PRÓLOGO

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Brooklyn - New york 2009

A las afueras de las ruinas del Museo de arte de Brooklyn, se hallaban los alfas de cada manada de licantropos, negociando una tregua con el pequeño grupo de vampiros que residen en la ciudad. Jason Ravenwood siendo el más capacitado es nombrado alfa y líder del consejo, sentado en el extremo de la mesa, junto con su hermano y consejero más confiable Conrad Ravenwood, observan con ojos de suspicacias como se va desarrollando la escena a medida que varios colegas ofrecen sus puntos de vista.

—¿Tregua de paz? La paz no resuelve nada, cuando se trata de esos chupa sangre, Jason —dijo Miles Miller, con la voz llena de rencor—. Uno de ellos le clavó un cuchillo en el corazón a uno de mis hombres, ¿y esperas que continúe con la tregua? Creo que la edad ya te está pasando factura.

—¿Eso piensas, Miles? —dijo Jason con un tono irónico y una sonrisa picara en su rostro—. Aun siendo el más viejo de todos los presentes en esta sala, sigo siendo el que más batalla ha ganado, soy el mejor explorador. He mantenido la paz entre los nuestros y los vampiros. Es difícil saber la razón por la cual me siguen eligiendo como líder, ¿Tal vez sea porque soy un poco mas apuesto que tú?

Toda la sala pasó de estar de un tenso silencio a un gran estallido de carcajadas. Miller tomó asiento con la mandíbula apretada; —Ya veremos quien ríe al último, anciano, pensó este

Miles Miller es un hombre de mediana edad, de 1,77 estatura, ojos color azul oscuro, cabello castaño hasta los hombros, cuerpo esbelto, brazos fornidos. Con una cicatriz en la parte de su ojo derecho, que lo caracteriza por consecuencia de una batalla con su propio padre. Su padre fue el alfa del consejo por 10 años. Hasta que murió a manos del propio Miles para ocupar su puesto en la cabeza de todas las manadas de Brooklyn, poniendo la excusa que a su padre lo atacaron sus propios hombres abandonándolo en una granja cerca del bosque. Miles nunca le dijo la verdad a ningún ser vivo, para él, su filosofía era; «Entre menos personas confíes, más será la gloria que recibirás.»

Su liderazgo fue puesto en duda más de una vez, pero por ser hijo de uno de los más grandes licantropos de toda la ciudad nadie presentó la idea de una reelección en las juntas, nadie, excepto Jason Ravenwood. Un hombre de unos 35 años de edad, de unos 1,80 de estatura, cuerpo definido por el entrenamiento con su hermano, brazos grandes y fuertes, cabello ondulado negro azabache, ojos marrones como la corteza de un árbol 

—Oye, Capitán. Han habido quejas de tu forma de liderar este circo en todo el año, tus hombres han entrado en varios territorio diciendo que ahora les pertenece ¿es que tu padre no te enseñó como liderar, o estabas ocupado jugando con tus bolas de estambre cuando te daba lecciones? —dijo Jason con su usual sentido del humor, arrojó al escritorio una carpeta con muchas hojas llenas de firmas donde se podía leer; Petición para elegir un nuevo alfa —. Ahí podrás ver las siete mil firmas que aceptan la petición, creo que, como ya no estarás liderando, tendrás más tiempo para jugar con tu bola de estambre, mi Lord.

La imagen de Jason sentado en el lugar que se sentó su padre por tantos años, le carcomía por dentro en cada junta en la que se presentaba. «Si fuera yo el que diera las ordenes, haría que los vampiros los colgaran en plena luz del sol». Se repetía eso en cada junta como una plegaria.

—Bien, ya pongamos la cabeza fría —dijo Jason, mirando a todos con el entrecejo fruncido—. Ya habrá mas ocasiones de burlarnos de las desgracias de Miller, ¿Quién es el jefe de la pequeña guardería de vampiros?.

Uno a uno los jóvenes Vampiros se miraron como para reunir el valor para hacerle cara al Gran Lobo, como se le conocía a Jason por su forma de licántropo. Un pequeño vampiro de cara redonda, ojos grandes de un verde olivo, flacucho, con un cabello rizado rubio se levantó vacilantemente.

A Wolf Inside Of MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora