpiéndolo-

- Claro.

- Antes... Yo estaba confundida, no sabía como decirlo pero yo... Estoy enamorada de tí, desde que te conocí... Te haz vuelto tan importante en mi vida... -ésta fuyé interrumpida, ya que el pelinegro la abrazó más fuerte.

- Hima-chan, no digas más. -dijo mientras la veía a los ojos.

En ese momento sólo hubo silencio, un amplio y hermoso silencio, en eso, lentamente ambos rostros, llenos de vergüenza y pasión se acercaron poco a poco, hasta que por fin, se estaban besando con mucho cariño, hasta que entraron lentamente a la casa del ojiazúl y toda la casa se llenó de un mar de estremecimientos y de placer.